Son
los pueblos los que van a ocupar el lugar que tú dejaste capitalismo como
modelo y sistema de vida ha caducado.
Una civilización puede dar paso a otra, a lo que llamamos “Ciclos históricos”.
Escribo con deliberada actitud, una expresión popular, un tanto grosera (boca
sucia): con m… (excremento) no se hacen caramelos.
Con el capitalismo y sus 200 gobiernos burgueses que han fracasado, la
humanidad compuesta de pueblos no tienen destino, salvo “cambiar al mundo” y
para eso hay que cambiar al hombre.
Marx, filósofo, señalaba que no basta interpretar la historia de la filosofía,
sino de cómo cambiar la historia.
Whiston Churchill, primer ministro británico que jugó un importante papel histórico
junto a Roosevelt y Stalin en la segunda guerra mundial, a su término dijo: “La
democracia (capitalista), es una porquería pero no tenemos nada mejor para
ofrecerle al mundo”.
El aporte de la Urss (1940) le dio contenido social a la guerra, no fue suficiente
para cambiar al mundo.
El título con el que ilustro esta nota lo oí en los noticiosos, me quedó
grabado: lo que tenemos que destruir es un sistema económico financiero, por
otro que libere a los pueblos de su cárcel al aire libre.
El mundo que piensa instalar Macri en Argentina, Santos en Colombia, Peña Nieto
en México, Temer en Brasil, son parte del mundo que se derrumba, estamos
viviendo un momento crucial en la historia de la humanidad.
La transición de una civilización que usa y explota a la humanidad en provecho
de un grupo selecto y tan pequeño, avergüenza pensar cómo pudieron llegar adonde
estamos.
La felicidad del hombre, esta especie llamada “humana”, no la conocimos,
estamos al borde de un precipicio, si los pueblos reaccionan, el cambio de
sistema impone condiciones.
Cambiar un mundo no es tarea fácil, convertida en necesidad histórica, como
especie humana, somos nosotros los que debemos decidir.
200 años de esclavitud del capitalismo, su gran poder, no serán fáciles de
doblegar.
En la segunda guerra mundial entre los vencedores surgió como solución “la
coexistencia de los dos sistemas” (soviético ruso y capitalista.)
Hoy no existe la coexistencia, el cambio es total, las viejas estructuras que
ya nada resuelven deben dar paso a formas superiores de vida para la humanidad
encasillada.
En China se han operado cambios tan profundos en la economía y, siendo el país
más poblado del mundo, su influencia será a nivel universal. Su próximo
congreso del Partido Comunista chino es el 18 de octubre: ¡puedan sus
resoluciones salvar al mundo! Cuenta con un buen aliado, la Federación Rusa, el
país más extenso en territorio del mundo, y otros más.
El derrumbe del capitalismo es factible, el dólar es la moneda que se impuso a
nivel mundial. Pero el dólar no tiene respaldo, carece de valor, cada gobierno
de Estados Unidos imprimió cantidades fabulosas, con las que invadió al mundo.
Derribar al dólar, crear una nueva moneda, es contribuir a la caída del
imperialismo, para eso no hacen falta misiles, bombas atómicas, de hidrógeno,
guerras.
Si esto ocurre los pueblos encarcelados podrán aspirar a vivir un poco mejor.
Veríamos entonces la Revolución más democrática del mundo.
Los pueblos serían más libres y con legítimas aspiraciones de vivir una vida más
digna.
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