El cuidado de las niñas y los niños es una de las responsabilidades que requiere mayor concientización y compromiso social. La infancia constituye una etapa fundante para una adultez plena. Sin embargo, no solo hay que pensar en el futuro de las generaciones sino en sus presentes.
Chicas y chicos aprenden a vincularse a través de la socialización, proceso en el que intervienen las personas encargadas de su crianza, hermanas y hermanos, abuelas y abuelos. Posteriormente, el horizonte de las relaciones se amplía y los diversos ciclos escolares pasan a formar parte de sus vidas. En cada una de estas etapas, las relaciones se hacen parte de la propia visión como persona. Y se hacen constitutivas de esa niña, de ese niño.
La burla, la discriminación, la mirada crítica sobre sus cuerpos y sus comportamientos surgen como formas negativas de vinculación, que afectan su desarrollo emocional. Los ataques verbales o físicos suelen surgir entre quienes tienen la misma edad, y se visibilizan, en su mayoría, en los grupos escolares o deportivos. Esto genera marginalidad, y empuja a quienes lo padecen a sentimientos de dolor, vergüenza, rechazo, mayor timidez. Finalmente, la autoestima se ve comprometida. Hoy lo llamamos bullying.
Nuevas realidades tecnológicas
Es indispensable la rápida intervención por parte de las familias y las instituciones, responsables del bienestar infantil. Poner en palabras las agresiones, las persecuciones, los prejuicios es una forma de preguntar cuáles son las razones de las mismas. Una vez dicho, desarmar estos conflictos es más sencillo. Es cierto que esto requiere una mirada madura, orientaciones objetivas y un acompañamiento en el proceso.
Estas actitudes suelen resonar en las redes sociales, agravadas por perfiles falsos y abusos por parte de personas adultas. El grooming es un delito penado por la ley.
Las interacciones digitales aumentaron en el contexto de emergencia sanitaria, donde las condiciones de aislamiento preventivo y distanciamiento social obligaron a las comunicaciones a través de los dispositivos. La línea 137 es una herramienta disponible para pedir ayuda. Si se toma conocimiento o se sospecha que hay una víctima de violencia familiar, abuso sexual, grooming o explotación sexual es posible obtener contención e información a través de los equipos profesionales. Desde la Cooperativa de Trabajo Ecomedios adherimos a la difusión de la línea 137, desde el año 2020, reconociendo la importancia de este recurso y la necesidad de resguardar las infancias locales. Lectoras y lectores de Ecodías lo verán en este ejemplar, como así también, en las ediciones de Ecos Puntaltenses, Ecos de la Tierra y Ecos de la Comarca. De esta forma, asumimos el compromiso de comunicar y concientizar sobre estas problemáticas que nos involucran, como a toda la sociedad.
Autor: Redacción Ecodías
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