“Decí por Dios que me has dao
Que estoy tan cambiao
No sé más quien soy” (tango)

El desastre y destrucción del aparato productivo argentino, la imagen del país
es la de un inmenso volcán en el que se producen erupciones casi todos los
días.
Es difícil creer que esta situación puede prolongarse hasta el fin de su
mandato.
Me atrevo a opinar que hasta las elecciones de octubre de este año podrían no
llevarse a cabo, el anuncio de que el propio gobierno quiera realizar las
marchas en defensa de su gobierno, ante la posibilidad de un “golpe de estado”.
Todas las manifestaciones que se están realizando y hasta la misma que piensan
hacer en su defensa, llevan inevitablemente a una consigna: “Que renuncie”.
Las declaraciones de la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires dando a
entender su imposibilidad de gobernar corroboran que la expresión “Que
renuncie” se ha convertido en necesaria y pronta.
Lo que suceda de aquí a 30 días, demostrará si lo antedicho tiene visas de
realidad.
Lo que sucedió en Brasil (golpe de estado) y el estado actual de la economía de
ese país tiene coincidencia, ninguno de los dos gobiernos están en condiciones
de gobernar.
Cada país con gobiernos que responden a una concepción de origen capitalista,
está inmerso en su propia crisis lo que convalida que la crisis a nivel mundial
no es coyuntural sino estructural.
La solución adquiere connotaciones de carácter universal.
Ningún gobierno del país que fuera, podría resolverlo, ni la economía de
Estados Unidos de Norteamérica podrá resolverlo.
Las guerras, las luchas internas dentro de los mismos países capitalistas lo
demuestran: no hay salida.
No es cuestión de simpatías, de gustos, de afinidad política.
El fin de un sistema o civilización lo determinan los pueblos que conforman la
humanidad.
Es inevitable e inexorable: hay un mundo que se derrumba, hay un mundo que
nace.
No creo que la humanidad se suicide, ni tampoco que los grandes y poderosos que
se concentran en el mundo se practiquen el “Hara Kiri”.
Tengo la impresión que esto no sucederá y la esperanza de que es posible que la
lucha de los pueblos impriman un nuevo rumbo a la humanidad.