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Cifras que no varían
Categoría: Salud

El promedio de casos por SUH en la ciudad y la zona se mantiene en el nivel de años anteriores, según se informó desde Región Sanitaria I. Los datos confirman la necesidad de continuar la concientización y el trabajo diario para prevenir la enfermedad.

Debido a los casos que se conocieron en los últimos meses, el Síndrome Urémico Hemolítico ha ocupado en varias oportunidades espacios destacados en los medios de comunicación. Ese trabajo sirve para difundir y conocer la peligrosidad de la enfermedad, pero va perdiendo su valor si no se le da una continuidad al tema en cuanto a educación y prevención de este mal que ataca sobre todo a los más chicos. “Informar -dice el dr. Jorge Gabbarini, titular de Región Sanitaria I- es una tarea permanente de todos los días. No bajar la guardia ni nosotros ni ustedes los periodistas, ni el SENASA ni el INAL (Instituto Nacional de Alimentos), todos los que tenemos que ver con esto. No es una campaña que empieza y termina, es permanente”.
Recientemente, Región Sanitaria I dio a conocer datos estadísticos respecto a casos de SUH en lo que va del año. Esos datos no difieren mucho de los de años anteriores pero lejos de hablar de una estabilidad, se hace, con los números en la mano, aún más imperiosa una real toma de conciencia para que esos números disminuyan. Bajas que se podrían ver años más adelante siempre y cuando se logre una prevención por parte de todos.
“Si uno informa por un periodo breve de tiempo se transformaría en una alarma. En cambio, si uno informa continuamente, le da continuidad a esa labor de esclarecimiento, de educación para la alimentación, se estaría contribuyendo”.

Número para recordar
“
A nivel Región Sanitaria I, como número fácil de recordar, tenemos alrededor de veinte casos por año. De esos veinte, con algunos años donde los casos llegan a 23 o 24, hay un número de chicos que no son de la provincia de Buenos Aires, que vienen de provincias vecinas ya que el Penna es un hospital de referencia y algunos chicos se internan allí. Así que estaremos entre quince y veinte propios de la provincia de Buenos Aires. A esta altura del año, llevamos el mismo número que el año pasado que serían cuatro casos de la región, dos de Bahía Blanca”.
La información brindada por Gabbarini confirma eso de que las estadísticas no se han movido mucho en cuanto a otros años. Incluso vale agregar, ya que el SUH ha sido noticia en el verano, que se trata de una enfermedad que se da más durante esta época, que es más común en la provincia de Buenos Aires porque vivimos en zona agrícola ganadera y que hay otros factores que transforman a la zona, y al país, en sector sensible a esta enfermedad: “Los números son alarmantes porque cuando uno dice que este es el país en el mundo que tiene más casos de SUH, es una estadística ciertamente triste pero acá el número de cabezas de ganado, el consumo de carnes, el contacto con el campo, la presencia de muchos trabajadores del campo con hogar en la ciudad, lo cual hace al contacto de chicos con productos del campo, con la bosta de la vaca que de alguna manera se traslada, ya sea por el viento o la ropa… el trabajo de los frigoríficos que también está vinculado a esto… Todo influye”.

Trabajo en conjunto
Haciendo una comparación con otras regiones de la provincia de Buenos Aires, Gabbarini señaló que las tasas más altas la tienen la del interior como la región sanitaria novena, “la octava, la tercera y la primera (la nuestra). Las zonas más urbanas tienen menos casos, estamos hablando de tasas por cien mil habitantes”.
Detrás de los números, existe toda una labor en cuanto a prevención -“se hace una tarea de difusión, en esto participan SENASA, los veterinarios trabajan en los frigoríficos, trabaja el INAL, el instituto que tiene que ver con los alimentos y trabaja Salud haciendo difusión para la prevención”- y también una estrategia de trabajo respecto a que hacer ante la aparición de un caso: “Esto es de denuncia obligatoria e inmediata. A nosotros nos comunican telefónicamente la existencia de un caso, para que el área de fiscalización conjuntamente con el área de Bromatología municipal vaya a recoger el alimento que puede ser la fuente, para tomar muestras y detectar la bacteria o la toxina. Eso no nos da los resultados que desearíamos porque o se llega tarde o se eliminó el alimento, y no quedaron restos o cuesta recobrar la bacteria del alimento. Pero está armada una estructura como para ir a la fuente contaminante y alertar”.
Respecto a la atención médica que se brinda a nivel local, Gabbarini afirmó que hay excelentes equipos pediátricos para la terapéutica “de manera que un chico que se interna en el Penna o en cualquier institución privada de la ciudad tiene la misma calidad de atención que en los mejores centros del país, hay gente muy especializada en eso”.

Modificar actitudes
Por último, vale decir también que si bien se habla mucho de prevención y del trabajo estatal respecto a esto, no es menos cierto que existe una cuestión y que tiene que ver con hacer una real prevención desde lo individual, desde el hogar, sobre todo desde aquellos sectores donde no se carece de recursos que puedan hacer factible la prevención: “Esto es una cuestión de modificar actitudes, no conocimientos. Porque en muchos temas que tienen que ver con la prevención el conocimiento existe pero no se usa. Es lo que en Salud se llama empoderamiento, o sea cuando yo uso un conocimiento para mi beneficio. Si tengo el conocimiento de que hay que usar casco pero no me lo pongo, en realidad ese conocimiento no me sirve porque no me he apoderado de ese conocimiento para que me resulte útil al cuidado de mi salud. Es hacerlo propio y utilizarlo para beneficio propio”.
Es difícil, agrega Gabbarini, poner en practica esos conocimientos debido a que comemos todos los días y varias veces al día y la preparación de alimentos en una casa es casi constante, pero y mirando otra vez los números, la actitud de cambio necesita ser permanente.

Aclaración
Existen sectores que en su trabajo de prevención del Síndrome urémico Hemolítico están reclamando que Bahía Blanca cuente con lo que se conoce como reactivos y PCR (reacción en cadena de la polimerasa) que sirven para diagnosticar el SUH, y con la PCR otras enfermedades de transmisión alimentaria.
Sin embargo, el dr. Gabbarini pidió hacer una aclaración respecto a este tema y la forma actual de brindar diagnósticos: “El diagnóstico de la enfermedad se hace en tiempo oportuno para el tratamiento con recursos que existen actualmente. Porque por ahí se deslizó que hacía falta hacer un diagnóstico muy precoz a través de una PCR. Entonces, el diagnóstico ultra precoz, antes que los síntomas se vean, tendría sentido si uno tiene una especie de antídoto, una antitoxina, algo para neutralizar la toxina, como eso no existe la aparición de los síntomas y los exámenes de laboratorio que se disponen son suficientes para hacer el tratamiento que hoy conocemos”.

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2009-03-06 23:00:00
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