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Las voces de la poesía bahiense
Categoría: Cultura

Lucía Bianco, Diario de exploración afuera del cantero, Bahía Blanca, Vox, 2006
La poesía ha encontrado en Bahía Blanca un espacio de posibilidades tal vez llamativo dada la opinión generalizada de que esta ciudad ostenta cierta “chatura” cultural. Sin embargo, puede ser precisamente esa escasez lo que permita que se produzcan novedades muy visibles.
En mayo de este año la editorial bahiense Vox, de textos principalmente poéticos, publicó el último libro de Lucía Bianco (Punta Alta, 1979), Diario de exploración afuera del cantero, mencionado elogiosamente por el profesor y poeta bahiense Sergio Raimondi en el último número del “Diario de Poesía”. Bianco ya había lanzado Preinsectario (Editorial Gog y Magog) y Etiquetas de dulces (con la editorial bahiense El Calamar). Además, participa activamente en la “movida cultural” de la ciudad, como recientemente con la organización, junto con la bahiense Marina Yuszczuk, de una lectura de poetas en la Cantina del Club Universitario, actividad que pretende tener continuidad.

Ejercicios de escritura
El texto presenta tres “tomos”: Trabajos prácticos, Lo que se encontró tirado y Archivos naturales. Dicha presentación en tomos correspondería más a textos en general extensos, tal vez, pero el libro es una exhaustiva “exploración” fuera de un lugar tan pequeño como un cantero (donde una planta crece protegida por ciertos límites en una casa o patio).
Como diario, hay también un registro de cosas que “nos pasan”. Los poemas serían esa recuperación de experiencias, trabajos de dibujo, tareas que necesitan materiales concretos y una creencia. Nuestro pasado escolar conoce el trabajo práctico como un “ejercicio”, la puesta en escena mecánica de algo que aprendimos en “teoría”. Pero el primer tomo nos habla más bien de intentos fallidos, del fracaso al tratar de juntar muchos ejemplares de una misma cosa, de diarios incompletos, de que la respuesta correcta a un “multiple choice” es “estoy cantando”, de que para hacer unas rayas en una hoja (como una red de pescar) “no vale usar regla”, de que la poeta no ve nada (la ceguera de “Santa Lucía Bianco”…).
El aprendizaje que arrojan los trabajos prácticos parece ser la imposibilidad de cuantificar todo. El práctico que sí arroja resultados posibles es el trabajo de escribir: “Hay idiomas enteros como cuerpos/ hay miradas distintas/ para cada dialecto”. Como dice un poema, leer permite percatarse de que uno tiene un cuerpo que puede sentir el frío de la piel contra unos muebles de caño.

Juntando retazos
El segundo tomo, Lo que se encontró tirado, está dividido en “Lo que se encontró tirado” y “Temporada puntalta”. ¿Y qué se encontró? Generalmente, lo que se encuentra es algo inesperado, de lo que uno se apropia si le interesa, aunque quizás no se sepa qué es.
El primer poema encuentra “tirados” elementos hechos por otros, pero que se juntan en galpones (o en un texto) luego de un determinado trabajo. No hay ningún manual impreso. El único manual “expreso” son las manos del ser amado, o el totópolos, ese libro que recrea la imagen del izado de la bandera que podíamos calcar.
Esta escena de disciplina patriótica restringida a un libro del primario se retoma rápidamente. Una vez en el radio de influencia de la Base Naval, algunos poemas adoptan términos policiales o militaristas (cercaron una pirámide en Plaza Belgrano “para que los menores no trepen”). Aparece una imagen genial del destino de C.A.I.P.A.L., cuyos sachets recicla una abuela para hacer bolsos, o aparecen destrozados “en la ruta de ingreso” (como otros “ingresos” de C.A.I.P.A.L.).
Casi todos los objetos tienen un origen militar, aunque transformado. La playa de Baterías sólo se recorre con el dedo sobre el mapa, ya que el cuerpo no puede pasar. Pero pasan las palabras, como si fueran ese mapa. Se pesca sólo por acá cerquita, con una sonda eléctrica que registra rayas para indicar dónde están los peces, como aquellas rayitas del trabajo práctico.

Archivos desclasificados
Archivos naturales
tiene dos partes: “Ornitosis” y “Acuarista”. Unos pollos criados artificialmente carecen de toda motivación… Y el libro se cierra con peces atrapados despidiendo huevas que puedan escapar a las redes. También hay límites aquí: el cuerpo de quien se sumerge en el agua sufre la presión tanto como quien hace travesías de alta montaña. Pero aun si caemos en estas redes de la trama del texto, algo permite escapar de los límites impuestos, pues los poemas pueden generar diálogos:

Es una picardía
Ignorarlas

no despuntar
la chimenea de barro
que cavan las almejas
para abrir
en su boca
algún tipo
de conversación.
 
El Diario… invita a eso, a conversar con el libro, a sentir un frío en la espalda al leerlo, a dibujar tramas sin regla, a emprender la pesca y recolección de palabras. Los poemas son realmente hermosos y alientan a seguir haciendo “práctica” de lectura.

Doblé la bocamanga del jean

para caminar sin mojarme con los charcos.
No sabía que al desdoblarlos
quedaría de marca esta tobillera gastada
que me obliga a seguir
usándolos así, a la moda.

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2006-08-05 00:00:00
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