“Amanecer con vida” es una publicación biográfica de Mónica Beatriz González,
mujer luchadora que relata sus circunstancias de vida después de haber padecido
un ataque cerebro vascular.

A 6 días del ACV despertó y “lo único que pedí un lápiz y un papel, para saber
si podía escribir, pero no pensaba en escribir este libro”, confiesa la autora.
La presentación contó con el apoyo de la Secretaría de Políticas Sociales, a
través de la subsecretaría de Promoción y Protección de Derechos y la Dirección
de Inclusión y Accesibilidad.
“Iba muy rápido quemando etapas, con 13 años era super independiente. A los 18
me recibí terminando la secundaria de instructora de gimnasia, era la más joven
de Bahía. Exigí a mi cuerpo, llegué a ser bulímica y anoréxica por verme flaca,
vivía siempre frente al espejo, era adicta a la sociedad, al que ponerme, al
como me va a ver el otro. Muy pendiente de lo que decía el otro. Y un día
haciendo gimnasia, atiendo al hombre que me traía la publicidad y cuando le
quiero hablar no puedo. No sabía lo que pasaba, no entendía nada. En mi
razonamiento me decía si sería epilepsia. Me subieron a un auto y desperté
después de 6 días, me explicaron. Quería saber si podía seguir estudiando, si
andaba bien. No quiero apuntar a la enfermedad, sino que quiero apuntar es a
los valores», reflexiona. Qué hacer cuando una situación te paraliza y
cómo convertir cada obstáculo en una oportunidad, son algunos de los
interrogantes planteados en este relato autobiográfico de Mónica Beatriz
González.

Vivencias
En la presentación participó en la apertura y el cierre el coro de la Dirección
de Inclusión y Accesibilidad, interpretaron canciones de Abel Pintos y
despertaron la emoción que la ocasión ameritó con sus voces y con instrumentos
que le dieron color y alegría al evento.
Katerina, la hija adolescente de Mónica, empezó su exposición asegurando que
«quiero hablarles sobre mi mamá, cómo es. Es una mujer fantástica,
energética, llena de proyectos y de metas, es una mujer que no puede nunca
quedarse, es la mujer que trata de superarse día a día, es una guerrera».
Mónica sufrió un ACV hace 20 años, su hija tiene 15, su vida es el reflejo de
una sobreviviente. «Ella tuvo fe, creyó. Hoy si la miran ven que tiene
esposo, tres hijos, tiene un trabajo. Tiene muchísimas cosas, tiene todas las
letras y en mayúsculas tanto como mamá, esposa, hermana, amiga y compañera,
para muchas personas. Para mí, como
hija es una super mujer, me cuentan por todo lo que tuvo que pasar y ver ahora
todo lo que es, es hermoso. Me da orgullo decir que tengo la mejor mamá siempre
a mi lado, veo el esfuerzo que hace cada día para ocuparse de mis hermanos y de
mí, ir a trabajar y hacer todo lo que hace».

Superación
La autora asegura «muchas veces se me cerraron las puertas».
Agradeció el apoyo recibido por Lucía Pendino y sus compañeras de trabajo de la
Comisión. Recuerda cuál era su perspectiva en esos años de juventud.
«Hasta entonces vivía para los demás en apariencia, pero a partir de ahí
mi familia no tenía valor, como muchos adolescentes, vamos a la casa como algo
natural, nos cambiamos, nos vestimos, exigimos a papá y a mamá un montón de
cosas, pero cuando me pasó esto los que me cambiaron los pañales fueron mis
hermanos, mi mamá. No hay un día que no pase por lo de mi papá y mi mamá sin
tomar un mate, sin preguntarle cómo están. Este es el mensaje que quiero
transmitir, que valoren la gente que tienen al lado, valoren a sus hijos,
aunque uno siempre anda ocupado haciendo cosas, en el trabajo, en el trajín del
día. Es un tiempo de reflexionar, ir abrazar, de que si hay que pedir perdón
hacerlo, arreglar las cuestiones porque no sabemos que nos va a pasar mañana. A
mí me sorprendió esto y tenía el 1% de posibilidades de salvarme, y Dios quiso
que siga con vida».
La presentación dejó a Mónica sin sueño y sin discurso. «Todas estas
noches me quedaba, no podía dormir. Anoche me quedé hasta la una y media
preparando un discurso super, hoy lo voy a leer en la compu y lo reemplazo por
el libro. No tengo discurso. Volví a escribirlo a la mañana, lo imprimimos y
quedó en el auto, se ve que no tenía que traer el discurso», dijo
simpática. «Este libro lo escribí como agradecimiento. Creo que sí se
puede, aún no teniendo discapacidades nos ponemos muchas limitaciones delante
nuestro». El mensaje de la obra y de la vida de esta mujer es el valor por
la vida, «que se vayan con el deseo de abrazar a aquella persona que está
a su lado, que no miren sus imposibles, que vayan más allá de los límites, yo
me atreví a soñar».