El 1 de marzo se celebra el Día del
Trabajor Ferroviario. Ferrowhite Museo Taller y la Agrupación Boletos Tipo
Edmonson organizaron tres jornadas de restauración de carteles nomencladores en
estaciones ferroviarias de la ciudad.

La fecha conmemora la nacionalización de los ferrocarriles a comienzos de marzo
de 1948, logro del Presidente Juan Domingo Perón. «¡Ya son nuestros!»
repetían los trabajadores, en ese momento, reunidos en la Plaza Retiro. Después
de 67 años, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner enviará un proyecto de
ley para recuperar la administración de los Ferrocarriles Argentinos por parte
del Estado.
Las estaciones Grünbein, Spurr y Sud fueron los centros de trabajo local.
«Ferrowhite lo celebra a través de una acción, que más allá de recordar
intenta proponer a futuro la recuperación y puesta en valor de los
ferrocarriles en función de las personas de a pie, así que lo que estamos
llevando a cabo son unas jornadas de restauración de carteles nomencladores en
estaciones ferroviarias, que son una excusa para tratar de pensar en la función
social del ferrocarril. Estamos trabajando en conjunto con una agrupación de
Buenos Aires que se llaman Agrupación Boleto Tipo Edmonson, que viene
realizando este tipo de tarea desde ya hace un tiempo» relató Nicolás
Testoni, director del Museo Taller.

Patrimonios nuevos
Ambas organizaciones buscaron promover la reflexión sobre la necesidad de
recuperar los trenes en nuestra zona para beneficio de las personas de a pie,
pero también la idea de que ese proceso de rehabilitación no supone sólo la
mejora de los deteriorados servicios de pasajeros, y de la industria
ferroviaria aún existente, sino también la puesta en valor tanto de los
edificios históricos del ferrocarril como de los saberes y experiencias de sus
trabajadores.
En el año 1998, Patricio Larrambebere y Javier Martínez Jacques formaron en la
ciudad de Buenos Aires la Agrupación Boletos Tipo Edmondson. Abocada en un
principio a rescatar la cultura gráfica del ferrocarril a través de la
preservación de una de sus más diminutas joyas : los boletos de cartón. La
actividad del grupo fue ampliándose a lo largo de los años a tareas de
intervención sobre el patrimonio edilicio ferroviario. En 2013, ABTE realizó la
muestra “57 x 30.5 mm. Quince años de Cultura Ferroviaria”, en el Museo de Arte
Moderno de Buenos Aires.
«Los Edmonson empezaron recuperando parte de la cultura gráfica del
ferrocarril, empezaron a coleccionar boletos de cartón, después recuperaron la
máquina que reproducía esos boletos y luego, intervinieron sobre la
arquitectura ferroviaria, que muchas veces se encuentra en estado de abandono o
por ejemplo, en la zona del conurbano bonaerense, sufre reformas que no están
del todo atentas a la historia que portan esas arquitecturas», agregó
Testoni respecto a la actividad de este colectivo. En estos meses, la
Agrupación forma parte de la muestra «Horizontes de Deseo»,
exhibición que se lleva a cabo en el Museo de Arte Contemporáneo de Mar del
Plata. En la actualidad está integrada por Javier Barrio, Martín Guerrero,
Patricio Larrambebere, Gachi Rosati y Ezequiel Semo. La Agrupación Edmonson
evaluó el estado de las estaciones visitadas, «un poco se amargan de ver
como están la mayor parte de esos espacios, pero a la vez es una forma de
encontrarse con la gente que tiene mucho afecto por el ferrocarril y mucha otra
gente que tiene necesidad de los ferrocarriles».

Un gesto
La acción comenzó en la Estación Grünbein, «que está en manos de Ferrosur,
una empresa de cargas, en la Estación Spurr que está en las inmediaciones del
taller que hoy tiene en su poder Ferroexpreso Pampeano y en la Estación Sud,
que es propiedad de Ferrobaires, de manera que abarcamos las tres empresas
concesionarias de los trenes, dos privadas y una provincial estatal. Lo que se
hizo fue restaurar un pedacito de esas estaciones para llamar la atención sobre
la necesidad de recuperarlas en su conjunto».
Recordamos que el Museo Taller nace a partir del interés de un grupo de
ferroviarios, «nucleados en particular a uno, Adolfo Repetti, que fueron
salvando objetos durante el proceso de privatizaciones, cosas que ellos veían
se cargaban en vagones con destino incierto. Y que ellos, para decirlo de una
manera elegante expropiaron, se llevaron a su casa y tuvieron la lucidez de
poner esas cosas a resguardo de la Municipalidad de Bahía Blanca, con el tiempo
les dió un lugar».
El primer día de marzo sorprendió a los pasajeros con fotografías, un aperitivo
en la Confitería y la restauración de una cenefa, columna y cartel de la galería
que conduce a los andenes 1,4 y 5 de la Estación Sud. Idénticos trabajos se
realizaron en Grünbein y en la Estación Spurr, en esta última estuvieron
acompañados por los chicos del proyecto Envión, tambores y pinceladas para un
día completo de recuperación del espacio público.
«No se logra que los carteles vuelvan a un supuesto estado original, afán
por cierto ilusorio. Ni siquiera se trata de que las cosas luzcan mejor. En
realidad, cada pieza que se repara, pule y pinta termina por delatar con más
fuerza el estado general de abandono en el que se encuentran la mayoría de las
instalaciones ferroviarias o las «mejoras» que padecen, poco y nada
atentas a la historia que esos edificios representan. A una y otra cosa no
convendría acostumbrarnos-parece sugerir -de nuevo impecable- la cenefa
centenaria», reflexionan desde el Museo después de terminada la tarea.
Viajar en tren es muy distinto a viajar en colectivo, supone poder viajar con
un montón de bultos que en el colectivo no podés llevar o viajar en grupo por
la disposición de los asientos, «es toda otra cultura del viaje que hemos
perdido y que es interesante recuperar, no por una cuestión nostálgica, es
poder pensar integralmente un sistema de transporte en Argentina que por las
características del país no puede no pensar en los trenes. La relación de los
bahienses con el tren es muchas veces muy íntima. Es notable que casi todas las
personas que se acercan al Museo tienen un pariente ferroviario. Pareciera que
en el ADN familiar de la mayoría de los bahienses está presente el ferrocarril,
porque alguien trabajó o una empresa subsidiaria del ferrocarril. Es un vínculo
afectivo. Nosotros, también, pretendemos que sea un vínculo intelectual, de
valor de ciertas cosas y de volver eso una propuesta a futuro. Es lo que nos
nutre, lo que esas personas aportaron y los que nos cuentan, los papeles que
nos ayudan a recuperar parte de esa historia».