Miércoles
23 de marzo. La Casa Rosada amaneció tapada por banderas norteamericanas,
llegaba el Presidente de Estados Unidos, el negro Obama, con alma de Klu klux
klan.
Aquí no lo esperaban negros ni indígenas.
Negros, no quedan, indígenas muy pocos, los matamos a todos, somos democráticos
blancos.
Hablamos el castellano, pero el nuevo gobierno piensa en idioma yanqui.
A Sarmiento lo nombraron Presidente, cuando él estaba en Nueva York.
Rivadavia hecho a San Martín del país, cambiamos la caña fuerte por la coca
cola y el chicle.
Cambiamos el tabaco fuerte por cigarrillos rubios en paquetes etiquetados en
ingles.
En los salones de baile y boliches de moda nos se toma vino, se toma whisky.
Durante la primera invasión española, se trajeron vacas, cuando vino la
segunda, las pampas estaban pobladas de vacas que pastaban en campos que
pertenecían a la Nación Mapuche.
De esas vacas no quedo una, hoy son Aberden Angus, Shortorn, Hereford,
holandesas.
Después de liquidar a indígenas y negros, hubo que poblar el país y se abrió la
inmigración, de cada país vinieron paisanos.
“Ya no sos mi Margarita, ahora te llaman Margot”.
El macrilogio de hoy y su sinceramiento.
Si en el extranjero gustan del asado, los argentinos comeremos carne una vez
por semana y a 40 dólares el kilo, y no existirá valor dólar o dólar paralelo,
no abra moneda argentina.
Me vienen a la memoria las palabras de Don Ata, “Nos han disfrazao que es
peor”.