De vuelta
en la Comarca
y al mismo día del cumpleaños de Bilbo Bolsón en que comenzaba la ya clásica trilogía
de El señor de los anillos –La comunidad del anillo (2001); Las dos torres (2002); El retorno del Rey (2003). Pero en vez
de ir hacia el tenebroso futuro y la lucha a muerte con el poderoso Lord
Sauron, el relato se sumerge en el pasado. Unos sesenta atrás, cuando inesperadamente
Gandalf le propone salir de viaje a un joven Bilbo.
Como todo hobbit que se precia, prefiere la vida doméstica y se niega, hasta
que el mago le asegura que Thorin -rey de los enanos- y su modesta docena de compañeros
no conseguirán recuperar su hogar de las garras del dragón Smaug sin su ayuda.
Entonces, el pequeño grupo parte en una larga jornada por tierras salvajes, enfrentando
trolls, trasgos, orcos, huargos y otras criaturas extrañas rumbo a Erebor,
donde espera el mortal enemigo.
Después de casi diez años de marchas y contramarchas Peter Jackson estrena su
versión de la primera novela de J. R.R. Tolkien, ambientada en la legendaria Tierra
Media.
El catedrático y lingüista británico creó El
Hobbit entre los años 20 y 30 -se publicó casi por casualidad en 1937- sin
otro propósito que entretener a sus hijos y es notoria la diferencia de tono
entre esta aventura fantástica y los tres volúmenes de El Señor de los Anillos, epopeya editada en 1954 con evidente ambición
de captar a un público más adulto.
Diferencia de registro que ha complicado la escritura del guión a Jackson y sus
colaboradores, que debieron disminuir la cantidad de situaciones hilarantes y
aumentar las dramáticas. Además de incluir una introducción inexistente en el original
literario, con el propósito de situar a los espectadores de la trilogía, instar
a los recién llegados a verla y lograr una ilusoria continuidad.
Se volvió a los bellos paisajes y locaciones de Nueva Zelanda, donde se tomó a esta
nueva producción como un evento cultural saliente y se lo celebró con la emisión
de estampillas conmemorativas.
El rodaje llevó más de ocho meses, porque Jackson decidió completar otra trilogía.
Algo que pone a la historia al servicio de la técnica, los efectos y CGI -aunque
sean de excelentisima calidad- y derivó en la necesidad de rellenar -el
segmento del mago Radagast no es otra cosa que relleno- y estirar -con los
flashbacks dedicados al pálido Azog, por ejemplo- la trama al máximo.
Nada menos que 169 minutos de duración, que comienzan arriba y caen en un cierto
sopor a mitad de camino. Allí donde Gandalf -el personaje más atractivo- está menos
presente y menudean las discusiones entre enanos malhumorados y las dudas de un
protagonista al que, paradójicamente, le falta incidencia.
Lo mejor se encuentra en el buen nivel interpretativo de un elenco -casi
totalmente britanico-, que permite reencontrar con placer a personajes como el
Saruman del imponente y nonagenario Christopher Lee, el esquizoide Gollum de
Andy Serkis o el majestuoso Elrond de Hugo Weaving e incorporar un muy bien
elegido Martin Freeman- sensible Watson de la serie británica Sherlock (2010).- como Bilbo.
Y hay que reconocer la capacidad del
director para instalar cerca del final un gancho para el espectador remiso a
volver. Una escena breve, que recuerda mucho a uno de los trailers de Jurasick Park (Steven Spielberg; 1993),
donde se atisba al portentoso villano. Una bestia capaz de dar una gran pelea,
antes de devolver la tierra, la fortaleza y el tesoro que ha arrebatado a los
enanos.
Así que esta primera parte no pasa de ser un largo prólogo, una invitación de
lujo -literalmente, si tenemos en cuenta los 180 millones de dólares de
presupuesto, sobradamente recuperados en la primera semana de exhibición y la
previsible larga permanencia en cartel- o una promesa a cumplir en las entregas
faltantes: El Hobbit: La desolación de
Smaug y El Hobbit: Ida y Vuelta,
que se estrenarán en 2013 y 2014 respectivamente.
Acotaciones finales: A Bahía Blanca llegaron copias 2D y 3D, en fílmico y
digital, pero el meneado formato HFR -alta tasa de fotogramas- quedó para mejor
ocasión.
Y de ser posible, evitar el horrible doblaje -¡impide disfrutar una voz como la
de Christopher Lee!-, porque aún esas copias tienen diálogos en élfico -y otros
idiomas creados ad hoc por Tolkien- con una buena cantidad de subtítulos.
Dirección: Peter Jackson
Guión: Fran Walsh, Philippa Boyens,
Peter Jackson, Benicio del Toro
Fotografía: Andrew Lesnie
Música: Howard Shore
Origen: USA, Nueva Zelanda – 2012
Calificación: Sólo apta para mayores
de 13 años
Intérpretes: Ian McKellen, Martin
Freeman, Richard Armitage, Hugo Weaving
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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