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Ideas bahienses, en acción
Carolina Cywarlie, alumna de la carrera de Técnico Superior en Computación con Orientación Administrativa, desarrolló un original software que facilita la inclusión y comunicación de personas con discapacidad.
Categoría: Salud

Carolina Cywarlie, alumna de la carrera de Técnico Superior en
Computación con Orientación Administrativa, desarrolló un original software que
facilita la inclusión y comunicación de personas con discapacidad.

Contra lo que el
discurso hegemónico pretende instalar, las ideas y proyectos innovadores que
permiten avanzar en el bienestar general no sólo nacen en grandes capitales
caracterizadas como mecas del desarrollo científico. También se originan cerca,
muy cerca. Por ejemplo, en el edificio de 11 de abril 445, sede de la Escuela Superior
de Comercio, institución que desde 1981 dicta la carrera de Técnico Superior en
Computación con Orientación Administrativa, de acceso gratuito y con aval de la Universidad Nacional
del Sur (UNS).
Carolina Cywarlie es una de las alumnas con que actualmente cuenta la carrera.
En compañía de su profesora, Lucrecia Lavirgen, Carolina visitó el lunes 3 de
diciembre pasado a la radio LU3 Am 1080. ¿El objeto de la visita? Reseñar los
principales aspectos de “Luciérnaga”, un innovador proyecto de diseño de
software que, con adaptaciones a elementos de uso común, facilita la
integración y comunicación de personas con discapacidad.
A través de una computadora y con unas pocas herramientas adaptadas a ella, se
constituye “un sistema lúdico didáctico, que está pensado básicamente para
personas con capacidades diferentes. En un principio, lo pensé para chicos.
Pero después, cuando fui haciendo entrevistas y conociendo gente, pensé que lo
tenía que ampliar un poco más. Y si bien tiene algunos juegos que son para
chicos, también tiene ciertas aplicaciones que puede usar cualquier persona que
tenga alguna discapacidad física o intelectual”, explicó Carolina en la
apertura del reportaje.
“A raíz de esto me fueron surgiendo también otras incertidumbres y fui
adaptando diferentes dispositivos. Lo que yo buscaba hacer era: con bajos
recursos, tratar de implementar cosas para que cualquiera pueda acceder en su
casa a estos dispositivos, ya que si no, a la hora de comprarlos, son muy
caros”, indicó.
“Entonces, con diferentes cositas, con una caja de DVDs y un par de cosas de
electrónica fui adaptando dispositivos”, narró. Como ejemplo, citó uno “muy
curioso”, que reseña el nacimiento de uno de los elementos que se integran a la
idea global: “fui un día a la dentista, a quien yo le iba comentando las cosas
que iba haciendo. Entonces me dice: ‘¿Y, Caro, hiciste algo más’. Le dije: ‘no,
todavía estoy pensando’. Y como en la dentista mucho no se puede hablar, ese
era tiempo ocioso para pensar en qué podía hacer. Estaba con la boca abierta, y
me dije: ‘ah, algo para la boca’. Y en seguida me fui a comprar un chupete,
para adaptarlo como un dispositivo que permite pulsar, pensado para las
personas que no pueden utilizar el mouse de la PC: a través del chupete, y con el movimiento de
sus dientes, se emula el clic”.
El chupete, como dispositivo, se complementa con otros, ideados por la
estudiante. “También adapté una cámara Web. El software no lo hice yo. Pero lo
tomé prestado, porque es gratuito y libre. Y lo que hice fue adaptar una cámara
Web convencional, para que pueda registrar los movimientos del iris, y a través
de esto poder hacer que el cursor se desplace por la pantalla. O sea, con el
ojo mueve el cursor y con alguno de los otros agregados, como el chupete, el
usuario hace el clic”, explicó.
Para que el dispositivo inserto en la cámara Web funcione, el usuario debe
colocarse unos anteojos que hacen el nexo entre el aparato y su iris. “Lo que
hice fue: a la carcaza de un anteojos común, le adapté una camarita Web. Es
como si tuviera un zoom. Y con el movimiento del ojo, hacemos que el cursor se
mueva”, detalló Carolina.
“En software también hice otras cosas. Como que, transcurrida determinada
cantidad de tiempo, se seleccionaran solos los diferentes íconos”, agregó.

SMS
El mismo 3 de diciembre en que Carolina visitó los estudios de LU3 para
explicar su proyecto, se cumplieron dos décadas del envío del primer mensaje de
texto, o SMS (según sus siglas en inglés: “servicio de mensajes cortos”), por
celular.
El proyecto de la estudiante de la Tecnicatura que ofrece la Escuela Superior
de Comercio incluye este modo de comunicarse dentro de su desarrollo global, y
con una funcionalidad específica, también pensada para favorecer la
comunicación de personas con algún tipo de discapacidad.
“Lo pensé porque a veces el chico se encuentra en su casa, pero por allí su
mamá o su papá no pueden estar todo el día encima, por tener otras cosas para
hacer. Entonces, la idea fue diseñar un programita que a través de una conexión
de USB de cualquier teléfono celular o módem, se conecte a internet. Y la
aplicación lo que permite es que se envíen mensajes de texto a través de las
computadoras”, indicó.
“Es decir, que uno le dejaría el software abierto al chico para que pueda jugar
y entretenerse y, a su vez, hay un ícono de emergencias, para que si necesita
algo pueda enviarle un mensaje de texto a su mamá, su papá o quien quiera”,
explicó.

Orgullo de profesora
“La verdad es que es la primera vez que me encuentro con una alumna con
este tipo de inquietudes. Porque como la carrera es ‘con orientación
administrativa’, siempre administran algo. Cuando en el primer día de clase comenté
cómo es hacer un sistema, ella medio que se me deprimió, porque ya venía con
esa idea. Me dijo: ‘entonces lo que quería hacer no lo voy a poder hacer’. Y le
digo: ‘¿cómo que no?’. En realidad, ella está administrando también: las
posibilidades y capacidades que tienen los chicos”, expresó, orgullosa,
Lucrecia Lavirgen, profesora de Carolina en la carrera que se encuentra a punto
de concluir.
“El sistema comenzó con juegos lúdicos, que se podían llegar a mover a través
de los periféricos que diseñó. Después, eso se fue derivando en un sistema de
comunicación, que son como juegos a través de los que, en realidad, el chico
puede decir lo que necesita, o lo que quiere comer, por ejemplo. Y lo que yo le
voy pidiendo es que vaya registrando el avance de cada chico en una base de
datos, para después ver cómo fue avanzando de acuerdo a los juegos que fue
utilizando”, detalló.
El atractivo del diseño no es un dato menor, pues contribuye a la seducción que
despierta para su utilización. Este aspecto también fue evaluado por la
docente.
“Carolina le ha puesto, además, mucho tiempo y mucha imaginación a las
imágenes. Es muy atractivo el sistema porque tiene mucha capacidad para generar
imágenes con animación. Ha elegido imágenes gratuitas y muy atractivas. También
ha elegido sonidos y grabado voces, para hacerlo más atractivo”, indicó.

Mensajito de esperanza
“Lo que busco es ese mensajito de esperanza. Decir: ‘yo puedo hacerlo’, sin
que tenga que haber algo que limite”, reflexionó Carolina. Su profesora, en
tanto, la acompañó expresando que “para los que nos gusta programar, es un
arte. Cuando hacés un sistema, es tu obra de arte, tu hijito”.
“Yo me siento en la computadora y me puedo pasar horas. Y eso me divierte y
entretiene. A veces reniego un poquito cuando las cosas no salen, pero es
realmente apasionante”, asintió su alumna.

El futuro
“En este software yo traté de abarcar lo máximo posible” en cuanto a
prestaciones y utilidades, reseñó Carolina. “Pero creo que lo ideal es que, si
alguien lo necesita, se haga específicamente para esa persona y sus necesidades”,
subrayó.
“Hay mucho desconocimiento en cuanto a las diferentes discapacidades. A mí me
pasaba que por ahí hablaba con mamás de chicos con autismo, por ejemplo, y me
decían: ‘para mí, ya que vengas y me preguntes es una luz impresionante’. Por
eso, a mí este proyecto me llenó desde todo punto de vista. Y no sólo porque
hago lo que me gusta”.

Un nombre, una luz
“El sistema se llama ‘Luciérnaga’. Empecé la carrera y ya sabía que quería
hacer. Pero me faltaba el nombre. Me llevó dos años elegirlo. Y un 24 de
diciembre, a la noche, estaba con una amiga y se me ocurrió ‘Luciérnaga’, que
significa ‘que brilla con luz propia’. Y eso es lo que veo cuando estoy con los
chicos, siento que brillan con luz propia y me abstraigo de todo”, dijo
Carolina para explicar la elección del nombre con que bautizó a su idea.
Por entonces, contó, “no sabía cómo lo iba a hacer, pero sabía que lo haría. Fue
muy diferente a lo que tenía pensado, pero debo admitir que superó lo que tenía
en mente”. “Hay cosas que me quedaron pendientes, pero que las voy a hacer”,
anticipó. Que así sea.

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2012-12-17 08:09:00
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