Envenenado
murió Mariano Moreno, alma Mater de la Revolución de Mayo de 1810.
Simón Bolívar, el Libertador de América, traicionado y derrotado, muere
demasiado joven. Hugo Chávez sostenía la opinión de que fue envenenado.
Vladimir Lenin
muere el 21 de enero de 1924,
en Moscú, a la edad de 53 años, víctima de dos balazos que le dieron cuando
salía de una visita a una fábrica de Smolensk, cuyos plomos no los pudieron
extraer sin afectar órganos vitales. Guardo como reliquia un ejemplar del
diario español “El Socialista”, cuya tapa y en grandes caracteres publicó
“Lenin ha muerto”.
John F. Kennedy fue quizás uno de los mejores presidentes que tuvo Estados
Unidos. ¿Por qué lo mataron, y quién fue el autor intelectual de su asesinato?
¿El Pentágono? ¿La CIA? ¿El gobierno de Israel? ¿O la suma de los tres? Poco
conocido y menos aún difundido en los medios de comunicación, es la intimación
que le hizo Kennedy a la primera ministra Golden Meier de que le revelara los
nombres de quienes en Estados Unidos autorizaron la salida del uranio
necesario, que le permitiría a Israel convertirse en poseedor de armas
nucleares. Tal información no fue brindada. A los cuatro meses se producía el
asesinato de Kennedy.
¿Cómo sería la Argentina de hoy si no lo hubieran envenenado a Moreno? ¿Cómo
sería la URSS si no hubiera muerto tempranamente Lenin? ¿Cómo sería Estados Unidos
si Kennedy hubiera terminado su mandato presidencial? ¿Cómo sería América si
Bolívar hubiera vivido 10 años más? ¿Cómo sería Venezuela si Chávez viviera?
Enigmas de la historia…
En la primera página del periódico español al que me refería, publicaban una
entrevista que Lenin concede a periodistas españoles que le reprochan a Lenin
la falta de libertad que impone la revolución rusa. Lenin les responde:
“Nosotros jamás hablamos de libertad, nosotros hablamos de la dictadura del
proletariado”.
¿Cómo Maduro y los que lo acompañan en esta revolución iniciada por Chávez, con
todo el poder que le otorga 18 comicios ganados, con los derechos que le otorga
su constitución, con el apoyo y acompañamiento de las fuerzas armadas, con todo
el oro negro que tienen, y no puede contener a la oposición que le ha declarado
primero una guerra económica, y ahora pasó a una guerra caliente en las calles
de Venezuela, propiciando un golpe de estado?
Las últimas palabras de Lenin me las trasmitieron unos amigos rusos que tuvieron
acceso a los archivos secretos fueron: “¿En qué nos equivocamos?”.