Se realizó un relevamiento a niños, niñas y adolescentes que se encuentran en etapa escolar en nuestra ciudad para conocer diferentes aspectos de su salud. Entre ellos, se tocaron temáticas como enfermedades respiratorias, inflamatorias, adicciones además de aspectos como bienestar físico y relaciones sociales.
Si bien los valores arrojados por el trabajo de Epidemiología Ambiental del municipio dieron por debajo que en otros países, sirven para que cada establecimiento pueda seguir trabajando con los chicos en las problemáticas evaluadas.

Diferentes escuelas de la ciudad fueron parte de un trabajo de investigación que incluía una encuesta dirigida a conocer la calidad de vida relacionada con la salud en alumnos y alumnas de 8 a 18 años de escuelas públicas y privadas de Bahía Blanca.
Para ello, se realizó a alrededor de 4.500 chicos el cuestionario Kidscreen que mide el bienestar físico, emocional y la relación de los alumnos con los padres y la escuela. En el caso de los adolescentes se agregaron preguntas sobre enfermedades respiratorias, inflamatorias, alcohol, tabaco y drogas ilegales.
Sobre algunos de los datos obtenidos, el coordinador de Epidemiología Ambiental, Carlos Carignano señaló a EcoDias que “tanto en niños como en adolescentes, estado de ánimo y aceptación social fueron realmente inferiores a la media. Sobre todo aceptación social, que es lo que se conoce como bullying que es rechazo o agresión psicofísica”.
Los niños encuestados tienden a tener una mejor relación con la institución escolar, según explica Carignano, no ocurriendo lo mismo con los adolescentes que puntuaron muy bajo en ese sentido: “En las adolescentes por ejemplo, también es muy llamativo el descenso en la puntuación de bienestar físico y estado de ánimo, lo que nos da una pauta de que hay que trabajar mucho en ese grupo por el tema de bulimia y anorexia, ya que se trata de una disconformidad con su físico y una baja autoestima”.

Adicciones tempranas
Tema complicado si los hay son los que hablan del consumo de sustancias como alcohol, tabaco, marihuana, entre otras, que pueden derivar en adicciones que se vuelven más preocupantes cuando comienzan en edades tempranas. Los resultados del relevamiento al hablar de adicciones causaron sorpresa, afirmó Carignano, sobre todo en lo que refiere al consumo de bebidas alcohólicas.
El punto en el que hay realmente un incremento notable en todas las adiciones es el de los 14 y 15 años, en plena adolescencia: “En tabaco se registró aproximadamente un 22%, lo cual coincide con los informes nacionales del Cedronar y de la Subsecretaría de Adicciones de la provincia. Está disminuyendo el hábito del cigarrillo pero está creciendo en la mujer sobre todo en las adolescentes ya que todavía es socialmente aceptable, igual pasa con el alcohol. A los 13 años, el 10 u 11% consumen, pero a los 17 o 18 consume el 80%”.
El incremento también se ve en la frecuencia e intensidad del consumo, donde la estadística se eleva notablemente en el periodo de los 14 y 15 años
Sobre las drogas, la que más aparece en un 70 por ciento es la marihuana que se registra en un 12 por ciento de los encuestados adolescentes. Aunque, aclara Carignano, ese 12 por ciento sube a 18 cuando los jóvenes alcanzan la mayoría de edad: “Pensamos que con este estudio de adicciones tenemos un error de información porque percibimos alguna reticencia a contestar de los adolescentes. A pesar de que el trabajo contempla un error de más menos un 2% -y ese (margen de) error está calculado-, pensamos que puede ser un poco para arriba en vez de menos. Los valores de la prevalencia de consumo deben ser un poco superiores, según nuestros cálculos”.
Otro mensaje que arroja la encuesta a escolarizados es que, si bien aquellos con nivel socioeconómico más bajo puntuaron, en general, por debajo de los de un nivel más alto, las diferencias no fueron muy significativas: “Cada uno de los colegios entrevistados, la mayoría de ellos con una matrícula de trescientos o cuatrocientos alumnos recibió un informe nuestro con el perfil de su alumnado. Allí figuran una especie de gráficos, tipo semáforo para saber cual es la zona verde, que está bien, la zona amarilla de atención y una zona roja”.
Ante los datos y los números también surge el tema de qué hacer frente a ellos. Una de las respuestas está justamente en lo que menciona Carignano: el papel de la escuela, pero esto sólo en el caso de niños y niñas. Respecto a adolescentes “es al revés, para nosotros el ámbito adecuado no es trabajar en escuelas sino en sus grupos de adolescentes y con sus líderes. Llámese entidades deportivas, algún grupo de autoayuda o inclusive en lugares de diversión. Localizar grupos con sus líderes y trabajar con ellos”.

Señales de alerta
Uno de cada dos adolescentes consume alcohol; uno de cada cinco fuma y uno de cada diez consume drogas ilegales, especialmente marihuana dice el relevamiento. Son sólo algunos de los datos, además de aquellos que incluyen a niños en bullying, aceptación y enfermedades respiratorias e inflamatorias. Son señales de alerta, afirma Carignano: “Puntuamos por debajo de España, pero no olvidemos que no podemos compararnos con un país un poco más desarrollado. Consideramos que es la hipótesis que nos planteamos. Más allá de esto, los datos no son alarmantes, salvo el bullying, estado de ánimo y rechazo social que fue, por ejemplo, notorio en adolescentes y niños de White, casi en nivel rojo. Eso es llamativo por eso hay lugares en los que hay que trabajar específicamente”.

¿Y sobre la escuela?
La situación de los niños no escolarizados es un problema muy serio, opina Carignano, ya que se trata de los chicos de los cuales todavía no conocemos este tipo de datos. Para ello se está pensando y planificando un trabajo para 2010 ya que se lo considera un grupo de alto riesgo: “La planificación implica la detección que no es sencilla. En primer lugar arbitrar los medios o lograr conocer primero la cantidad más aproximada posible que se encuentra sin acceder al nivel primario o secundario. Obviamente, pensamos que es mayor la deserción en secundaria pero es una presunción. En segundo lugar, consideramos muy importante buscar alternativas o armar un programa de fortalecimiento familiar. Uno de los problemas fundamentales es que la escuela recibe un chico formado y con una serie de problemas. No puede reformarlo la escuela. Entonces, hay que afianzar la familia, apuntando a una familia más fuerte y contenedora, con mayor responsabilidad materna y paterna y apuntando a atenuar la hipocresía de esta sociedad que esconde la mugre debajo de la alfombra”.