La vida me dio años, pero me quitó la vista.
Tengo tres tomos editados en 1986, “Presidentes y golpes militares del Siglo XX”.
Días atrás el general Martín Balza (lo vi por TV) diferenció tipos de golpes de
estado entre cívico-militares y cívico-eclesiástico-militar.
Pero las elecciones nunca fueron democráticas. Desde que se empezó a votar (ley
Roque Sáenz Peña), hecha la ley, hecha la trampa.
El pueblo era llamado a elecciones, pero la política la implantaron las fuerzas
económicas, terratenientes y ganaderos, llamadas las oligarquías.
Al lado de esos tres libros, tengo “La historia del partido radical” en 10
tomos.
Así como el radicalismo suplantó al partido conservador, el peronismo suplantó
a lo que tuvimos hasta que entró en un periodo de descomposición social debido
a su condición y carácter burgués que imprimió a su gestión. Atrás quedaron
Perón 1946 al 55.
Las presidencias de Néstor Kirchner y luego Cristina, insufló oxigeno al
peronismo.
Las dudosas muertes de Chávez en Venezuela y de Néstor en Argentina, intentaron
cortar el movimiento progresista en nuestra America indígena, negra, mestiza,
latina.
Lo que diferencia a las últimas elecciones es que más se parece a un golpe de
estado de derecha, sin participación militar.
El 30 de marzo pasado las fuerzas policiales de la Provincia de Buenos Aires,
unos 90 mil efectivos, decidieron un paro (dos horas), porque el gobierno de
Vidal no cumplió su “promesa” de mejoras de sus salarios.
Los despedidos invaden el Ministerio de Trabajo, y sólo falta que las fuerzas
armadas hagan otro tanto y tendríamos un fenómeno político en el que por
primera vez las fuerzas de seguridad, no apoyarían a un gobierno que habiendo
ganado el poder por elecciones hacen como en Grecia: ganan las elecciones y se
dan vuelta en contra de quienes los votaron.
Pronto, dentro de unos días, nos llegarán las facturas de agua, luz, gas,
teléfono y si son ciertas las cifras de los aumentos, tendremos un golpe de
estado del pueblo.
Y siendo el pueblo quien se levantó no es golpe, es democrático y creo que en
eso estaríamos todos de acuerdo.
Pienso en Calderón de la Barca: escribió un cuento del reinado de dos hermanos
gemelos. Sacaron y encarcelaron al hermano bueno, colocaron al malo y viendo lo
que hacía, retornaron al bueno y encarcelaron al malo.
Macri es una realidad, esperemos que no aparezca un hermano mellizo…