Esta
madrugada del 7 de julio, aún sin sol, escribo esta nota, insólita por cierto
pues el destinatario seré yo mismo. E invoco al General San Martín, que dijera:
“Yo no me pertenezco a mí mismo, pertenezco a América”.
Y aunque hablara en primera persona, el que habla no soy yo, soy nosotros, soy
todos.
Así como comprobar que mis pensamientos coinciden con los de Néstor Kirchner,
al cabo de muchos años me pone contento, me doy a mí mismo un apretón de manos
y me saludo.
Recibí hace unos días, una declaración de quien fuera Ministro de Relaciones
Exteriores de Néstor Kirchner, Rafael Bielsa, en la que vierte conceptos claros
de la visión que tenía Néstor con respecto a China.
Bueno sería reproducirla en su totalidad, solamente extraigo lo siguiente: “Fue
necesario profundizar en el conocimiento del modelo de desarrollo -basado por
entonces en la inversión y en las exportaciones, y también en el mercado
interno-, en la sostenibilidad del crecimiento dentro del contexto del vértigo
de su fase expansiva, en las grandes empresas estatales energéticas y las
organizaciones financieras, en los rasgos de estilo y los protagonistas de su
política doméstica (el Congreso Nacional del Partido, el Comité Central, las
reuniones plenarias, el Buró Político, las Comisiones Centrales, la Asamblea
Nacional Popular, el socialismo con características chinas, Jiang Zemin y la
teoría de la Triple Representatividad, la Concepción Científica del Desarrollo,
el liderazgo colectivo)”.
Plena coincidencia.
Durante años (54) mantengo relaciones con la República Popular China y los he
interesado en varios proyectos importantes en los que podrían participar.
En este mes de Julio se espera la visita de su Presidente, ocasión propicia
para recordarlos: Puertos. Ferrocarriles. Riego para tres Provincias. Petróleo.
Gas. Cereales.
No es poca cosa, tratándose de nuestra región económica, pensar que podría
modificar la geografía económica de todo el sur argentino.
Vayamos a las coincidencias de opinión.
Al superar mis 80 años me propuse convertirme en un jubilado que, sentado fogón
mediante frente a mi escritorio, sólo me dedicaría a leer y escribir.
Me preparé concienzudamente colocando en una caja unos 30 volúmenes editados
con rigor científico y por una Academia de Ciencias. Allí están los Congresos
del P.C. Chino, sus planes y proyectos, críticas y autocríticas.
Marqué partes de cada libro, incorporé pequeñas notas sobre lo que me gustaría
escribir.
¡Qué lindo hubiera sido cotejarlas mano a mano con Kirchner! Él se fue y yo quedé
casi ciego (no puedo leer).