
La referente de la Asociación Civil Ayuda-Le, Teresa Castillo, detalla los orígenes de la entidad, que “se ocupa principalmente de darle lugar para estar al paciente y un familiar en ocho departamentos totalmente gratuitos que están a seis cuadras del Hospital Pena con todas las comodidades y necesidades en las que puede tener un pacientito inmunosuprimido en ese estadio de su enfermedad”.
Estas viviendas fueron pensadas con todas las comodidades y necesidades para un paciente que padece leucemia. La higiene es una prioridad para que puedan permanecer allí durante todo su tratamiento, en particular, aquellas familias que son de la zona de influencia.
“A partir de la pandemia, (resolvimos) no solo lo del alojamiento, sino también insumos para el hospital. Hemos comprado camas, mesitas de luz y amoblamiento para dos habitaciones para el hospital de día también, dos habitaciones para los chicos que están aislados”, indicó en diálogo con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios.
Además, iniciaron cursos para formar promotores de donación de sangre y médula ósea. Comenzaron a realizar donaciones extramuros en su propia sede. El lugar era apropiado para manejar el flujo de gente y evitar amontonamientos, un criterio crucial en ese contexto sanitario. Siempre contaron con el apoyo del servicio de Hemoterapia del hospital.
Cambiando el paradigma de la donación
El objetivo central es terminar con la cultura de la donación por reposición, reemplazándola por un sistema basado en donantes voluntarios y regulares.
La idea general de esta red de promotores es terminar con la demanda bajo urgencias por enfermedad de familiares o del entorno afectivo. “La donación por reposición se trata de donar sangre solamente cuando un amigo o un familiar lo necesita”, aclara la referente. Buscan cambiar ese donante de reposición por el donante voluntario.
Este donante lo hace por decisión propia y de forma regular y solidaria. La acción ayuda a que la sangre esté siempre disponible para quien la necesite. Las ventajas son múltiples y transformadoras para el sistema de salud. El paciente no tiene que esperar para conseguir donantes en momentos críticos.
Además, la sangre se analiza y se distribuye según las necesidades reales. Este sistema también evita el descarte por entrevistas incompletas. O por donaciones realizadas en momentos de crisis emocional, cuando el donante se ve obligado por la necesidad. En esas situaciones, la información puede no ser exacta.
“A veces por ese momento tan especial no realizan bien la entrevista”, explica la dirigente social. Esa entrevista es sumamente secreta y, si falla, la sangre se descarta y no se puede utilizar. El modelo voluntario garantiza mayor calidad y disponibilidad permanente de este recurso vital.
Salvar varias vidas, con una donación
Las colectas regulares no solo abastecen de sangre, sino que construyen una comunidad comprometida y consciente del impacto profundamente humano de su acto.
La organización realiza colectas en su sede cada dos meses o cada mes y medio. “Este año el 23 de septiembre hemos realizado la cuarta colecta del año con buena asistencia de donantes”, comenta Castillo. La asistencia es cada vez más fluida e incluso cuenta con donantes habituales.
Coordinan siempre con el servicio de Hemoterapia para brindar la mejor experiencia. “Al donante que a veces no tiene ni idea de cuán importante es la decisión que ha tomado que salva tres vidas”, destaca. Recalcan la magnitud del acto: con una colecta pueden salvar noventa vidas.
“Para nosotros es un honor recibir a estos donantes voluntarios”, expresa. Muchos de ellos se inscriben también como posibles donantes de médula ósea. Esta es una donación que se realiza desde los 18 hasta los 40 años, a diferencia de la de sangre que llega hasta los 65.
“El que te llamen como donante de médula es salvarle la vida definitiva a alguien”, sentencia. Subraya la fortaleza de ese compromiso a largo plazo. Una vez realizada la donación y la encuesta, los esperan con un desayuno cargado de emociones, especialmente para los primerizos.
“Participamos de numerosas historias de vidas y tenemos la posibilidad de empoderarlos por esa acción desinteresada”, reflexiona. Tienen la satisfacción de haber aportado alrededor de 130 posibles donantes de médula ósea al registro nacional. La diferencia principal con la donación de médula es la edad.
Con la donación de sangre se toma una muestra que se envía al Incucai. Allí, en laboratorios de última generación, se saca y se estudia el código genético. Este código se incluye en un registro internacional y a los cuatro meses pueden verificar su inclusión. Así construyen esta gigantesca y única red solidaria.
Autor: Redacción Ecodías


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