La visita fue sorpresiva y tuvo el propósito de presentar el nuevo poemario de Viggo Mortensen, el primero editado en Argentina.

Una cita que se concretó el jueves 6 de julio a las 18.30 hs., en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera -en Zelarrayán 560-, que completó su capacidad y dejó afuera a muchos admiradores que esperaron varias horas para acercarse a esta figura internacional, aunque los organizadores habían tenido la prevención de poner con tiempo las entradas -gratuitas- a disposición de los interesados y aclarar que la cantidad está limitada por el espacio disponible.

Lo cierto es que el polifacético Mortensen llegó con el escritor argentino Fabián Casas -amigo con quien comparte la pasión por el club San Lorenzo de Almagro- y ambos compartieron el escenario y la responsabilidad de presentar Ramas para un nido, lanzado por Ediciones Lux. Un proyecto impulsado por los bahienses Gustavo López y Carlos Mux, a quienes el protagonista de la noche agradeció por su apoyo a un arte “tan frágil” como la poesía.

El volumen tiene poco más de cien páginas con poemas y prosas poéticas sobre impresiones personales, divididas en dos partes. La primera titulada “Lo que no se puede escribir” corresponde a un libro previo y la segunda es una recopilación de material de diferentes épocas -especialmente aquellos escritos durante la pandemia-, con una fotografía tomada por el autor en la tapa.

Tarde que se volvió noche a sala llena y con la presencia de representantes de la actividad literaria bahiense, cuando se pudieron escuchar varios de los textos breves del nuevo opus -El pelo de María, La cuesta, Luego, Descanso, La lapicera de Pavese, Las alas del lobo, Te doy, y Respuesta. También, intercambios llenos de humor con Casas, que incluyeron la lectura de una especie de diálogo escrito a cuatro manos durante el vuelo que los trajo desde Buenos Aires y habrían usado como modo de exorcizar su miedo a los “vientos huracanados” -sic-, que suelen azotar la pista del aeropuerto local.

Tras poco más de media hora en el salón, los organizadores del evento pidieron que fuera a saludar al numeroso público que estaba afuera con la esperanza de compartir el mismo aire que el protagonista de largometrajes internacionales como El Señor de los Anillos y Promesas del este, o argentinos como Jauja y así lo hizo con muy buena disposición.

Para finalmente pasar a la firma de centenares de textos, acompañadas de algún comentario amable para él comprador o la compradora de su obra.

Una velada que concluyó bien pasadas las 22 horas, cuyos momentos salientes fueron recogidos por la mayor parte de los medios de comunicación locales y nacionales y como eco dejó la definición: “Un poema es una bomba casera más o menos bien construida, si logra estallar, los fragmentos pueden alcanzar a alguien, armar una nueva idea, una frase, una bomba más potente…”.

Autor: Redacción Ecodías