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Y nos vamos al FONDO…
El mayo del 2018 arrancó con menos esperanza de la que quedaba en el pueblo argentino: nos vamos al Fondo fue el anuncio, con todo lo que tiene de simbólico y de recuerdos nefastos para la economía de nuestro país.
Categoría: Política

El mayo del 2018 arrancó con menos
esperanza de la que quedaba en el pueblo argentino: nos vamos al Fondo fue el
anuncio, con todo lo que tiene de simbólico y de recuerdos nefastos para la
economía de nuestro país.


Como veníamos escribiendo desde estas páginas, era algo que ya se veía venir
por, al menos, dos cuestiones principales que se daban desde principios de este
año: el alza en la tasa de interés de EE.UU. (que hace que los capitales
especulativos se vayan para allá) y el déficit en la cuenta corriente externa
(falta de dólares para importaciones, turismo, las remesas de las
multinacionales a sus filiales y para los intereses de la deuda externa).
El problema en la Argentina es la falta de dólares, que se agravó por las
desregulaciones que puso en práctica el gobierno nacional al eliminar:
● la obligación que tenían los exportadores de liquidar los dólares de las
ventas de los cereales,
● la imposibilidad que tenían las multinacionales de mandar al exterior sus
ganancias, y
● las trabas que tenían los capitales golondrinas al no poder entrar y salir
cuando querían.
Sacar todo esto junto, se sumó al déficit de la balanza comercial
(importaciones mayores que exportaciones), a la falta de inversiones, al pago
de los intereses de la deuda externa, a las necesidades del turismo y a la
renovación de las Lebac (letras del Banco Central), para que la demanda de
dólares supere con creces a la oferta disponible.
Y la salida para el gobierno fue seguir endeudándose para garantizar el pago a
los acreedores y frenar una corrida que se transformaba en sangría de las
reservas acumuladas que tenemos todos los argentinos en el Banco Central.
El programa del gobierno es que este camino era el único posible para ver la
luz al final del túnel, que se traduciría en una baja de la inflación, un
crecimiento del PBI al crecer las inversiones, mayor posibilidad de trabajo
genuino derivado de esto, y todo cuidando a los más vulnerables con la garantía
de un “gradualismo” que permitiría que nadie sufra las penurias de la huella a
transitar ni los sacrificios a realizar por la mayoría del pueblo argentino,
cosa que sí ocurriría con un ajuste de shock, como pedían algunos economistas,
al decir del gobierno central.

¿A quién beneficia?
Lo que muestra la historia económica es que este tipo de programas nunca
toca los ingresos, o más bien, elimina impuestos a las corporaciones porque
creen que así se producirán las inversiones, el crecimiento y las mayores
oportunidades de trabajo. Es decir, producen una formidable transferencia de
ingresos desde las mayorías populares hacia las grandes empresas, dejando en el
camino a las micropymes que aportan el 75% de la ocupación laboral y las que
producen el 70% del total que consumimos los argentinos.
Y ahora se nos vuelve a pedir un esfuerzo adicional porque hay que
“profundizar” el “gradualismo” (condición del FMI) lo que se traduciría en un
formidable ajuste del gasto público para tener “margen” para pagar los
intereses de la deuda externa.
Traducido, se nos pide menos ¿gasto? en jubilaciones y en obra pública para
tener fondos para pagarles a ellos. Y seguramente con esto no alcance, porque
necesitamos dólares, y eso se logra, en parte, si bajamos el déficit de la
balanza comercial (que bajen las importaciones y aumenten las exportaciones), o
sea, en el esquema de su concepción económica, más devaluación de nuestra
moneda, lo que produce inflación y más pérdida del poder adquisitivo del
salario, con aumento de la desocupación en el sector industrial local al
achicarse aún más el mercado interno y encarecerse los insumos externos de la
producción local. Un combo perfecto para seguir “profundizando” la crisis
económica de la mayoría de los sectores económicos de nuestro país y
desfinanciar nuestro Estado.

Veamos algunos números que pueden ayudarnos a entender la situación actual:



CONCEPTO

2015

2016

2017

2018

Inflación

26%

41%

24,80%

30%

Deuda Externa
(en miles de millones)

250.000

300.000

337.500

376.500

Porcentaje s/PBI

48%

 

 

65%

 

14% en USD

 

45% en USD

 

Reservas

25.000

 

 

50.000

Lebac

0

 

 

56.000

Intereses Deuda Externa

4.500

 

 

20.000


Inflación: después de 3 años del
nuevo gobierno la inflación proyectada se ubica 4 puntos por encima del 2015, habiendo
pasado por un pico de más del 40% en el 2016 y una reducción al 25% en el 2017.
Es decir, el tema que iba a ser una “papa” reducirlo, sigue sin poder ser
resuelto, teniendo que ser destinado un mayor porcentaje de los ingresos a los
servicios públicos y alquileres, al no crecer los salarios en una mayor
proporción que la inflación.
Deuda Externa (en miles de
millones): en estos 2 años y medio de gobierno, la Deuda Externa creció más del
50%, pasando de ser del 48% del PBI al 65% (es decir, se están debiendo dos
tercios de lo que producimos por año todos los argentinos, cuando antes era
menos de la mitad), y de tener el 14% en dólares en el 2015 a deber el 45% del
total de la misma en dólares al 2017.
Reservas-Lebac-Intereses de la Deuda:
las Reservas del Banco Central crecieron en un 100% pero a un ritmo levemente
superior crecieron las Lebac (Letras del Banco Central con un rendimiento
actual del 43% de tasa de interés anual), pasando a ocurrir que si el total de
los tenedores de estas Letras pidieran el equivalente en dólares para irse del
país, no alcanzarían las Reservas para entregárselos, a lo que se suma la
friolera anual de intereses de la Deuda que hay que pagar a los acreedores
externos, y que en estos momentos se suple con nueva deuda externa. Esto dicho
el 20 de mayo de 2018…

Posponer el problema…
Es decir, la vuelta al Fondo es patear el problema para adelante si no se
resuelve, con política, el cuello de botella que significa no contar con
dólares para hacer frente a las necesidades que tiene el Estado Argentino para
importar lo indispensable, pagar su deuda y generar los respaldos necesarios
para los pesos que requieren los pagos del llamado Gasto Público.
El problema no es el Déficit Fiscal, que se paga en pesos, sino el Déficit de
la Cuenta Corriente, para el que se requieren dólares, y Argentina no puede
darse el lujo de tener un solo tipo de cambio para todas las “ventanillas” que
se le presentan, porque no es lo mismo el turismo, las remesas al exterior de
las multinacionales, la importación de productos indispensables o la
Exportación de productos argentinos.
Y en esto debe meter mano la política, tocando intereses corporativos
minoritarios en pos de los intereses de las mayorías.

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2018-06-05 00:00:00
Etiquetas: Política.
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