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Francisco I y los Presidentes de Israel y Palestina
El Cardenal Bergoglio nació en la Argentina. Francisco I, después, cuando el humo blanco le anunciara al mundo que tenía nuevo Papa.
Categoría: Opinión

El Cardenal
Bergoglio nació en la Argentina. Francisco I, después, cuando el humo blanco le
anunciara al mundo que tenía nuevo Papa.
Las religiones son como patentes registradas, no se comparten, no son
sociedades anónimas cuyas acciones pueden comprarse cualquiera en las bolsas de
valores: los valores intrínsecos de cada religión no se permutan. A lo sumo
entre ellos mismos.
Así le ocurrió a un judío que emigró a Estados Unidos. Vendió lo que tenía y
con esos dineros llegó a Nueva York, la recorrió, recorrió el barrio judío,
calle por calle, y no vio nada que le interesara, hasta que descubrió un
negocio judío en el que entraban y salían muchos paisanos. Decidió entrar y
enterarse qué tipo de negocio operaba allí. Se acerca a un empleado y le
pregunta qué tipo de negocio era ese. Le responden: “Vendemos lotes en el cielo”.
Vuelve a preguntar: “¿Cuánto cuestan?”. “Eso depende: si usted quiere estar
cerca de Moisés, salen muy caros… precios más convenientes encontrará al lado
de los profetas”, y le entregaron un tarifario.
Calculó el dinero que disponía y decidió comprarlo. Hicieron los papeles,
entregó el dinero, le dieron un recibo, se retiró satisfecho.
No había hecho una cuadra cuando recordó que algo no había preguntado. Regresó,
y le preguntó al vendedor: “¿Ahora, qué debo hacer?”. La respuesta fue sencilla:
“Nada, esperar…”.
Los sectores ricos de la comunidad judía adhirieron por la corriente política
del sionismo, en la mayoría de las casas se distribuían alcancías, el destino
de esos dineros era: comprar tierras en Israel.
Sionistas y no sionistas compartían un mismo sentimiento que se reflejaba en el
saludo de cada judío al despedirse: “Le Szono Abo Birusolain” (Nos veremos en
Jerusalén).
Después de la segunda guerra mundial, iniciada por el reparto de los mercados
al invadir Hitler a la URSS, pues ese era el sueño dorado de Estados
Unidos, Inglaterra, Francia, etc., Alemania propuso la unión de todos esos
países contra la URSS, para someterla y ganar ese inmenso mercado para el
capitalismo, significaba un bocado apetecible, pero Hitler imponía condiciones
inaceptables.
La entrada de la URSS en la guerra modificó su contenido. A su término, más de
50 países se independizaron, entre ellos Israel.
Simon Peres junto a Ben Gurion y Golda Meir, que venían de la socialdemocracia
rusa, fundaron el estado sobre bases jalutziana y kibutziana (pionera y en
favor del kibbutz) y cooperativistas.
Desaparecido Ben Gurion, Golda Meir y los principios en los que se fundó Israel,
Simon Peres es presidente de un gobierno ultra derechista. Convertido por
Estados Unidos en la punta de lanza del imperialismo en el Medio Oriente, se dotó
al Estado de Israel de mucho armamento militar y uranio para sus armas
atómicas, que reviste carácter antisemita, antihumano y racista.
Haberle otorgado a Obama el Premio Nobel de la Paz, pone en duda la capacidad
intelectual de quienes se lo otorgaron.
La decisión sobre el futuro de Israel recae en su pueblo.
Ajad Ham, gran pensador judío, escribió el libro “El camino del retorno”.
La intención de Francisco I es buena.
Bergoglio, en el Vaticano no se toma mate. No se lo diga al Papa, pero si
quiere le envío un kilito de yerba de la que le gusta tomar. Acuérdese de la
anécdota de San Martín y su baquiano quien le dijo: “Que de esto no se entere
nada el General San Martín”.

Por qué el Mesías judío decidió no venir
Despertó de su sueño milenario, y recordó que le habían encomendado la tarea de
bajar a la tierra. Es posible que Dios no haya quedado muy conforme con los
resultados de Moisés, de manera que la llegada del Mesías se convirtió en la
piedra angular de la religión judía y pasó a ser “una asignatura pendiente” que
lleva ya tanto tiempo sin cumplirse, que se fue desdibujando en el tiempo y
poco se cree.
Habían pasado 400 años de esclavitud bajo el imperio egipcio, cuando Moisés
saca al pueblo judío de Egipto, con destino a la tierra prometida. Al bajar de
la montaña con los 10 mandamientos se encontró con que habían creado y adoraban
un nuevo dios: “El becerro de oro”, y extrañaban la miel y la leche del amo
egipcio. Moisés dedujo: Con este pueblo no puedo entrar en los dominios de la
tierra prometida, y los hizo vagar 40 años en el desierto esperando crecieran
nuevas generaciones.
Dios no despertó del sueño al Mesías y lo dejó dormir por otros miles de años.
El advenimiento del cristianismo es la expresión de los indignados de aquel
entonces, y surgió la necesidad de crear un nuevo Dios en la tierra.
Como Dios existe por encima de todas las cosas, su continuidad y permanencia
recayó en el judío Jesús, convertido en el Dios cristiano.
El gran pensador marxista Antonio Gramsci, condenado por Mussolini a 20 años de
prisión, lo define así en su libro Lettere
di cárcel
: “Los católicos de hoy, son los judíos de ayer”.


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2014-06-23 19:25:00
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