Lenin
tenía por costumbre colocar una pregunta antes de comenzar un análisis, estudio
o crítica. Como inicio y propósito de lo que él pensaba. La palabra era: “¿A
quién beneficia?”.
Yo aprendí a poner un mapa de la República Argentina antes de escribir y como
lo hago con la política, aprendí a mirar lo nuevo que nace, y no lo que está y
brilla en el candelero.
Los antiguos galeotes (esclavos) remaban al compás de un tambor que marcaba el
ritmo.
Si queremos realmente cambiar la historia, liberemos a los galeotes, dicho de
otra forma, a los pueblos esclavizados.
Que el eje a través de cual gire la política nacional en tiempos como estos de
crisis económica, social y política y concentrado en el Congreso en manos de
senadores y diputados.
Es como lo dijo Landriscina: “Poner al perro a que cuide el asado”.
Al pueblo argentino lo están golpeando sin misericordia, no les importa quien
caiga.
Como no les importa la Patria, en defensa de sus intereses la están
destruyendo.
Necesitamos algo nuevo en política, y no va a suceder si lo dejamos en manos
tramposas. Hoy, un juramento; mañana, una traición. Así son.
Tiene que venir la tormenta desde abajo y barrer todo lo viejo y corrupto.
Dicen que maldición de burro no llega al cielo.
Sin embargo, el burro jamás pisa dos veces la misma piedra.