Jueves
9 de octubre, amanece…
El compositor ruso Stravinsky musicalizó una de sus obras titulándola “La
consagración de la primavera”.
En esta parte de la tierra argentina, estamos entrando en la primavera.
El FMI consagró a China como primera economía del mundo.
El partido comunista chino en su último congreso se planteó duplicar su
producción económica y concluyó con estas palabras: “Se puede cambiar al
mundo”.
El sistema de producción capitalista entró en crisis económica, financiera,
social y política. Ha sido superado. Los próximos 10 años viviremos un proceso
de readaptación. Se está creando un nuevo orden económico a nivel mundial.
De los 200 países que conforman el mundo, tierra, 190 tienen gobiernos de neto
corte burgués capitalista.
Fruto de la acumulación desmedida, de productos que tendrían que ser destinados
a satisfacer las necesidades de la humanidad, el hombre degeneró en monstruo.
La estructura capitalista creada en 200 años, desvirtuó el concepto humano y el
de la función social de la economía.
La división humana en clases sociales y sus derivaciones a nivel de gobiernos
consecuentes con su matriz originaria, las burguesías capitalistas.
Recordamos en este mes de octubre 522 años del genocidio español que asesinó a
70 millones de personas de los pueblos originarios de América, y 522 años en
que la Europa civilizada colonizó y destruyó continentes enteros: para
convertirse en primera economía capitalista, saquearon el mundo.
Ahora como imperio capitalista tiene que someter al mundo para mantener esa
máquina infernal que creó.
Siendo un Nuevo Orden Económico mundial lo que se está gestando en el mundo, al
crearse con China una alternativa, los mismos gobiernos burgueses capitalistas,
que no son dueños de sus propios recursos naturales, y cuyas economías están en
manos de las grandes corporaciones trasnacionales, se verán compelidos a girar
hacia oriente.
En cada país se agudizará el conflicto entre ser país libre y soberano o
dependiente.
Las ventajas que ofrece el nuevo orden económico y las posibilidades que se
abren con China son categóricas. Los gobiernos no podrán engañar a sus pueblos,
y estos obligarán a que muchos de ellos -aun en su condición de clase burguesa
en el poder- busquen respuestas que contribuyan a paliar sus debilitadas
economías.
La primavera como ciclo de la naturaleza (hoy afectada por el cambio
climático), seguirá su curso in eternum.
La primavera del hombre, esa sí podemos anticiparla.