Hay experiencias que demuestran que del dolor también es posible aprender. Y esto es lo que se propuso la licenciada en Psicología, Natalia Novaro, al crear esta iniciativa pensada para toda la familia. “El duelo es un proceso natural que la humanidad vive desde tiempos remotos. Todos tenemos recursos personales, sociales o de nuestra tribu, para hacer estos atravesamientos”, comenzó.
Sin embargo, el duelo gestacional o perinatal no está sincronizado con el ciclo vital. “De hecho que los niños mueren, o que un embarazo puede no llegar a término, son cosas sobre lo que no solemos hablar y se viven de manera solitaria. Hay muchísimo tabú y, como sociedad, somos bastante inadecuados en el acompañamiento de estas familias. Por eso es importante difundir, naturalizar y visibilizar para que no solo quienes lo atraviesen estén más cobijadas, sino para que socialmente sepamos qué tenemos o qué no tenemos que hacer en estos casos”, explicó.
Asimismo, dicha cuestión debería llegar a las agendas de quienes toman las decisiones. “No solamente la misma familia nos lleva apuraditos para que nos pongamos bien. La sociedad nos pide que sigamos trabajando y produciendo, desconociendo el impacto emocional que tiene y la imposibilidad que tenemos de seguir de inmediato. Si nos dejan sanar, probablemente, luego seamos sujetos productivos insertados. Si este proceso se apura, normalmente lo que sucede luego es que alguna implicancia física o anímica tengamos”, dijo.
Tender una mano
Con la luna como cuna, primero nació como un espacio dentro del corazón de Natalia. “Estoy especializada en duelo, pero este recorrido tiene inicialmente que ver con una vivencia personal. En el 2010 despedí trillizos y cuando su gestación se detuvo, estaba excelentemente acompañada por un profesional, que es mi psicólogo de años, con quien tengo un espacio psicoterapéutico maravilloso. Pero había algo de la vivencia que no podía terminar de transmitir. Empecé a investigar, a buscar, a ver cómo se trabajaba esto en otros lugares, y cuáles eran los abordajes”, recordó.
En ese contexto, su primera mirada fue hacia una red española llamada El hueco de mi vientre, que hoy es una iniciativa amiga. “A partir de mi deseo, de mi dolor y de mi interés por sanar generé un pequeño espacio, que en ese momento era en Facebook, para compartir la vivencia e información con profesionales. Eso fue creciendo. Se abrió el Instagram, y un grupo de familias, conformado también por abuelos, padrinos, tíos. Empezamos a tener encuentros presenciales y, en pandemia, virtuales. Ahí la red explotó porque se pudo sumar gente de otros lugares”, detalló.
Para poder estar en un grupo, primero es necesario cumplir con el requisito principal y fundamental de poder escuchar. “Cuando una persona solo tiene necesidad de ser escuchada no está lista para estar en un grupo de estas características, donde tiene que poder escuchar a otros y compartir lo que le pasa. Una vez en el grupo se los recibe de forma amorosa para que puedan contar su historia y compartir con los otros papás y las otras familias. Es movilizador y movilizante lo que sucede el primer día cuando ven que hay otros que pasaron por lo mismo. Es un espacio donde la gente encuentra que todos hablan un mismo lenguaje”, valoró.
Visibilizar y difundir
La red cuenta con una herramienta llamada La caja de los recuerdos, que surgió gracias al trabajo con la propuesta española. “Ellos nos contaron en detalle cómo confeccionarla, y se puso a disposición de los servicios públicos y privados de la ciudad de Bahía Blanca. Por ejemplo, se encuentra en el Penna, el Italiano, el Maternidad, en el Eva Perón de Punta Alta, y otras ciudades que los han pedido. Es una herramienta que se utiliza al momento del fallecimiento de un bebé en el Hospital y que permite recoger huellas simbólicas para que esas familias tengan un recuerdo valioso que con el paso del tiempo se convierte en un tesoro” expresó.
Además es algo dinámico ya que podrán seguir incorporando objetos. “Es una forma de darle identidad a ese bebé y que tenga su lugar en la familia. Esas cajas tienen elementos fabricados a mano y están pintadas a mano, por los papás y mamás del grupo”. Por otro lado, también se brindan charlas, jornadas y capacitaciones para la comunidad en general y otras orientadas específicamente para profesionales, para acompañar el abordaje que hacen en el caso de muerte perinatal.
Entre otra de la actividades, el año pasado consiguieron una ordenanza que dicta que todos los 15 de octubre, Día Mundial de la Muerte Gestacional y Perinatal, se ilumine el Teatro Municipal. “Pero ese es un acto que empieza y termina ese día. Por eso, la Municipalidad nos cedió un espacio en el Parque Boronat, donde tenemos un banquito que está pintado como un cielo, plantamos un árbol y hay una platea donde va a haber una rayuela. Ese espacio representa que el grupo existe y podrán usarlo las familias que no tienen donde homenajear a sus bebés. Este proyecto está en marcha”, finalizó.
Quienes quieran conocer más o colaborar, ya sea donando algún material que pueda ser utilizado en la confección de objetos para las cajas de recuerdos, o económico para la compra de la pintura para la rayuela, pueden comunicarse por Instagram: @conlalunacomocuna, Facebook: Con La Luna Como Cuna. Duelo Gestacional Y Perinatal, correo electrónico: conlalunacomocuna@gmail.com o al WhatsApp: 291 4124977.
Autor: Redacción Ecodías
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