Durante
los imperios griego y romano la resistencia popular a los conquistadores se
manifestó en los pueblos.
La Revolución Francesa (1848) la realizó el pueblo, si bien fue la burguesía de
Francia quien se quedó con el poder.
Próximos a Octubre, el norteamericano Joan Reed escribió “Los 10 días que
cambiaron el mundo” (el sueño de la URSS duró 72 años).
En 1948 Mao toma el poder en China, el sueño aún vive.
En 2008 comienza el derrumbe del imperialismo capitalista después de 200 años
de dominación; al tiempo que se cae, otro mundo surge.
La locura del “capitalismo salvaje” llevará a la destrucción de la naturaleza,
y amenaza la vida y exterminio humano.
La impotencia de los actuales dueños del mundo, viendo que lo pierden, los
lleva a provocar “guerras preventivas”.
Si la mayoría de la humanidad logra imponer la paz, en los próximos 20 años
cambiarán el mundo.
El proceso de transición de un mundo a otro, será difícil.
Freud supo decir: “Nada me hace ver en la creación la felicidad del hombre”.
Yo diría: todo lo que ocurrirá si la paz se impone es la felicidad del hombre.
Si China pudo pasar de un país con 600 a 700 millones de campesinos en extrema
pobreza y convertirse hoy en la primer economía del mundo, ¿cómo no podrá el
mundo en condiciones mucho más favorables con una economía planificada a escala
mundial, que le facilite a los países pobres, subdesarrollados y emergentes
elevar su calidad de vida, con la ciencia y la tecnología puesta al servicio de
la humanidad, donde las ambiciones de poder sean reemplazadas por la
complementación económica entre todos los estados?
Será por primera vez en la historia de la humanidad en que los 200 países del
mundo erradiquen de raíz las desigualdades.
El hombre como especie humana recuperará su verdadera condición humana. ¿Por
qué entonces temerle al futuro? ¿Por qué votar gobiernos de derecha, que sólo
retrasarán el proceso de la historia?
Llevamos 200 años de brutal capitalismo. Al nuevo orden que vendrá, alcanzar
económicamente y planificadamente un nivel de producción para erradicar la
pobreza, y al hombre le llevaría unos pocos años mejorar la salud y educación
con todos los medios a disposición: no es una utopía desatar la energía
concentrada de los pueblos, dotar a la ciencia y la tecnología de los medios
necesarios y mediante su concurso duplicar la producción mundial. Es posible.