Comenzó el alegato de la fiscalía en el juicio
contra siete imputados por crímenes de lesa humanidad en Bahía Blanca.

Más allá de que estamos
ingresando en la etapa final, si nos guiamos por el juicio anterior, todavía
falta bastante para que el actual proceso que se está desarrollando termine. El
tiempo de los alegatos es extenso y así quedó demostrado con la fiscalía que
ocupó las audiencias del martes 8 y del miércoles 9 de octubre de 2013 y
todavía no pudieron finalizar su presentación. Es que las cuestiones que hay
que nombrar y argumentar no son pocas y es necesario que todo sea puesto en
palabras en este nuevo juicio histórico en la ciudad.
En el juicio que se está llevando a cabo contra siete imputados por delitos de
lesa humanidad cometidos, durante la última dictadura, en el ámbito del V
Cuerpo de Ejército de Bahía Blanca, están acusados en la llamada causa
“Stricker”: Alejandro Marjanov; Carlos Stricker; José Fidalgo; Bernardo
Cabezón; Ricardo Gandolfo (no asiste a las audiencias) Felipe Ayala y Fernando
Videla.
Como decíamos, el martes 8 comenzaron las etapas de los alegatos y el primer
turno fue del Ministerio Público Fiscal que mediante uno de sus representantes,
el doctor Miguel Palazzani, comenzó a detallar caso por caso no sin antes
realizar una breve introducción en la que recordó la sentencia anterior la cual
marca un antes y después. Ello a razón de que los que escribieron la historia
en la ciudad hoy son investigados por delitos de lesa humanidad.
En alusión a los juicios y su importancia manifestó: “Se va a estar escribiendo
la historia grande y no la historia pequeña”.
Palazzani señaló que sin que pierda individualidad esta causa, se trata de una
continuidad de la anterior a través de la cual se logró la primera condena en
Bahía Blanca.
No se olvidó Palazzani de quienes ocuparon su lugar en otras épocas, como el
doctor Hugo Omar Cañón y el doctor Abel Córdoba: “Ambos nos han señalado el
camino”.
Acerca de la causa, destacó que si en la 982 había personajes nefastos “hoy nos
encontramos con otras caras de ese horror”.
Recordó el fiscal a los impunes Barrera, Arroyo y Villegas pero también se
refirió a los que estaban presentes en la sala. En ese sentido nombró a quienes
fueron guardias de La
Escuelita y que tal vez fueron los últimos en ver con vida a
Graciela Izurieta, Graciela Metz y sus hijos aún desaparecidos.
Señaló Palazzani a Fidalgo, vocal en el Consejo de Guerra; a Marjanov que
integró también el Consejo de Guerra que condenó a las víctimas Ana María Germani
y Rodolfo Maisonave; a Stricker quien reemplazó a Marjanov como segundo jefe; a
Gandolfo, el ausente de las audiencias que también ha escondido parte de su
trayectoria en la época del Terrorismo de Estado.
Por allí andaba también Bernardo Cabezón, quien minutos antes, esperando que
arranque la audiencia, se encontraba leyendo un ejemplar de EcoDias,
específicamente la nota que habla sobre el juicio que a él y a sus compañeros
se les sigue.

La usina cómplice
Más adelante el doctor Palazzani brindó un contexto general de cómo se
desarrollaron los hechos en el marco del genocidio. Habló del sistema de
aniquilación y exterminio que necesitó construir un enemigo, una víctima y
demonizarla. Para ello se preciso tanto antes, durante como después de un
discurso legitimante. Y para esa tarea, cuando no, estuvo bien preparada La Nueva Provincia.
Dijo Palazzani que esa legitimación en Bahía y la región se ha visto potenciada
por la existencia de una usina cómplice como el diario de los Massot que desde
muchísimo antes venía demonizando a las clases populares.
Habló el fiscal de una editorialización del Terrorismo de Estado desde 1971
hasta hoy por parte del diario.
Al mismo tiempo, dicha legitimación discursiva admite y conlleva una acción psicológica
que estaba prevista en reglamentos del Ejército y que fue cumplida al pie de la
letra.
Palazzani recordó al general Vilas que hablaba de Bahía como una universidad de
la subversión y un lugar prioritario para la acción psicológica.
Y el concepto de enemigo, explicó, conlleva a otro concepto como el de guerra
que a la vez tiene que ser sucia. La Nueva
Provincia dijo alguna vez en sus sangrientas páginas que para
los terroristas subversivos no cabía ninguna convención de Ginebra.
Así las cosas, los enemigos podían estar en todas partes. Desde empleados
públicos, militantes barriales, sociales, políticos o estudiantiles.
El mismo Vilas sostenía que la guerrilla era parte de un todo que era la
subversión y que actuaba en universidades, televisión, cine o divanes de
psicólogos.
Para más ejemplos, el fiscal apretó play en su computadora y todos pudimos ver
un video en pantalla gigante, que mostraba al genocida Díaz Bessone que al
caracterizar al “enemigo” decía que podía ser cualquiera.
Habló Palazzani de la escuela francesa de enseñar a matar y a desaparecer y que
la política de desaparición en Argentina es claramente la más tenebrosa de
Latinoamérica.

La tortura
Más videos mostraban a Díaz Bessone y a Harguindeguy refiriéndose a la
operatividad por zonas, a un buen aparato de inteligencia y a la tortura.
Sobre la tortura, todos escuchamos a Díaz Bessone decirle a su entrevistadora:”
Cómo usted puede sacar información si no lo aprieta, no tortura”.
Volviendo a Bahía Blanca, el fiscal señaló que existe una cuenta pendiente y es
la pata de la inteligencia civil, empresaria y de los medios de comunicación.
Luego de explicar el método de secuestro y desaparición, describió que la
finalidad era mandar el mensaje a la población de que teníamos que ser occidentales
y cristianos y que no podía haber oposición al sistema económico.
Destacó Palazzani el papel de H.I.J.O.S, organización nacida en el 96 y que
empezó a preguntarse acerca de lo ocurrido y las víctimas.
Trajo a la luz también los decretos de Isabel Perón que sirvieron de soporte
normativo para la dictadura y fue narrando el fiscal, el rol de la prensa, de
la iglesia y de la Universidad Nacional
del Sur.
Uno de los últimos videos mostraba a un sonriente López Aufranc diciendo que
“con la sangre se aprenden muchas cosas”.
Así lo deben haber entendido muchos genocidas que no se imaginaron tal vez que
hoy estarían siendo juzgados.
En la mañana del miércoles 9 prosiguió el alegato de la fiscalía con la
descripción de todos los casos. El martes 22 de octubre tendrá continuidad.

Escondido en su propia sotana
Aldo Vara fue capellán del Ejército durante la dictadura y cómplice de
secuestros, torturas y desapariciones de personas en nuestra ciudad.
Ya en la sentencia del primer juicio, el tribunal había ordenado su
investigación debido a que no fueron pocos los testigos que mencionaron el
nombre de Aldo Vara durante su periodo de secuestro y represión. Finalmente, el
cura Aldo Vara está siendo buscado por Interpol por todo el mundo.
Recordamos que los fiscales José Nebbia y Miguel Palazzani habían pedido la
detención del sacerdote, medida que fue negada por el juez Santiago Martínez
mientras que la de éste fue revocada por la Cámara Federal de Apelaciones y
fue así que se dispuso el arresto del cura Vara. Prófugo de la justicia Vara
tendrá muchas explicaciones que dar si es que se lo encuentra.