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Abuelas Honoris Causa
La casa de estudios bahiense distinguió con un doctorado honoris causa a Estela Barnes de Carlotto, en su carácter de presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo. Se convirtió, así, en la primera mujer en recibir tal distinción. El acto contó con la presencia del rector Guillermo Crapiste y el secretario de Cultura y Extensión de la UNS Claudio Carucci, quien ofició como “padrino”. También asistieron funcionarios y una apreciable cantidad de público, que colmó el recinto de Av. Colón 80.
Categoría: Derechos Humanos

La casa de estudios bahiense
distinguió con un doctorado honoris causa a Estela Barnes de Carlotto, en su
carácter de presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo. Se
convirtió, así, en la primera mujer en recibir tal distinción. El acto contó
con la presencia del rector Guillermo Crapiste y el secretario de Cultura y
Extensión de la UNS Claudio Carucci, quien ofició como “padrino”. También
asistieron funcionarios y una apreciable cantidad de público, que colmó el
recinto de Av. Colón 80.

El
mismo Aula Magna que sirve como escenario para el desarrollo de los juicios por
crímenes de lesa humanidad que se siguen contra represores del V Cuerpo de
Ejército albergó el viernes pasado el acto protocolar por el que se distinguió
a Estela Barnes de Carlotto con el doctorado honoris causa de la Universidad
Nacional del Sur (UNS), en su carácter de presidenta de la Asociación de
Abuelas de Plaza de Mayo.
Ante un salón desbordado de público, Barnes de Carlotto recibió la distinción
de manos de los directivos de la UNS y se convirtió así en la primera mujer a
la que se realiza tal homenaje en el más de medio siglo de historia de la casa
de altos estudios bahiense.
Agrupaciones juveniles kirchneristas y de promoción y defensa de los Derechos
Humanos se hicieron presentes en el lugar. El titular de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos (APDH) de Bahía Blanca Eduardo Hidalgo y el fiscal
Abel Córdoba fueron parte de la destacada concurrencia, a la que se sumaron funcionarios
con reciente militancia en materia de derechos humanos como la vicerrectora
María del Carmen Vaquero, y los concejales Alejandro Curino, Ana Civitella y
Marta Castaño. A través de una misiva, también dio el presente el ex fiscal Hugo
Cañón. Lo propio hicieron los jueces que actualmente integran el Tribunal a
cargo de enjuiciar a los diecisiete represores imputados de graves crímenes
contra la humanidad ocurridos durante la dictadura bajo jurisdicción del V
Cuerpo. También participó el presidente de la Asamblea Universitaria (AU),
Alejandro Cantaro
En el escenario, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo se ubicó junto al
rector Guillermo Crapiste y el secretario de Cultura y Extensión Universitaria
Claudio Carucci. Siguiendo la usanza de las universidades medievales, Carucci
ofició como “padrino” de la nueva doctora honoris causa.

Reconocimiento
Encargado de presentar a la homenajeada, Carucci confesó que hablaría “con
un nudo en la garganta”. Efectivamente, su tono de voz lo dejó traslucir. “La
entrega de un doctorado honoris causa constituye el más alto galardón que puede
otorgar una universidad. Es un título honorífico destinado a distinguir a
personas de testimonio social reconocido e intachable. Pero hoy, el honor es de
esta casa de altos estudios por distinguir y tener la posibilidad de conocer a
una verdadera referente de nuestra vida democrática”, abrió Carucci.
“La figura de Estela Barnes de Carlotto resulta, por su lucha y su coherencia
en la defensa de la democracia y los derechos humanos y la recuperación de la
identidad de más de cien nietos, un verdadero paradigma y un ejemplo de vida
que es necesario reconocer en una universidad pública. Circunstancia que
adquiere aún mayor relevancia en la UNS, en el marco del actual proceso de
justicia que se lleva adelante en su seno, como un mensaje de profundo
contenido ético y político hacia la sociedad toda”, refirió.
“Ya en octubre de 1977, doce mujeres a quienes la feroz dictadura les arrebató
a sus hijos y los hijos de sus hijos, se encontraban para afrontar esa historia
que les tocaba vivir. Para desafiar los miedos, las incomprensiones y la
marginación de gran parte de la sociedad, que no quería ver qué sucedía más
allá de sus narices”, historió a continuación.
“Estas mujeres, a quienes el mundo bautizó ‘Abuelas de Plaza de Mayo’ nos
enseñaron que la dictadura militar nos tocó a todos. Ellas hicieron docencia
para que las generaciones que las sucedimos conozcamos nuestro pasado y
proyectemos un futuro donde nunca más se repita tan terrible violación a los
derechos humanos”, agregó. Luego, enumeró los reconocimientos nacionales e
internacionales recibidos por las Abuelas, entre las que se incluye la reciente
nominación al Premio Nobel de la Paz.
La lucha de las Abuelas, a lo largo más de tres décadas, se dio “sin rencores
ni revanchas, con una única arma: el amor. Ese amor que trascendió su dolorosa
historia personal para transformarse en una lucha solidaria, colectiva, que
generó además la defensa de todos los derechos de los niños del planeta”.

La palabra de Crapiste
Luego de la presentación de Carucci, fue el turno del rector de la UNS
Guillermo Crapiste para hacer uso de la palabra. “En mi carácter de rector
tengo el orgullo de hablar no sólo en nombre de nuestra comunidad sino de toda
la sociedad al tratarse de la señora Estela Barnes de Carlotto”, comenzó
Crapiste.
“Revisando la lista de los doctores honoris causa de la UNS, se destaca de los
veintiséis diplomas de este tipo que hemos entregado en casi cincuenta y seis
años de historia la gran mayoría corresponde a destacadas figuras de la
academia, la ciencia o la cultura. Solamente unos pocos han correspondido a
personalidades relacionadas con la defensa de la democracia y de los derechos
humanos: el juez Baltasar Garzón, el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, el
escritor Osvaldo Bayer, el juez Eugenio Zaffaroni y el ex presidente Raúl
Alfonsín”, enumeró.
“Pero este acto es muy especial porque por primera vez en la figura de una
persona pretendemos distinguir toda una institución como son las Abuelas de
Plaza de Mayo. Y además en una actitud que quizá deberemos revisar, ésta es la
primera vez que se confiere un doctorado honoris causa de la UNS a una mujer,
circunstancia que debemos celebrar y alentar a que se repita”.
Acto seguido, enumeró algunos de los puntos de acción de la casa de estudios en
torno a la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de justicia, como la
presentación de la institución como querellante en la causa por el asesinato
del estudiante de ingeniería David “Watu” Cilleruelo o la disposición del
edificio universitario de Avenida Colón 80 para la realización de los juicios
contra represores de la última dictadura cívico militar.
“Como parte de este proceso surge este reconocimiento que hoy entregamos por la
lucha de décadas por el derecho a la identidad de cientos de niños ilegalmente
apropiados durante la última dictadura y a la lucha por la Memoria, la Verdad y
la Justicia como reivindicaciones inclaudicables. La magnitud de los actos que
combaten, sin perder nunca la dulzura que caracteriza a todas las abuelas, es
directamente proporcional a la grandeza de su tarea, sostenida a lo largo de
los años con el amor como único motor”, añadió.
“Contarla entre nosotros es un verdadero honor, señora Estela Barnes de
Carlotto, y en su nombre a todas las Abuelas de Plaza de Mayo, las abuelas de
todos, de los que están y de los que toda la sociedad clamamos por recuperar:
bienvenidas a la comunidad de la UNS. Con este abrazo le expreso la admiración
de un rector y de una universidad y también la de un abuelo. Muchas gracias por
la lucha”, concluyó.

Cada restitución, un milagro
“Estoy impregnada de emoción. Desde que entré, antes en la calle, ahora, de
ustedes, de la presencia, del cariño y el aliento para las Abuelas de Plaza de
Mayo. Es un honor enorme recibir esta distinción. Tengo algunas otras, como se
enunció. Pero cada una tiene un valor y un mérito enorme. Y este honor me
obliga cariñosamente a seguir con más fuerzas en la lucha por la Verdad, la Memoria
y la Justicia”, dijo al tomar la palabra la homenajeada, Estela Barnes de
Carlotto.
“Este cariño es un alimento para el alma. Me voy más joven, tengo ganas de
seguir haciendo cosas, porque sé que nos rodea el afecto y la comprensión de
todos ustedes. Recibir distinciones es para las Abuelas un mimo, una caricia,
que nos hace bien, porque ya tenemos muchos años, de edad y lucha. Treinta y
cuatro años de caminar, primero en la Plaza y luego en el mundo”, añadió.
“Al comienzo fue un soledad. Con miedos, desconocimiento, golpeando puertas que
no se abrían, preguntando sin respuestas. Enterrar una hija es todo lo
contrario a la ley de la vida. Es lo más injusto que puede pasarle a una mujer,
a una madre. Cuando asesinaron a Laura tuve el privilegio, entre comillas, de
que nos entregaran el cuerpo el mismo día en que la habían matado. Pareciera
que los depredadores pensaban que con eso cerraban la boca de una mujer. Muy
por el contrario: enterrar a Laura fue prometerle a ella seguir luchando
mientras tenga vida. Por la verdad y la justicia por sus treinta mil
compañeros”, narró.
Durante su alocución, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo reclamó “que no
vuelva a repetirse una historia tan terrible. Pensemos que la dictadura
secuestró treinta mil personas de todas las edades, condiciones sociales,
religiosas y culturales, sin distinción. Y no hay que olvidarlos, porque los
que dieron la vida son los que construyeron realmente esta democracia que hoy
tenemos”.
“A veces aquellos que todavía pretenden dar vuelta la hoja como si nada,o que
dicen ‘miren para adelante que lo de atrás ya pasó’, no conocen el amor de una
madre. Una madre no olvida nunca a un hijo. Y mientras nació ese hijo va a ser
la mamá para siempre. Por eso, cuando pretendieron asesinarnos, las balas
servidas que estaban en mi casa eran las mismas balas que tenía Laura en su
cráneo. Y dije ‘son los mismos’. Y el periodista me preguntó si tenía miedo.
No, lo peor ya me lo hicieron. Voy a seguir luchando más que nunca. O sea que
cuanto más contrariedades tenemos las Abuelas de Plaza de Mayo, más desafiamos
a esos que quieren que no busquemos más”, confesó.
“Encontrar a cada nieto es un milagro. Es la reparación tanto para esa persona
como para la sociedad en su conjunto. Ese milagro de ver delante nuestro a
quien se soñó encontrar sin conocerlo, a quien se ama sin conocerlo, y
devolverle sus derechos y su identidad, aquello que le quitó la dictadura”,
subrayó.
“Y ese centenar de nietos que hemos encontrado está junto a nosotros. Son los
que nos ayudan a seguir, nos alientan, nos alegran, nos llenan la vida. Porque
las Abuelas somos personas con ganas de hacer pero con la sonrisa y la
oportunidad del brindis siempre a mano, porque es hacer regresar a la vida,
hacer volver a nacer a alguien que la dictadura quiso hacer apagar para
siempre. Pero no pudieron, porque la sangre no se cambia. Y llevan la sangre de
papá y mamá”, dijo.
“Son los nietos que hoy ocupan algunos lugares de poder político y que seguro
que van a hacer cumplimiento de muchos de los sueños que tuvieron sus padres.
‘Justicia social’ esas eran las palabras que más escuchábamos de nuestros
hijos. Y aprendimos de ellos. Y salimos y estamos y estaremos siempre. Aquellas
Abuelas que encontraron a sus nietos siguen viniendo para encontrar a los que
faltan. Y las que no están porque ya se nos fueron saben que nosotros
seguiremos buscando a sus nietos y desde algún lugar lo estarán viendo. Es una
tarea que no tiene fin, como no tiene fin el amor”, reflexionó.

Una génesis polémica
El proyecto de resolución por el cual se proponía conferir el doctorado
honoris causa a Estela Barnes de Carlotto en su carácter de presidenta de la
Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo fue aprobado por el Consejo Superior
Universitario (CSU) a mediados de este año.
Incluía una decena de considerandos que enumeraban los aspectos salientes del
trabajo de la entidad, ampliamente reconocidos en todo el mundo (ver EcoDias
370).
Sin embargo, la génesis del proyecto albergó una polémica: fue presentado al
cuerpo resolutivo de la casa de altos estudios por la decana del Departamento
de Matemáticas Liliana Castro.
La de Castro fue una de las manos que se alzó para apoyar la cuestionada
reválida para un cargo docente que el CSU aprobó también durante 2011 para Gloria
Girotti, imputada por graves delitos de lesa humanidad ocurridos durante la
dictadura, cuando era secretaria del ex juez federal Guillermo Federico
Madueño.
En la sesión en que se decidió la continuidad de Girotti dentro del plantel
docente de la UNS, Castro incluso amenazó con expulsar del recinto a
periodistas que pretendían conocer su nombre o tomarle fotografías.
Justamente los apellidos de Girotti y de Hugo Sierra fueron los que se
mencionaron en tono de denuncia y reclamo desde el público en medio de los
pedidos a las autoridades de la UNS, de algunas intervenciones, de
verdaderamente tener una conducta coherente y hacer realidad el apego a la
búsqueda de justicia y memoria que  profesan en actos como éstos. El rector
Crapiste seguramente habrá tomado nota de la solicitud.



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2011-11-28 21:13:00
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