Fundado en 1978 por la reconocida Embajadora para la Paz, Naty Petrosino, el Hogar le dio de comer a miles de personas en Bahía Blanca por décadas, siendo el primero de una red destinada a ayudar a pobres y enfermos. Luego, durante los años noventa, la institución pasó a manos de la Curia.

Luego de un proceso de varios años, en 2018 se logró la habilitación para que la entidad funcione legalmente como un hogar para personas con discapacidad, y dejó de tomar personas de la tercera edad.

Actualmente, albergan a 26 personas con discapacidad severa, en su mayoría sin familias, y dos ancianos. Las y los trabajadores del espacio realizan diariamente sus tareas con un único objetivo: Que cada uno acceda al mejor cuidado, garantizando mejorar su calidad de vida.

La coordinadora, hermana Mirtha Amarilla Portillo, contó: “Llegan de distintas maneras. La mayoría son de alta dependencia, casi ninguno camina, están postrados totalmente. Y cuando las personas son mayores, ya no los pueden tener. Algunos también vienen a través de algún Juzgado, porque alguien tomo el caso y los terminan derivando”.

“El fin último de nuestro instituto es acoger a personas que realmente lo necesitan, por su vulnerabilidad social, y familiar. Acoger a esas personas, y darles toda la dignidad que se merecen. Las familias están muy agradecidas, pero son muy pocos los que tienen familia. Muchos de los chicos que están desde el tiempo de Naty, no tienen contacto, porque ninguno tenía historia social ni clínica”, expuso la referente, y destacó que “la gente que vio lo que era antes, y ve cómo es ahora, nota un gran cambio”.

En contacto con la comunidad

En el Hogar, alrededor de veinte trabajadores y trabajadoras, desarrollan una gran variedad de actividades. Entre ellas, talleres, cuidado de una huerta, musicoterapia y educación física.

«La importancia es que acá se les da calidad de vida. Tratamos de darles todo lo que necesitan para que tengan una vida digna, en cuanto a salud, afecto, y recreación. Todo lo que puedan desarrollar”, indicó la referente, en diálogo con la Cooperativa Ecomedios.

También conocido como ‘Don Orione’, el espacio mantiene actividades y reuniones con otras instituciones abocadas al abordaje de la discapacidad, como el Cotolengo y la Clínica Bahiense. Además, reciben la colaboración de particulares y empresas, a través de las cuales dan respuesta a las principales necesidades de los internos.

“Quien quiera, puede venir a hacer un voluntariado, que es muy amplio. Lo que queremos lograr es que cada residente que tenemos tenga un voluntario que sea referente, y que pueda crear un clima de amistad y familiaridad con él. Hasta ahora lo logramos con algunos, pero no para todos. Ese es nuestro gran objetivo”, expresó Portillo.

Asimismo, indicó que uno de sus próximos proyectos es la habilitación como Centro de Día, para poder sumar nuevas actividades y posibilidades.

Compartir sonrisas

Como primera acción, en el marco del aniversario Nº 25 del Hogar San Francisco de Asís, realizó una misa y un brindis en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Estas propuestas se extenderán durante todo el año, en su sede de Av. Pringles 900.

“Queremos invitar a la gente a participar de los eventos, que para nosotros son muy importante. Son muchos años de servicio, y queremos compartir nuestro cumpleaños con todos”, afirmó la hermana.

Autor: Redacción Ecodías