Porque la pobreza ha sido siempre uno de los generadores de la enfermedad, en el marco del Plan Nacional de Lucha contra la Tuberculosis existe un servicio social para acompañar a los pacientes en su tratamiento e incluso brindar una ayuda económica a aquellos cuya situación económica y laboral no sea la mejor.
Alicia De Dios es trabajadora social y es quien dentro del plan en Región Sanitaria I se ocupa de los pacientes que se encuentran en condiciones sociales vulnerables.

El tratamiento: pilar fundamental
Debido a que la TBC es una enfermedad infecto-contagiosa y por la necesidad de curarse de los propios pacientes, el cumplimiento del tratamiento toma dimensiones importantísimas. Por ello, en las primeras entrevistas con los pacientes se realiza un destacado trabajo de concientización para que el enfermo asuma la enfermedad. Dentro del plan, el trabajo social también hace un abordaje específico respecto al control de la infección, cumplimiento del tratamiento médico y examen a aquellas personas que conviven con el enfermo.
Se le explica al afectado de qué se trata la TBC, la forma de tratarla y los riesgos que se contraen en caso de no cumplir el tratamiento: “De allí el éxito del mismo. El paciente no va a abandonar en la medida en que lo tenga internalizado, por eso las primeras entrevistas son fundamentales. Generalmente, si se abandona es porque no entendió bien de qué se trata la enfermedad y no le dio la importancia necesaria, y a veces hay otros problemas serios sociales, económicos que hacen que se dificulte el cumplimiento”.
El porcentaje de abandono no es muy alto, dice De Dios, sin embargo los problemas llegan cuando persiste la negativa por parte del paciente de tratarse, a pesar de que los profesionales hayan cumplido su obligación de informarles los riesgos y la importancia del tratamiento: “Si eso ocurre, en un plazo determinado indicado en las normas, se declara abandono. Va más allá de nuestras posibilidades, no tenemos un resorte legal como para obligarlos. Si se trata de chicos y hay una negativa de los padres, uno sí puede dar una intervención un juez de Menores y demás”.

Ley de amparo
La Ley Provincial 10.436 otorga protección económica a aquellos pacientes que no tienen cobertura y cuya condición laboral es desfavorable o que por la enfermedad no pueden trabajar y por ende no perciben ingresos. De esta manera, se realiza un trámite en Bahía Blanca y se eleva a La Plata donde el caso es evaluado para ser autorizado y para determinar por cuantos meses se otorgará el subsidio: “Generalmente coincide con los meses de tratamiento, a veces pueden ser algunos meses menos o más. Si el trámite llegó a La Plata después de dos meses de iniciado el tratamiento, lo asignan de acuerdo a la cantidad de meses que faltan para concluirlo. Y cuando está asociada alguna otra enfermedad como diabetes, o un paciente de VIH que contrae tuberculosis, se da un porcentaje más o se asignan más meses”.
El monto estipulado del subsidio corresponde a la categoría más baja de un empleado de la administración pública. Hay antecedentes de que el subsidio no ha llegado en tiempo y forma, pese a la asignación correspondiente. Según la ley, el dinero tiene que ser destinado a los 30 días de iniciado el trámite pero lamentablemente a veces tarda cuatro o seis meses, y en ocasiones debido a los atrasos se abonan algunos meses juntos.
Entre 25 y 30 pacientes de la ciudad se ven beneficiados con este derecho. Como su cumplimiento es de obligación provincial, cuando hay retrasos entra en juego el papel de los municipios: “Cuando hay demoras y la familia está pasando una situación crítica, se recurre al municipio por algún tipo de sostén o ayuda. En el programa lo que pedimos es la colaboración de los municipios en ese sentido. A veces tenemos mejores respuestas y en otros casos no tan buenas o no tan rápidas que lo que se requiere”.

La gran falencia
Alicia De Dios coincide con el dr. Acrogliano en que la falla del plan está en el hecho de no poder captar a los enfermos que forman parte del sub-registro. Falta de tiempo, de recursos económicos y hasta de recursos humanos, son los factores que se alegan para no poder cumplir con esa importante función.
El punto crítico es lograr una intervención comunitaria a través de la prevención, información, capacitación y formación de promotores, que detecten a su vez casos, asesoren a los vecinos sobre la enfermedad y la importancia de la consulta precoz. Con un estado provincial asignando los recursos necesarios, es decir, cumpliendo su función.
“Uno de los puntos esenciales sería trabajar con las unidades sanitarias, trabajar con el primer nivel de atención que es el que más está cercano con la gente del mismo barrio y donde se puede detectar esto”. Si bien el contacto con las unidades sanitarias actualmente existe en algunos casos, no hay todavía un trabajo profundo y necesario como el que señala De Dios. En algún momento se realizaron propuestas de este tipo al área de Salud municipal pero todavía no ha surgido la posibilidad de poder llevar a cabo este trabajo.