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Camino a la sentencia
El miércoles 25 de noviembre se dará lectura al veredicto en la Causa Armada Argentina según dijo al finalizar el debate el juez Mario Triputti en la audiencia del pasado miércoles. Además Repasamos algunas declaraciones de personas que realizaron el servicio militar obligatorio durante la dictadura y que brindaron importantes testimonios a lo largo del juicio.
Categoría: Derechos Humanos

Una vez agotadas las instancias del debate el juez José Mario Triputti dispuso el próximo 25 de noviembre a las 18:30 la cita para escuchar lo resuelto por el Tribunal en la causa número 1103, caratulada “Fracassi, Eduardo René y otros por privación ilegal de la libertad agravada, reiterada, aplicación de tormentos reiterada, homicidio agravado reiterado a Aguilar, Guillermo Aníbal y otros” y conocida como “Causa Armada Argentina”, que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en el ámbito de la Armada, específicamente en la Base Naval Puerto Belgrano y sus dependencias.

Los imputados son 23 ex miembros de la Armada, el Ejército, la Prefectura Naval, la Policía y el Servicio Penitenciario bonaerense.

Un expediente con 66 víctimas, doce personas desaparecidas, cinco asesinadas y las restantes secuestradas y torturadas durante su permanencia en centros clandestinos Puerto Belgrano, como el buque “ARA 9 de Julio” y dependencias de base de Infantería de Marina Baterías, además de las zonas aledañas al V Cuerpo del Ejército de Bahía Blanca.

Este juicio lleva ya un año y cuatro meses de audiencias y hay que mencionar que además de la novedad de la ampliación de imputación por delitos sexuales a 19 de los imputados, se hizo especial hincapié en el rol del diario La Nueva Provincia en el terrorismo de Estado.

La empresa de comunicación del clan Massot que tuvo como “nave insigna” al diario con la radio LU2 y Telenueva Canal 9.

Ya desde los Organismos de DDHH, históricos, de la ciudad (H.I.J.O.S. Reg. Bahía Blanca, Asamblea Permanente x los Derechos Humanos, Red x el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo), en conjunto con la Mesa por el Juicio y Castigo Unidos y Organizados, convocan a participar de la lectura de la sentencia y de las actividades que ese día, 25 de noviembre, realizarán en Av. Colón y Drago.


Los colimbas

Una de las particularidades que tiene el tercer juicio a represores que se realiza en Bahía Blanca, es que entre todos los casos que investiga figura el de la desaparición de cuatro colimbas, es decir cuatro jóvenes que durante la dictadura militar se encontraban realizando el servicio militar obligatorio. Esas desapariciones se encubrían bajo la modalidad que empleaban las fuerzas como “deserción”.

A razón de ello, durante las diferentes audiencias del juicio pasaron a declarar como testigos varios ex conscriptos dando algunos detalles muy interesantes mientras que otros aportaron muy poco al respecto.

Entre los más destacados podemos contar el testimonio de José Antonio Rutti quien lo brindó el 11 de noviembre de 2014 en relación a la desaparición de Guillermo Aníbal Aguilar, desaparecido, quien en 1976 cumplía el servicio militar en el Batallón de Infantería de Marina nº 1. Por ese caso declararon en el mismo juicio, Lucrecia y Hugo Aguilar, hermana y hermano de Guillermo respectivamente.

Otro testimonio importante de un ex conscripto, se escuchó el 3 de febrero de 2015 cuando Aníbal Agotborde fue citado a declarar y contó que cumplió el servicio militar en la Base Naval Puerto Belgrano entre 1975 y 1976. En esa oportunidad Agotborde habló del nacimiento de un bebé que fue separado de su madre quien estaba en cautiverio en el centro clandestino Buque 9 de Julio.


Colimba desaparecido

Lucrecia Aguilar es de Córdoba y declaró por la desaparición de su hermano Guillermo Aguilar quien en época de dictadura hizo el servicio militar en el Batallón de Infantería de Marina nº 1. Durante la conscripción, dijo Lucrecia, la familia recibía cartas de Guillermo en las que decía que estaba bien y contento. La última carta anunciaba la baja establecida lo cual trajo alegría a la familia: “De ahí en más quedamos esperando y nunca, nunca más lo vimos”.

A partir de allí realizaron diferentes gestiones para dar con Guillermo pero ninguna dio un resultado positivo. Incluso desde la Base Naval se informó que Guillermo había sido dado de baja. Fueron unos compañeros del servicio militar los que visitaron la casa de Guillermo en Unquillo, Córdoba y se sorprendieron al enterarse que Guillermo nunca había llegado. Esos mismos compañeros le contaron al padre que al momento de irse, Guillermo fue requerido por Lacoste. Por esa razón éstos amigos andaban con un bolso de Guillermo y a causa de eso fueron a Unquillo a devolverla.

Mientras tanto en la Base la versión era la misma: había sido dado de baja. Incluso la mamá de Guillermo se acercó a nuestra zona y vio la baja firmada.

Justamente la mamá de Guillermo a raíz del hecho cayó en una depresión y falleció en 1981: “Murió consumida en la cama”. Su papá sufrió un ACV y perdió la vida en 1984 mientras que otro hermano se tuvo que exiliar. La familia nunca creyó la versión oficial de lo ocurrido. La desaparición de Guillermo significó “la destrucción de mi familia”.

Lucrecia dijo que Guillermo militó en la Juventud Peronista pero poco sabe de lo que fue su actividad salvo el haber salido alguna vez a pegar carteles.

Antes de la desaparición de su hermano, la casa familiar sufrió un allanamiento militar.

Según Lucrecia mientras Guillermo hacia la colimba, tuvo algunas licencias en las que pudo viajar a ver a su familia y en esas oportunidades siempre se mostró conforme y contento por su estadía en la conscripción: “Lo que pido encarecidamente a quien corresponda allí es que se haga justicia. Yo necesito y tengo sed de justicia por mi hermano” concluyó Lucrecia.

Ese mismo día pero desde Barcelona quien declaró fue Hugo Aguilar, hermano de Lucrecia y de Guillermo quien recordó aquel 1 de octubre de 1976 cuando dos compañeros de conscripción de su hermano visitaron la casa familiar de Unquillo.

Declaró Hugo que en una de las averiguaciones que hicieron los padres sobre el paradero de Guillermo, se les advirtió de no seguir buscando porque iban a sufrir represalias.

Hugo y Guillermo militaron en la Juventud Peronista y fueron detenidos en 1975 mientras trataban de implementar el Partido Peronista Auténtico. Durante su detención Hugo fue interrogado de manera violenta y tiempo después se marchó de Unquillo para esconderse. Fue durante esos momentos que la casa familiar fue allanada

Hugo y Guillermo militaron en la Juventud Peronista y constituyeron una Unidad Básica en la localidad de Unquillo: “Lo buscaban a mi hermano y yo creo que ya estaba desaparecido”.

Tras sufrir otra detención, Hugo logró sacar el pasaporte y salir de Argentina: “La familia quedó dispersa”.

A diferencia de lo dicho por su hermana, Hugo señaló que su Guillermo y otros soldados cordobeses fueron apartados durante la colimba por “sospechosos”. Dijo que eran acosados periódicamente por los superiores y en el último tiempo Guillermo fue incorporado a otra compañía.

Hugo se escribía cartas con su hermano en las que habían establecido un código que hacía relación a la existencia de peligro lo cual dependía del tipo de firma que cerraba cada carta.


La versión del compañero

José Antonio Rutti vive en Córdoba y testimonió en el juicio ya que compartió el servicio militar durante 1976 con Guillermo Aguilar de quien se hizo amigo enseguida al igual que otros cordobeses que formaban parte de los conscriptos del Batallón.

Tres meses antes de la baja, declaró Rutti, Guillermo fue separado de la compañía y destinado a la de Comandos y Servicios.

El día de la baja, Guillermo es llamado por el teniente Lacoste para entregar una documentación. Su bolso con las pertenencias fue entregado a Rutti y a otro conscripto quienes también habían recibido la baja y se volvían a Córdoba. Cuando fueron a dejar el bolso a la casa de la familia de Guillermo se enteraron que éste no había regresado.

Lo último que sus compañeros supieron de Guillermo es que tenía orden de ir a Bahía Blanca a entregar unos pasajes y luego viajaba a Córdoba.

El detalle del bolso referiría a que Aguilar no quería hacer esa diligencia con el bolso a cuestas y fue otra persona la que entregó el mismo a sus amigos.

Unos meses después los compañeros de Guillermo regresaron a Unquillo pero no encontraron a nadie en la casa familiar.

Rutti recordó que cuando ingresaron a la colimba, en una oportunidad los cordobeses comenzaron a cantar cuartetazo en una cantina del Batallón. Los colimbas cambiaron la letra y en vez de cantar “al ritmo del cuartetazo” dijeron “al ritmo del cordobazo” como para festejar su identidad cordobesa.

El problema es que esa modificación de la letra resultó sospechosa para los jefes quienes creyeron que cantaban en favor del movimiento popular de 1969 conocido como Cordobazo. Este incidente dejó marcados a los conscriptos cordobeses.

En cuanto a la desaparición de Guillermo, Rutti comentó: “Después de lo que ha pasado en este país no me cabe ninguna duda de que a Aguilar lo secuestraron ahí”.


Testimonio de un nacimiento

El 3 de febrero de 2015 declaró ante el tribunal Aníbal Agotborde quien realizó el servicio militar en la Base Naval Puerto Belgrano entre octubre de 1975 y diciembre de 1976 y brindó como dato esencial el presunto nacimiento de un bebé que habría sido separado de su mamá quien se encontraba en cautiverio en el Buque 9 de Julio donde Agotborde hacía guardias.

El testigo contó que estuvo destinado a la llamada Compañía Pitón que en palabras de sus superiores, era una compañía antiterrorista de la cual formaban parte también otros conscriptos. Previo al Golpe de Estado a la compañía se le designó un lugar en el que dormían con la ropa de fajina y el casco como almohada sin posibilidad de salidas ni de comunicación con la familia: “Ese día, 24 de marzo, empezamos a salir en distintos vehículos de la Base para hacer allanamientos en sindicatos y en casas que supuestamente eran de dirigentes gremiales”.

La actividad, dijo, se volvió frecuente tanto en Bahía como en Punta Alta “Hasta 60, 70 días del golpe de Estado, se hacían periódicamente…”.

La función de los conscriptos era la de apoyo a los oficiales. Los operativos, señaló se desarrollaban de manera violenta: “Se sacaba a la gente de las viviendas o que había en los sindicatos”. Las víctimas luego eran trasladadas a la Base Naval y justamente allí estaba el Buque 9 de Julio que se encontraba fuera de servicio y era utilizado como centro clandestino de detención: “Yo hice guardia en ese buque”. Si bien al inicio hizo guardias en el interior del buque, al sentirse descompuesto fue derivado a realizar la guardia en cubierta. Esas descomposturas, declaró, se debían a no soportar el maltrato sufrido por las víctimas.

Los maltratos muchas veces eran porque los prisioneros “provocaban disturbios”: “Para ellos (los represores) provocar disturbios era que pedían higienizarse, pedían atención médica. La atención médica era muy precaria…”. Por esos pedidos surgían los castigos: “De manera brutal eran castigados…”.

Y de esas guardias en el Buque surgió algo macabro como es el presunto robo de un bebé: “Yo estaba una noche de guardia y hubo un nacimiento, atendieron a la mujer que tuvo familia, los médicos se llevaron al bebé y la mujer quedó ahí”. Los compañeros de Agotborde le contaron que los abusos hacia las mujeres eran constantes.

Acerca del papel de él y el resto de los guardias conscriptos, manifestó: “Nosotros no podíamos hablar ni opinar de nada” dijo y agregó: “Ellos (los represores) solo decían que no podíamos hablar de lo que habíamos vivido dentro de la Base”.


Recuerdos I

Entre lo vivido a lo largo de este proceso está la aceptación del tribunal para que se juzguen los delitos sexuales cometidos en los centros clandestinos de detención, que sean considerados delitos de lesa humanidad y que por ellos sean juzgados sus responsables.

En el mes de mayo, a razón de esta decisión de los jueces, EcoDias dialogó con Mónica Fernández Avello, representante de la querella por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación quien en pocas palabras sintetizó lo que aquí se está diciendo del tribunal: “Son las sorpresas que tiene este tribunal, para algunas cosas nos hace rezongar y en otras cosas nos pone muy felices”. Sobre el mismo tema, Fernández Avello agregó: “Es una lucha desde que empezaron los juicios o desde que yo empecé en estos juicios de la inclusión de los delitos sexuales. Me encantó la resolución que sacó realmente el tribunal con una perspectiva de género muy interesante”.


Recuerdos II

Respecto a los organismos de derechos humanos y sus distintas preocupaciones, hubo algo que pasó y que fue nota en estas mismas páginas en el mes de marzo de 2015.

En ese momento, los integrantes de los organismos manifestaron su preocupación ya que algunos testigos que también fueron víctimas, a la hora de declarar frente al tribunal, solo se les permitió referirse al caso para el cual fueron citados. O sea, al querer relatar lo sufrido por ellos mismos, no pudieron hacerlo.

Fue Alejandra Santucho en representación de H.I.J.O.S. Bahía Blanca, la primera en hablar sobre este tema con EcoDias: “La verdad que es una modalidad un poco que está llevando últimamente el tribunal que se remite solamente a lo que tiene que ver con esta causa. Lo que todos sabemos es que la gente viene acá y se sienta a contar todo lo que le sucedió. El testigo, la víctima no sabe si tiene que contar una parte, si tiene que contar todo entonces esto crea determinadas confusiones, permanentes interrupciones donde la víctima se ve interrumpida, largos debates entre las partes, uno que quiere, la defensa que pide, el tribunal que otorga y la verdad que es un tema que nos preocupa bastante porque no es una práctica que este tribunal haya llevado antes. En los dos juicios anteriores e incluso en este mismo juicio en otros testimonios se los ha dejado hablar abiertamente y espontáneamente como creemos que tiene que ser. Después el tribunal tomará de ese testimonio lo que le interese y descartará lo que no le interese pero así está sucediendo en estos momentos y es algo que nos preocupa bastante”.

Santucho señaló entre los argumentos del tribunal, uno al que ya hicimos destacada referencia: el tiempo: “Por un lado se dice que es para agilizar, para que la persona no pierda tiempo explicando otras cuestiones que no vienen a la causa pero a la vez se generan debates interminables donde se pierde también tiempo así que es medio contraproducente. Aparte de eso, una de las cuestiones también más importantes es que esta gente va a tener que volver a declarar, que eso va en contra por ahí de determinadas cuestiones que la Corte viene marcando de las famosas reglas prácticas donde se trata de no revictimizar a la víctima haciéndola declarar una sola vez y no infinidades de veces. La mayoría de esta gente que fue interrumpida va a tener que volver porque su causa o su caso está en otro de los juicios que vendrán más adelante y eso se podría haber evitado”.

Autor: Redacción Ecodías

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2015-11-17 00:00:00
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