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Cuestión de hábitos
Categoría: Salud

Ni pastillas, ni dietas mágicas. El tema está en cambiar nuestras costumbres alimentarias, no hay otra receta. Comenzar desde niños para estar más saludables y no sufrir consecuencias en el futuro.
Dos profesionales de una unidad sanitaria hablan sobre la problemática de la obesidad y de la importancia de comer para vivir y no vivir para comer.

“Se considera una enfermedad porque trae un disparador de factores de riesgo muy importantes. La obesidad está involucrada prácticamente en todas las patologías crónicas como diabetes, hipertensión, colesterol alto más allá también de problemas mecánicos o de autoestima o de aceptación social que tiene una persona”. Son palabras de la dra. Beatriz Zubimendi, especialista en nutrición y diabetes (Mat. Nac. 1777) y que sirven para arrancar de algo básico e importantísimo: la obesidad es una enfermedad.

Más que estética
Muchas personas piensan que el sobrepeso y la obesidad son problemas relacionados a cuestiones de estética o de ser aceptado por el otro. Es por eso que resulta relevante resaltar que se trata de un problema de salud en el cual se puede actuar, prevenir y trabajar con ayuda de los profesionales.
Zubimendi desarrolla sus actividades en la unidad sanitaria del barrio Anchorena donde también trabaja la pediatra Alejandra Crisafulli (Mat. Nac. 1503) quien también es coordinadora médica del Área 5 de la Secretaría de Salud municipal.
Crisafulli parte de la idea de la prevención como factor fundamental contra la obesidad. Desde su lugar de pediatra cuenta que a diario se ven cada vez más chicos con este problema y que, debido en su mayoría, a los malos hábitos de alimentación empiezan a edades muy tempranas con sobrepeso: “Los hábitos de vida poco saludables parten desde la primera infancia por eso el hecho de tomar pecho es la primera prevención. Está visto que los que lo toman hasta los seis meses de forma exclusiva son chicos que tienen menos problemas, menos propensión a ser hipercolesterolémicos y regulan mucho más saludablemente durante toda la historia de su vida el peso, tienen menos riesgo de obesidad”.
Además la leche materna previene la diarrea y tiene factores de protección contra enfermedades respiratorias. En cambio las leches de vaca y maternizadas pueden conllevar a aumentos más exagerados de peso.
Vale aclarar que también se están estudiando factores genéticos en cuanto a obesidad, ver que familias tienen mayor predisposición en el sobrepeso ya que un obeso no es un aislado en el núcleo familiar sino que generalmente existen otras personas con el mismo problema en ese núcleo.

Trabajo en conjunto
Es necesario cambiar los hábitos alimentarios a lo que se agrega el hecho de prevenir el sedentarismo. Es un gran factor de riesgo ya que en caso de chicos pasan más tiempo frente a una pantalla, quietos y comiendo: “En el caso de los mayores cada vez pasamos más horas en el trabajo, tenemos menos horas para esparcimiento y las actividades de los trabajos son cada vez más cerebrales y menos físicas”.
En este punto ya entramos en una cuestión de educación y es ahí donde se debería trabajar en conjunto la familia, los profesionales, el grupo de Salud y el colegio. Al respecto la dra. Zubimendi estima que: “Se ha comprobado de trabajos en algunos países que han sufrido epidemias de obesidad con sus factores de riesgo como infartos, accidentes cerebro vasculares y demás patologías crónicas, que hay que empezar desde chico. Dar charlas en los colegios a los niños llegando de una manera adecuada a su edad pero sobre todo a los papás. Lo hemos hecho el año pasado en algunos jardines porque para el papá es más fácil comprar el paquete de papas fritas y la gaseosa que ofrecer un yogurt y una manzana”.

“Si te portas bien, comemos papas fritas”
Otro ejemplo es el de premiar a los chicos con comida chatarra y que los nenes queden contentos, con esa cultura es con la que hay que terminar y reemplazarla por la de una alimentación saludable sumada a la necesidad de la actividad física:
“Antes el niño era diabético insulina-dependiente ahora hay niños con diabetes tipo 2 que es la del adulto, la del sobrepeso, la del sedentarismo o lo que nosotros llamamos síndrome metabólico que quiere decir que sin ser diabéticos tienen glucosas altas, colesterol, hipertensión en niños de ocho, nueve o diez años. Todo eso se puede revertir pero hay que trabajar con la familia y con el niño. No se debe poner un niño a dieta, hay que cambiar los hábitos familiares”.
Por otras parte, ambas profesionales coinciden en que si bien se realizan campañas, charlas y demás a la vez se esta compitiendo con medios de comunicación que venden publicitariamente lo que en realidad debería combatirse.
Otra situación ocurre con los alimentos light y su mala utilización ya que si uno consume grandes cantidades de esos productos el resultado a la larga termina siendo el mismo: “Mucha gente dice que no puede hacer dieta porque no puede comprar alimentos light, la idea no es comprar esos alimentos sino comer la cantidad que uno necesita, incorporar más fibras, frutas, verduras, harinas no tan purificadas, integrales, azúcar negro, etc.”.

Los adultos y la obesidad
“Por lo general no concurren por el sobrepeso sino porque ya han aparecido factores de riesgo. Son pocos los que vienen por “estética” y uno ahí aprovecha a hacer todo el chequeo. Pero en general vienen porque ha aparecido una enfermedad crónica, sea diabetes, hipertensión o colesterol alto. Tenés que trabajar muchísimo porque hay que cambiar hábitos de toda una vida que tal vez es imposible”.
Al momento de tratarlos la idea no son las dietas mágicas ni televisivas de diez kilos por mes dice la dra. Zubimendi sino que vaya disminuyendo de peso como corresponde: “sabemos que con un 10% de disminución en el inicio bajan los factores de riesgo, empieza a estar más saludable y hay que indicarle de acuerdo a las posibilidades de ese paciente una actividad física. No todos pueden correr o caminar pero dentro de lo posible que se mueva, que haga algo aeróbico. De no hacer nada a caminar hasta el patio ida y vuelta ya hicieron algo”.
La consigna es recobrar la salud y cuidar el cuerpo, que es el único que tenemos. Implica “cambiar la cabeza”, ya que muchas veces tal vez detrás de la obesidad se canalizan angustias o temas no resueltos “que lo calman comiendo y no registran lo que comen”. Es una tarea ardua pero no imposible.

Recomendaciones
“Consultar a un médico, seguir una dieta recomendada por el mismo o por una nutricionista, las hay tanto en el Penna como en el Municipal. Concurrir a los controles de crecimiento y desarrollo en caso de los chicos porque cuanto antes detectemos el escape en el peso, antes vamos a cambiar lo que vemos mal por el habito alimentario”.
“Para los pediatras y madres promover todo lo que se pueda la lactancia materna exclusiva. Explicarle al médico que es lo que está comiendo”.
“Desde los médicos reforzar mucho que el niño y el adolescente tengan una conducta de hacer actividad física que no tiene que ser competitiva. Fomentar en las madres que el premio ante diferentes situaciones no sea la comida, que la comida no sea vivida como un premio ni un castigo”.

El trabajo con el chico
Nos comentan las profesionales que se busca empezar el trabajo ya cuando uno ve que hay familiares obesos recomendando lactancia materna exclusive hasta el sexto mes de vida.
Se educa en la introducción de alimentos tratando de aumentar la cantidad de fibras en la dieta, bajar la composición de grasa sobre todo la animal no tanto la vegetal. La recomendación de usar aceite puro, la no introducción de frituras o que se use una fritura quincenalmente si se quiere dar un gusto.
Pensar no tanto en prohibir sino en acostumbrarlos a comer las porciones adecuadas para su tamaño corporal, no excesivas. “Está bien que un chico se coma un plato de fideos y no necesariamente tiene que ser dietético, o fideos que sean desagradables como los integrales, pero tampoco que se coma tres platos sino el tamaño adecuado para cubrir la ingesta calórica necesaria para su crecimiento y no sobrepasarla”.
Cumple acá un rol importante la decisión de los padres a negarse ante “algunas cosas porque a veces económicamente es difícil llegar a ese alimento pero al final se come con gaseosa y la gaseosa para el crecimiento de un niño no es buena al igual que el jugo de fruta artificial”.

Desde el municipio
En las Unidades Sanitarias se trabaja con atención primaria con prevención; tanto en el consultorio con cada paciente y en algunos lugares con caminatas, charlas; tratando de hacer campañas para detectar factores de riesgo y trabajar sobre esos pacientes.
“El año pasado se empezó a trabajar con charlas en jardines y ya hay muchos jardines que tienen la alimentación como tema prioritario. Todo el personal de las unidades sanitarias hacemos prevención, promoción y trabajamos sobre los factores de riesgo a diario”.

Presente y futuro
“En parte hemos tomado conciencia. Vamos hacia generar más patologías, esperemos que esto se revierta, es un trabajo de hormiga que no es solo de los médicos y el equipo de salud, es en conjunto ya que solos no hacemos nada. Cada vez vamos a ver incrementados más casos porque esto viene de años atrás. Los futuros resultados tal vez no los veamos nosotros, lo que vamos a ver ahora es lo que viene de años atrás que ya lo estamos viendo”.

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2008-03-14 23:00:00
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