La
Unión Industrial Argentina admite una caída entre el 7 y el 8 por ciento. La
desocupación promedio está en el 10 por ciento.
Las economías regionales que están forzadas a venderle sus producciones a
corporaciones mundiales, incluyendo a grandes supermercados, lo que les pagan
no les cubren los costos de producción (fruta-leche).
La marcha federal de dos días que abarcó al país y terminó en Plaza de Mayo, es
una demostración y un llamado de atención al gobierno: “para la mano, Macri” o
tendrás un paro nacional que viene de abajo, pero afecta a otros sectores
sociales como el comercio, la industria y el trabajo, con un agravante: mayor
pobreza, falta de consumo y desocupación, y si eso ocurre no vemos por qué
hablar de elecciones para el 2017 y 2019, es el país que se niega a morir.
Y lo que nos pasa aquí, sucede en todo el mundo capitalista que incluso
arrastra a gobiernos y pueblos que buscan alternativas para salir de la crisis
general en la que está inmerso el mundo.
Cada día escucho decir que las importaciones chinas están desplazando a la
producción nacional.
Yo pregunto: ¿Qué les importa, los obreros, los jubilados, la gente de los
barrios?
El capitalismo salvaje al que se refirió Juan Pablo II comenzó hace muchos
años. La crisis económica se la veía venir, al ir profundizándose las
desigualdades sociales, se hacían sentir en cada país, afectando a sus pueblos.
La humanidad, a pesar de su comportamiento errático, reclama cambios que
satisfagan sus necesidades. El sistema capitalista adoptado por todos los
gobiernos, no está en condiciones de resolverlas.
Es evidente que la instauración de un nuevo orden económico mundial, debe reemplazar
al actual.
La lucha por la paz y el advenimiento de un nuevo orden económico mundial son
indivisibles, sin una no hay otra.
¿De qué sirve salvar al sistema (capitalista, económico y financiero) si la
humanidad sucumbe? Los ricos y millonarios tienen una opinión equivocada si creen
que solo ellos se salvarán de este holocausto mundial.
Se teme que estamos frente a una caída del imperialismo capitalista para caer
en otro -y no es así-.
Lo que la humanidad se plantea hoy es un mundo más justo, igualitario en paz y
con trabajo, más social y más humano.
Como el sistema actual no puede hacerlo, trata desesperadamente de mantener el
dominio del mundo, tampoco es posible otro imperialismo.
El futuro orden económico no pasa por la explotación y grandes beneficios
instalados por el capitalismo salvaje, sino que tienden inexorablemente a un
grado de complementación económica entre los países y sus economías nacionales.
Si esto no se comprende es difícil que la humanidad avance hacia formas
superiores de vida.