¿Qué
vale más: un candidato o un programa?
“Mire que lindo mi país paisano / Si uste lo viera como yo lo vi” (Argentino
Luna).
Sus ríos, caminos, rieles, sus regiones económicas, sus puertos, sus riquezas
naturales y su más preciado tesoro, su gente, “El Pueblo”.
Domitío -según Platón- le contaba a Sócrates la diferencia entre lo bello y lo
hermoso.
El filósofo Kant superó esa apreciación en una sola palabra: “sublime”.
Me llevó la vida conocerlo, gracias a la vida que me ha dado tanto.
La especie humana conocida como animal pensante se debate en el dilema de
Hamlet, “ser o no ser”.
Vivo un apasionado romance con la vida y con mi patria.
Porque como dice un tango “Aún te sigo queriendo”; incluso en plena batalla
electoral, cuando no todo lo que brilla sea oro.
Regreso a un olvidado idioma, el latín “Res Non Verba” -“hechos y no
palabras”-, del romance a lo concreto y político.
En 1990 tuvimos la visita de un académico ruso, contratado por la empresa que
realizó el dragado (océanologo), tuvo contacto con sus pares argentinos, y
recorrió nuestra Patagonia en viaje de estudios.
A la sazón yo trabajaba en la industria pesquera de altura y frigorífica, un
amigo (intérprete ruso) me dice que el profesor Antsiferov quiere hablar
conmigo, y me propone que antes de regresar a Rusia desearía, él como Miembro
de la Academia de Ciencias de la URSS, establecer un Convenio Científico con la
Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca; convenio que se suscribió
posteriormente con las firmas del profesor Antsiferov y el entonces rector
Braulio Laurencena, y que consistía en el estudio, exploración y explotación
del Mar Argentino, en materia ictícola, petróleo, gas, e incorporaba la
optimización de todos los Puertos del sur.
Yo incorporaba por otro lado mis proyectos sobre nuestra Región Económica. Mis
contactos con Rusia y China se remontan a muchos años, con China unos 56 años,
con Rusia no menos de 40.
Hoy las relaciones entre Argentina, China y Rusia son excelentes.
Jamás en la historia de estos tres países se llegó a esto, y no creo
equivocarme si digo que falta aún lo principal.
Por eso, como lo decía mí paisano Don Ata “como arrimándole leñita al fuego”,
cada tanto les voy acercando estudios y proyectos. A China, Rusia, presidentes
y ministros nuestros, les voy acercando estudios, planos, todo con fundamento
científico.
Dicen que la gota de agua orada la piedra.
Va esto como contribución al desarrollo de nuestras relaciones económicas,
sociales y políticas.