Las hepatitis más conocidas son las A, B y C y tienen sus
consecuencias. Para las dos primeras existen vacunas que están incorporadas al
calendario nacional de vacunación.

La hepatitis es una
enfermedad de la que seguramente, la mayoría, venimos escuchando desde
pequeños, justamente porque puede afectar a niños y grandes y por ello se deben
tomar diferentes métodos de precaución.
A la hepatitis se la define como una inflamación del hígado que se objetiva con
un análisis sobre las llamadas tranzaminazas. Cuando éstas dan altas en la
sangre, estamos ante un caso de inflamación de hígado. Las causas son varias,
las puede haber tóxicas e infecciosas entre las más frecuentes: “Las tóxicas
pueden ser el alcohol o también pueden ser tóxicas por comer hongos de una
clase muy especial que son muy tóxicos. Después están las virales, dentro de
las virales hay varios virus que producen inflamación del hígado y ahí
entraríamos dentro de las hepatitis virales” comentó a EcoDias el doctor Diego
Maurizi, médico infectólogo (Mat. Prov. 18693).
Es así como nos encontramos con cinco clases de hepatitis: A,B,C,D y E, todas
con distinta evolución y diferentes esquemas de prevención: “Las más comunes
son las A, B y C. La A
es la hepatitis que por ahí la mayoría de nosotros nos contagiamos cuando
íbamos al jardín o al primario, básicamente porque la transmisión de la
enfermedad, nosotros la denominamos fecal oral. Entonces cuando voy al baño, si
no me lavo bien las manos, el virus me queda en las manos y después yo ese
virus lo voy diseminando por lugares donde suele haber comida. Entonces ese
virus queda en un sándwich por ejemplo y después alguien se come el sándwich,
se come el virus y se contagia de hepatitis A”.
Se trata de una hepatitis cuyo curso es benigno y que excepcionalmente puede
presentar un cuadro agresivo del estilo de los pacientes que luego terminan con
un transplante de hígado: “La mayoría hemos tenido una hepatitis que nos obligó
a tener reposo durante tres semanas como mínimo. Hoy en día ya no es tan
estricto el tema del ejercicio físico respecto a la hepatitis A, antes se
hacían reposos de hasta seis meses, hoy se sabe que eso no cambia la evolución
de la enfermedad”.

Riesgos y cuidados
Hasta aquí algunas definiciones sobre la hepatitis y su clasificación, pero
un punto muy relevante y a destacar refiere a que existe una vacuna contra la
hepatitis que ya fue incorporada al sistema de vacunación estatal: “Lo
importante es que hoy en día ya el Estado dentro de su esquema de calendario de
vacunación incorpora una dosis de hepatitis A. Con eso lo que estamos haciendo
es evitando la aparición de la hepatitis A que es una enfermedad muy
prevalente”.
En cuanto a la gravedad, Maurizi señaló que la A no produce infección crónica del hígado por lo
cual se cura y nada más: “La B
tiene una chance de cronicidad del cinco por ciento, y la C tiene una chance de cronicidad
del 80 por ciento, o sea que si lo pensamos en base a esto la más grave de las
tres sería la hepatitis C”.
Entre las consecuencias más importantes, este tipo de enfermedades provoca que
el hígado vaya perdiendo su función y deje de actuar como un órgano con varias
funciones como las que tiene. Esto es lo que se llama cirrosis del hígado.
Por otra parte, Maurizi afirmó: “La hepatitis A tiene más chance de tener un
curso fulminante si nos agarra siendo mayores de edad, en cambio en pediatría
es una hepatitis muy común y es excepcional que vaya a un curso fulminante.
Con respecto a la hepatitis B, es una hepatitis donde el contagio es sexual y
después por compartir jeringas en el caso de que uno sea adicto a drogas. Hoy
en día la transfusión sanguínea dejó de ser un problema porque ya se controla
todo en los bancos de sangre. Y la otra cosa importante con respecto a la
hepatitis B es que tenemos también una vacuna dentro del calendario oficial.
Por suerte desde hace ya unos años tenemos un Estado que se está haciendo cargo
de todas estas enfermedades y está incorporando cada vez más, vacunas dentro
del calendario oficial para prevenir enfermedades”.
De esta manera, las vacunas para la hepatitis A y B se convierten en el mejor
método preventivo y con la ventaja de estar incorporados a la esfera estatal.
Así y todo no es vacunarse la única manera de prevenir: “Si yo tomo la
precaución de tener relaciones sexuales siempre con preservativo, ahí también
me estoy protegiendo del contacto sexual de la hepatitis B. Con respecto a la
hepatitis A, lo ideal es que el baño donde la gente hace sus necesidades,
disponga de piletas, jabón, toallas para secarse como para que la gente pueda
lavarse bien y evitar la diseminación. Con respecto a la hepatitis C
lamentablemente hoy no tenemos vacunas en el mundo y la principal medida de
prevención fue el control de los bancos de sangre, se controlan desde hace más
de diez años para transfundir sangre segura y no exista hepatitis C que sea
transfundida a un paciente. La otra vía de transmisión puede ser por vía de
jeringas en el caso de adictos a drogas endovenosas. Y la transmisión sexual es
muy poco probable a diferencia de la
B que sí se transmite sexualmente”.