Bajo el título “Un pueblo desaparecido: el pueblo trentino y la Primera Guerra
Mundial”, se realizó una charla a cargo de dr. Giuseppe Ferrandi, director de
la Fundación Museo Histórico del Trentino.
El Círculo Trentino Bahía Blanca organizó una conferencia para difundir las
investigaciones históricas logradas en relación a la vida del pueblo trentino
durante la Primera Guerra Mundial. “¿Qué sucedió con los miles de soldados
trentinos que partieron con uniforme austríaco a pelear en Polonia?”, interrogan
para visualizar una problemática de la región, hoy italiana, que sin embargo al
declararse el conflicto formaba parte del Imperio Austríaco.
“Tenemos dos motivos muy importantes para estar agradecidos con el Museo
Histórico del Trentino, en primer lugar porque en el año 2000 junto a la
provincia autónoma de Trento recibimos como Círculo Trentino una financiación y
llevamos a cabo con la profesora Sandra Rossetti un primer trabajo de
investigación sobre la historia de algunas de las familias de origen trentino
residentes en nuestra ciudad”, introdujo la profesora Ana Miravalles, quien
ofició de traductora del disertante. Esta tarea realizada se concretó en una
publicación impresa, “algunos años más tarde el Museo promocionó un proyecto muy
interesante que fue la constitución de los archivos en cada Círculo, eso fue un
estímulo fantástico para que podamos ir dando a cada familia, hemos recopilado
centenares de fotografías, cartas, hemos grabado videos. Esto nos permitió ir
encontrando vínculos entre muchas familias que los descendientes no tenían
noticias, tal vez de sus padres o de sus abuelos”.
La sede de la Asociación Dante Alighieri albergó a bahienses descendientes de
trentinos que fueron a encontrar algunas respuestas sobre el destino de sus
parientes durante este conflicto internacional. Las fotografías que ilustraron
la charla dieron cuenta de situaciones de pobreza, persecución, padecimientos
como el frío, el hambre, el encierro y la convivencia en los territorios más
adversos en busca de la supervivencia. “Esta historia tiene que ver con
aquellos familiares que han estado refugiados, la población civil que tuvo que
ser desplazada al interior del Imperio, muchos de estos soldados fueron
llevados a luchar contra los rusos en tierras lejanas, algunos volvieron por
Puerto Arcángel, otros dieron la vuelta al mundo”. La experiencia de la guerra
implicó una transformación de la identidad nacional, “porque partieron como
soldados austríacos y a la vuelta, en 1919, se encontraron con que tenían que
ser italianos, tiene que ver con la historia que trajeron nuestros abuelos a
Bahía Blanca, con esa carga de quiénes somos, contra quiénes peleamos, con
quién nos enfrentamos, qué pasaporte traigo, qué italianos encuentro acá, cómo
los vamos a ubicar”. Según la historiadora local, estos cuestionamientos
condicionaron nuestra historia, nuestra identidad, que merecen ser
reflexionadas.
“La experiencia de los trentinos sería una pequeña parte del conjunto de la
historia de la Primera Guerra Mundial”, afirmó Ferrandi, que demostró que la
temática es del interés tanto de los trentinos que viven en la ciudad como de
las personas interesadas en comprender las consecuencias terribles y
devastadoras que ha tenido la guerra. Las investigaciones realizadas sobre este
momento histórico a través de relatos, cartas, fotografías, publicaciones de
diarios es una manera de “plantear de una forma distinta, superar de alguna
manera el modo en que tradicionalmente se estudia la Primera Guerra Mundial”.
La participación de la población civil hace pensar al conflicto más allá de la
trinchera, “han pasado 100 años y hay algunos números que es necesario
recordar: más de 10 millones de muertos, 6 millones pertenecían al campo de los
aliados y 4 millones a los imperios de Austria- Hungría, Alemania y Otomano”.
En Alemania y en Rusia se contabilizaron 2 millones de muertos, Italia tuvo 651
mil muertos, el Imperio Austríaco más de 1 millón de muertos. “Es difícil
contabilizar la cantidad de muertos en los soldados, mucho más difícil aún la
contabilidad de los civiles muertos, en realidad los Estados son reacios a
hacerlo porque llevar esa cuenta y confesarla es demostrar el fracaso que
tuvieron en proteger a su propia población”. En algunos cálculos realizados la
cuenta de fallecidos asciende a 17 millones de personas civiles, “por un lado
la epidemia de gripe en las filas españolas, y los efectos de la Revolución
Rusa, que estuvo dentro de la guerra, después de 1918, por cualquier método que
se cuente, 27 millones de europeos habían muerto”. Estos números tan
contundentes le han dado el nombre de “La Gran Guerra”, incluso después de la
Segunda Guerra Mundial, “ha representado una experiencia que está más allá de
la comprensión humana”.
Quienes dirigieron la guerra concebían la misma como en el siglo XIX, “con esa
imagen del general que andaba con la espada conduciendo a sus soldados, y se
encontraron frente a metralladoras, gases, estaban completamente fuera de la
medida, de lo que hasta ese momento se conocía, por eso fue una experiencia
traumatizante, y además, encontramos en esta guerra muchos elementos que
anticipan todo lo que vino después”.
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