A nivel campo tenemos un otoño llovedor y el invierno aun no se hizo ver.
Presagio de buenas cosechas.
A nivel electoral estoy sembrando sobre mentes humanas, darle al pueblo buenas
semillas (candidatos). Que no falte trabajo.
Salarios dignos.
Salud y educación.
Viviendas.
Asegurar que el petróleo, gas, agua, puertos, ferrocarriles, caminos, vuelvan a
ser nuestros, junto a sus derechos hacerles conocer sus deberes.
Que el pueblo asuma sus responsabilidades, que no se puede vivir toda la vida
pegados a la teta del estado.
Que el estado somos nosotros, eso que se llama pueblo.
Que no esperemos de arriba lo que tenemos que hacer nosotros, que el que no
trabaja no coma.
Donde los que eligen son los dueños, y los candidatos son responsables de
cumplir con el programa del gobierno, y que los cargos públicos sean revocables
desde el Presidente para abajo si no cumplen con el mandato del pueblo.
Mientras escribo esto en una radio local escucho decir: “La justicia federal en
Bahía Blanca es una vergüenza nacional”. Y me pregunto: Y en el país, ¿qué es?
¿Sólo la justicia es mala aquí?
El término mafia se lo aplicamos a la “Cosa Nostra”. ¿Y cuántas mafias operan
en Bahía Blanca?
En una sociedad como la que vivimos, carente de identidad, insensible, apática
e indiferente, no podemos esperar grandes cosas.
No por casualidad las mismas figuras provenientes del gobierno, no quieren
venir, el gobierno nacional ni siquiera cuenta con el intendente local.
Dios castigó a la ciudad de Lodz (según la Biblia) totalmente corrompida.
El gobierno nos castiga de otra forma y, sin embargo cuanto tenemos aquí y en
esta inmensa región para darle al país. ¿Lo sabrán en el gobierno?
Con que solo me lo pidan…
50 años de estudios e investigación e investigaciones, los estudios del
Ingeniero físico Domingo Pronsato y otras documentaciones con relación al
potencial económico de esta región económica que no tengo inconveniente en
facilitárselos, se los doy.
Y sin pedir por eso un centavo.
Es cierto aquello de que nadie es profeta en su tierra.
Esos mismos proyectos los hice conocer a científicos de otros países, los
consideraron viables.
Me preguntaron por qué no se llevan a cabo.
“Un día yo pregunté: ¿Abuelo, dónde esta Dios? Mi abuelo se puso triste, y nada
me respondió” (Don Ata).