Vivo
de mi memoria, pues ya no puedo leer.
En una carta que un soldado mercenario español que llegó con Colón, les contaba
a sus familiares que era dueño de un territorio muy grande y tenía más de 200
esclavos.
En las notas que escribió otro soldado, de origen alemán, relataba en su diario
que emprendieron viaje desde el Paraguay hacia lo que hoy es el Perú, pues les
contaron que allí había una ciudad revestida de oro.
La Argentina siempre fue apetecida por extranjeros, en 1806-1807 tuvimos las
invasiones inglesas, en el periodo en que gobernó Rosas sufrimos la invasión de
ingleses y franceses, que fueron derrotados, pero consiguieron separar a
Uruguay de la Argentina y pretendían hacerlo con Corrientes y Entre Ríos, ir
desmembrándola poco a poco.
Argentina fue una colonia hasta 1946.
Perón asume el poder en elecciones que se realizaron bajo la consigna “Braden o
Perón”.
Ni bien Perón tuvo el poder político, nacionalizó todo el poder económico,
quizás el acierto más destacado de su paso por el gobierno.
El movimiento nacional peronista se nutrió en gran parte del pueblo y de la
clase obrera, aunque en el concepto de clases predominó la concepción burguesa
capitalista que se extendió hasta el gobierno de Cristina.
Lo que no ocurrió sino por circunstancias ajenas al concepto de clases, era la
recuperación de las empresas nacionales (con valor estratégico para el país),
que continuaron en manos de potencias extranjeras.
El peronismo perdió las elecciones y si hoy pretende reorganizarse para volver
al poder, no le será posible, pues las luchas que librara el pueblo frente a un
gobierno que no cuenta con los sectores populares, perderá la clase media, y
necesitará imponer el terrorismo de estado valiéndose de la represión.
Los antiguos colonizadores aspiran a conquistar la misma distribución de las
rentas del país que tenían antes, lo que intentan hacer es revanchismo puro.
A la burguesía capitalista del peronismo se les fue la mano concediendo al
pueblo lo que era patrimonio de los colonizadores.
Macri no pasa de ser un testaferro de las grandes corporaciones mundiales,
cuyas acciones -como derecha- están en baja y van a contramano de la historia.
“Un día yo pregunté: Abuelo, ¿dónde está Dios? Abuelo bajó los ojos y nada me
respondió” (de Don Ata).