De la misma manera en que criticamos el anterior lockout de las organizaciones empresarias del campo, comprendiendo que los pequeños productores son manipulables por personajes e ideología golpistas como la de Gonzalez Bioca hoy rechazado por su discurso y ayer aplaudido en la Exposición Rural de Bordeu por los mismos, rechazamos ahora el regreso al paro que han decretado las mismas entidades.
Lo rechazamos en primer lugar porque entendemos que las retenciones móviles a las exportaciones de soja, son una correcta medida económica para que las ganancias extraordinarias que hoy tiene el sector agropecuario sean, en parte al menos, distribuidas con mayor equidad en beneficio de todos los argentinos y argentinas. Porque en un país que sigue pagando los costos de la destrucción dictatorial del 76, la entrega del patrimonio nacional de los 90 y la ausencia de una dirigencia que poco a hecho desde 1983 para revertir la brutal realidad de los argentinos y el ejercicio de sus derechos, debe haber ganancias para industriales y productores, suficientes y no libradas a la arbitrariedad de los mismo cuando miles mueren de hambre aùn hoy. Para evitar que la constante suba de los precios internacionales de los alimentos se traslade a nuestro mercado interno.
También lo rechazamos porque fresca está en nuestra memoria el salto en los precios de los alimentos que conllevó la reciente medida de fuerza, que desabasteció las góndolas. Esos precios, que luego no bajaron, impactaron e impactan sobre los sectores más humildes de nuestra sociedad, sobre los pobres y los trabajadores que hoy no pueden llegar a fin de mes. Donde también hay complicidades de los intermediarios, que en nuestra patria crecieron al cobijo de estos mismo empresarios y durante la usurpación de gobiernos constitucionales por feroces dictaduras.
No hay derecho que eso vuelva a suceder. ¿En qué país viven los que vuelven al paro? Es tremenda la falta de sensibilidad social para con aquellos que menos tienen. Sin embargo pretenden esbozar un discurso omnicomprensivo y hasta con un pretendido sesgo social para manipular al resto de la sociedad pensando solo en su bolsillo individualista y egoísta.
La nación a construir nos tiene que cobijar a todos y no solo a las minorías, como siempre han propugnado desde la Sociedad Rural Argentina y CARBAP, unidas a lo peor de la derecha.
El gobierno en tanto debe terminar de navegar en contradicciones y discursos muchas veces vacíos, para inclinar de una vez por todas los beneficios hacia los más desprotegidos y permitir el pleno ejercicio de sus derechos todavía mayoritariamente conculcados. Si bien se han dado medidas valiosas, hasta ahora se siguen salvando muchos de los beneficios de sectores concentrados que son subsidiados, y de una clase media vulgar que exige y exige desde su egoísmo, y que se ha beneficiado con una mejoría notable de su situación, pero se queja como si fuera indigente.
Nunca defendimos ni defenderemos gobiernos, pero si la institucionalidad y la exigencia de la plena e irrestricta vigencia de los Derechos Humanos para Todos y Todas, única posibilidad de un país justo y una auténtica democracia.