La lactancia materna es beneficiosa tanto para los recién nacidos y las recién nacidas como para la mujer o persona que amamanta. La leche humana, otorga los nutrientes necesarios para un crecimiento saludable, brinda protección contra enfermedades y genera el fortalecimiento afectivo amoroso, a través de palabras, miradas, caricias y juegos, vitales para el desarrollo.
“Proteger la lactancia, una responsabilidad compartida”, fue el lema elegido en esta edición, considerando de esta manera a la lactancia como un hecho cultural colectivo que requiere un abordaje intersectorial y comunitario. De esta manera, el sostenimiento de la lactancia requiere el acompañamiento de la pareja, la familia y todo el entorno. A su vez, los ámbitos de trabajo deben adecuarse y propiciar ambientes que contribuyan a esta tarea al igual que debe haber un Estado presente que promueva y facilite esta práctica a través de políticas públicas integrales.
Así, la cartera sanitaria nacional además de su deber de velar por la promoción de políticas públicas y leyes que garanticen tales derechos, recomienda la lactancia exclusiva a demanda desde la primera hora de vida hasta los 6 meses cumplidos. Luego, se aconseja complementar con la incorporación progresiva de alimentos apropiados para la edad, manteniendo la lactancia hasta los 2 años o más.
Relatos en primera persona
María José Montenegro, una de ellas, habló con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios sobre su experiencia: “Para dar la teta siempre es importante estar en un lugar cómodo y tranquilo, donde te puedas apoyar bien los brazos y no haya muchos ruidos. No digo un silencio absoluto pero sí generar un ambiente confortable. Miranda que ya tiene un año y seis meses sigue tomando teta, pero no es su alimento principal, se distrae y juega mucho. Entonces, a veces tengo que apagar la radio o la televisión para que se concentre en lo posible en tomar la teta”.
“Como Miranda nació prematura y estuvo en Neonatología, al principio era sacarme leche en el lactario, esa leche se guardaba directamente en la heladera, a veces se la daba a las enfermeras en un ratito o a veces se frizar, dependía de la cantidad que saliera y lo que iba necesitando. En los primeros días, tomó alimento de la teta por una sonda desde la nariz, a medida que fue madurando, creciendo y tomando un poco más de fuerza la fuimos poniendo en la teta”, agregó.
“La teta no es solo dar leche, son momentos de contacto, de calor, de mimos, de juegos, de calma. A veces por algún dolor o por alguna angustia la bebé busca la teta para sentirse acunada, acompañada. Además, la teta es algo económico, algo que se puede dar en cualquier momento siempre que las actividades de la mamá lo permitan. Por eso, es importante pensar el amamantar como un trabajo colectivo”, destacó Montenegro sobre los beneficios de la lactancia.
“Tuve la verdad que un gran apoyo de las enfermeras y los médicos del equipo de Neonatología del Hospital Privado del Sur, que es donde nació Miri. También de alguna amiga puericultora y mucha lectura e información de otros pediatras, de la pediatra, de otras amigas que pasaron que han pasado por estas instancias”, concluyó.
Lactancias en compañía
Por su parte, Noelia Sánchez también reseñó sobre cómo fue su situación: “Cuando nació mi primer hijo, conocí a mi pediatra, era una persona muy amable, cariñosa y muy profesional que ama lo que hace. Ella me fue dando consejos sobre cómo el bebé tenía que agarrarse a la teta para saber si se estaba alimentando bien. Al principio costó en el sentido de que era la primera vez que el cuerpo producía leche así que el bebé pelaba de alguna manera con la teta para poder sacar algo”, añadió la mamá, quien además contó que realizó un curso previamente de preparto para profundizar en el tema.
“También tuve el tema de que en algún momento se me agrietaron los pezones lo cual fue difícil porque dar la teta cuando te duelen los pezones no es nada fácil. A pesar de eso seguí dando la teta y después eso se curó. Hasta el día de hoy le doy la teta a mi hijo que tiene tres años. Con mi segundo hijo, la lactancia fue totalmente diferente porque entre mi primer hijo y el segundo hay una diferencia de un año y ocho meses, entonces ya tenía leche, así que cuando nació ya tenía leche disponible. Al principio tuvo que acomodarse porque salía mucha leche para un recién nacido pero se fue acostumbrado”, explicó Sánchez. Además, valoró el rol de su compañero de vida, quien acompañó y acompaña los momentos de lactancia con respeto y cariño, haciendo que la crianza sea un asunto de pareja.
Estos testimonios demuestran en primera persona no sólo los grandes aportes nutricionales de la leche humana y los beneficios de esta práctica que fortalece integralmente el crecimiento y el desarrollo saludable de recién nacidos. También demuestran la importancia de contar con apoyo de la pareja, la familia, el personal de salud y el entorno cercano para poder llevarla a cabo.
Autor: Redacción Ecodías
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