Dividió
el planeta tierra en países y distintas clases sociales, producto de la
economía que en sus diferentes etapas nos arrastró a toda la humanidad a que
tuviéramos en un mismo siglo y con pocos años de diferencia dos guerras
mundiales.
Hubo que reconstruir gran parte de los países más industrializados de Europa.
La Revolución Rusa de 1917 es una clara demostración de que la economía del
capitalismo y sus periódicas crisis, nos arrastraron a estas dos guerras, que
tuvieron (hasta que Hitler y Mussolini se lanzaron contra la Unión Soviética),
que conformaban un solo objetivo: la lucha por los mercados del mundo.
Razones existen para saber por qué Estados Unidos de Norteamérica pudo
apropiarse y liderar al mundo.
Esta realidad se impuso y de ahí proviene el término imperialista, que no es
otra cosa que el dominio del mundo por la economía, aunque la realidad se la
disfrazó de atributos y conceptos (democracias y gobiernos aparentemente
liberales).
Hasta el mismo concepto del autor ideológico del capitalismo Keynes y su
contraparte, como radiografía del mundo analizó Karl Marx en su libro “El
Capital”.
Y Clausewich al concebir que la paz es un espacio entre dos guerras.
Tiene su trasfondo en lo económico militarizando la economía, politizándola y
al servicio de las grandes concentraciones económicas financieras y de las
grandes empresas industriales.
Recuerdo haber visto fotos de Henry Ford con Hitler, a quien él admiraba.
La economía capitalista está en crisis, su última crisis coyuntural se inicia
en Estados Unidos en el año 2008 y se traslada hasta hoy a todo el sistema a
nivel mundial.
Surge China, que logra superar en lo económico al capitalismo.
Mientras la economía de Estados Unidos no sale a flote y prevalece la
concepción de una economía militarizada a la que se incorporan otros tipos de
guerra fría, aunque no menos contundentes, China mantiene un crecimiento de su
productividad entre un 6/7 %.
Es evidente que los próximos años, el norte de la brújula económica indicará a
China y no irá hacia los Estados Unidos.
El hombre, el culpable de lo que ocurre en este planeta, está ante un dilema.
Si bien tanto China como Rusia han encauzado económicamente, no están en
condiciones (todavía) de imponer un nuevo orden económico mundial más social y
más humano.
El capitalismo en general se lo puede adjudicar a Estados Unidos, como los
precursores de la destrucción del planeta y de su misma sobrevivencia.
La carrera armamentista prevalece en la política de Estados Unidos contra
Rusia.
Hoy hasta el país más pequeño puede convertirse en otra Corea del Norte.
Podemos crear todo tipo de armas y eso está en pleno desarrollo.
No veo al mundo solo como una confrontación de guerras para ver quien se queda
con él, lo veo como una confrontación en que los hombres tendrán que definirse.
Al hablar de los hombres involucro a toda la humanidad.
Debemos decidir si existirá vida y la especie humana sobrevivirá, o si
adoptamos un nuevo orden económico mundial, más social y más humano.
Esa propuesta está en el contenido de lo que tendría que ocurrir en el futuro
inmediato del capitalismo depredador, pasar a un nuevo sistema.
No digo que lo creado por el capitalismo se lo destruya, digo que en el mismo
capitalismo existen (empresarios) que no ven la solución en la política que
aplica Trump en Estados Unidos, donde todo lo que no está de acuerdo con él y
con la guerra es atentar contra la seguridad de Estados Unidos.
Los grandes centros de poder deben admitir que la humanidad (los pueblos) exige
cambios que ellos ya no están en condiciones de promoverlos.
No creo en un capitalismo-socialista, como lo manifiesto en una nota anterior a
esta.
Existió el diluvio universal, los pueblos como humanidad consciente avanzan
hacia un diluvio humano que son los mismos pueblos sus verdaderos promotores y
protagonistas, solo una paz prolongada, bajo un programa de paz social y
humana, nos asegurará la vida en el planeta y la propia sobrevivencia de la
especie humana.