“Antes de la pandemia la idea siempre fue acompañar en las horas de internaciones. Íbamos a hacer visitas, jugábamos con los nenes, hacíamos una fiesta una vez al mes y festejábamos el cumple de algunos de los peques. La idea de esos encuentros era que las familias pudieran compartir. Había charlas y mates de por medio, la verdad que la pasábamos muy lindo”, expresó su coordinadora, Carina Foresi.

Con el advenimiento de la emergencia sanitaria, “tuvimos que reajustar un montón de cosas. Acompañamos de manera virtual, hacemos payallamadas, tuvimos que suspender las fiestas y este año empezamos a hacerlas al aire libre en el parque. Nos fuimos acomodando a todo esto que fue difícil, porque tener que padecer algo tan fuerte como la enfermedad de un hijo o hija, y más en plena pandemia, no es fácil”, explicó la referente sobre cómo varió su actividad, y remarcando que siempre se buscó mantener el mismo propósito que los convoca.

Respecto a quienes advienen en receptores de las iniciativas, Foresi explicó: “Nos vamos enterando de los casos que ingresan al hospital, a veces por las enfermeras, otras veces porque una familia le cuenta a la otra. Antes nos conocíamos haciendo la fila en el hospital y ya sabíamos quiénes ingresaban. Ahora es más que nada por el boca a boca. Nos pasan el número de teléfono y nosotros nos contactamos las familias”.

Sobre la dinámica de su labor, Foresi agregó: “Nos acercamos a las casas, les llevamos regalitos hasta la puerta y vamos sosteniendo la comunicación por Whatsapp. La idea es que en ningún momento se sientan solos y solas, ya sea en las etapas de quimio o en los cumples. Cuando terminan el tratamiento festejamos las últimas quimios, tomamos un café, les hacemos una torta y les llevamos todo para que festejen en su casa”.

Generando lazos

El Club de Los Peladitos nació en Buenos Aires en el 2013 cuando un grupo de padres y madres debieron viajar de Tres Arroyos a la localidad porteña a realizar un tratamiento para su hijo. En 2018, Foresi viajó por el mismo motivo, se encontró con la propuesta y decidió traerla a Bahía Blanca.

La iniciativa reúne a voluntarios y voluntarias, muchas veces padres y madres que han vivido situaciones similares. De allí, la decisión de reunirse con pares e involucrarse para ser sostén desde el acompañamiento, el entretenimiento y lo lúdico. La ayuda mutua resulta ser una característica identitaria que refleja el trabajo solidario de la Agrupación.

“Incluso a los adolescentes los hacemos conectarse entre sí, así se conocen y comparten las mismas inquietudes y todo lo que les pasa con los cambios corporales como la pérdida del pelo, entonces se arma una conexión hermosa. También a los papás y mamás hacemos que se conozcan para apoyarse entre sí. Como decimos siempre, somos una gran familia que nos ayudamos unos a otros”, concluyó Foresi.

Por otro lado, además de fomentar vínculos con hospitales y profesionales de la salud de la ciudad, la agrupación trabaja mancomunadamente con Ayuda-Le, tanto para conocer a nuevas familias que requieran acompañamiento como aquellas provenientes del interior, que requieran alojarse en Bahía Blanca para que sus niños o niñas reciban tratamientos en el sistema sanitario local.

Autor: Redacción Ecodías