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Las causas del delito
Categoría: Opinión

El delito, al igual que otras patologías de la sociedad humana, pertenece a la historia general de la humanidad. Mas, esto no lo legitima, de ningún modo, razón por la cual el poder político de la sociedad organizada de todos los tiempos ha buscado la represión y la prevención, con mayor o menor éxito, según las circunstancias de tiempo y lugar.
El delito, la falta de seguridad y el desorden infractor, fueron comunes denominadores en la sociedad argentina. Creo que históricamente la etapa de la represión y de respuestas de hecho, propias de la época, fue reemplazada, en la legislación posterior a la constitución y en la misma constitución, por principios humanistas. Ahora las cosas han cambiado, por la magnitud de los delitos y su diversificación, a todo lo cual se suma la corrupción política y no política.
La represión es necesaria, pero a la vez es imprescindible poner los cimientos de una prevención, a través de diversos mecanismos, pero principalmente todo aquello que puede ser derivado de un principio constitucional: el del bienestar general. La falta de una conveniente consideración del problema y la falta de medidas que generen bienestar y progreso cultural, agravan el estado de cosas. Por eso una educada política social es capaz de generar distintos resultados, mediante la posibilidad de trabajo docente, de educación en forma igualitaria y de cobertura de todas las contingencias sociales, de las emergencias y de las situaciones calamitosas que comprometen a los estamentos más desposeídos de la comunidad nacional.
La justicia social implica darle más al que nada tiene; en otro concepto, es la justa distribución de la riqueza; otro concepto se refiere a la riqueza producida por todos, pero esto último tiene que ceder ante la idea de que el que no trabaja porque no puede también merece protección.
La justicia social tiene que producir el igualitarismo social, de modo no arbitrario ni discrecional. Cuando el ser humano no recibe lo que le corresponde, ante una situación apremiante está empujando a tomar por la fuerza lo que no se le concede injustamente. Quiero decir: que el delito, además de las variadas causas por las que se comete, también encuentra una causa de orden económico-social, imputable a la política y a la economía no humanista.
Tal es, el medio del bienestar, para la evitación del delito; me refiero a un bienestar que favorezca la integración de la persona, comprendiendo que la persona es una unidad psicofísica, merecedora del humanismo integral, no solamente materialista. Si se abren caminos distintos para los habitantes han de cerrarse los otros que tienden a la disolución de la sociedad y la confusión de valores, que hacen que las leyes vayan por un lado y los comportamientos por otro.
A la consideración penal y científica del delito hay que sumarle los conocimientos que surgen de la sociología, para entender por qué en la Argentina hemos asistido a hechos similares a los del capitalismo europeo de otros tiempos, como han sido los asaltos a las proveedurías y las acciones directas violentas.

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2008-06-14 00:00:00
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