Tras
cientos de años el capitalismo creó todos los aparatos en el que encerró como
en una cárcel gigante a todos los pueblos, si no entendemos esto no podremos
explicarnos su comportamiento errático.
Hay que entender a la política de Estados Unidos a través de su historia.
La Revolución norteamericana se hizo contra el imperio inglés y francés.
La guerra civil en Estados Unidos fue el norte que se industrializaba contra el
sur esclavista.
La constitución de Estados Unidos -la más adelantada del mundo según Marx-
inauguró la nueva esclavitud a través de la revolución industrial.
Lo que sucedió con los mártires de Chicago ya era capitalismo salvaje, antes
que lo dijera Juan Pablo II.
¿En que se convirtió Estados Unidos? En una cárcel de pueblos. De hecho, en
Estados Unidos hasta las cárceles son de capital privado.
No sólo los perros tienen sus reflejos condicionados (según Pavlov), el sistema
capitalista lo aplió contra los pueblos.
La revolución francesa es un ejemplo de cómo el pueblo se levantó, y también lo
es cómo la burguesía logró el poder.
Viendo lo que está pasando en Brasil, Argentina, Paraguay, lo que les pasa a
Venezuela, Ecuador, Bolivia, se implantan dictaduras contra los pueblos y se
derroca a gobiernos progresistas.
El dominio del mundo capitalista sólo puede lograrse con la esclavitud de los
pueblos.
La liberación de los pueblos se torna difícil, contra estados sujetos a las
formas capitalistas de producción, no les interesa ni admiten que los pueblos
puedan vivir dignamente.
Si somos 7 mil millones es imposible que 500 millones mantengan esclavizados a
6.500 millones, una tendencia hacia cambios en el orden económico mundial ha
aparecido y se va a ir imponiendo.
La réplica capitalista pretende mantener esclavizado al mundo, económicamente,
financieramente y mantener la salud mental de los pueblos encadenada y en
cárceles.
Los gobiernos se convirtieron en guardiacárceles de los pueblos.
Un nuevo orden económico mundial, una paz eterna (que es un espacio entre dos
guerras); darle la posibilidad a los pueblos -la humanidad- de que sean dueños
de sus destinos; transferir el poder económico hacia formas más sociales y
humanas, y producir un nuevo hombre; eso es estar a la altura del momento
crucial en que estamos viviendo.