Con las elecciones del domingo 5 de julio, a la
llama encendida durante los juegos olímpicos en la Grecia antigua incorporamos
hoy la llama sagrada del pueblo griego, que comenzó a recorrer el mundo de los
pueblos.
Llevo años en este mundo y en la política, hace
mucho que no veía a un pueblo levantarse y apoyar a su gobierno de izquierda.
Dar su voto sin pensar lo que piensan o hagan los
poderosos del FMI, la Troika europea y los inversionistas.
Como pueblo nos devolviste la vida.
No sé si viviré hoy, mañana o pasado (qué importa):
Grecia me hizo ver que valió la pena vivir la vida, y que a un pueblo con
conciencia no se lo puede esclavizar.
Me inicié en las luchas políticas cuando estalló la
guerra civil en la joven República Española (1936 al 39), era el capitalismo en
su versión mas fascista y de derecha (Franco y Primo de Rivera), en el 40 se
desata la segunda guerra mundial.
Atacan a la URSS y solicito ir a luchar como
voluntario en el Ejército Rojo, no tenía 17 años… “Eres demasiado joven -me
responden-, lucha por nuestros ideales en tu país”; y eso es lo que hago desde
entonces.
Tuve maestros que con su ejemplo me enseñaron qué
era ser comunista.
En aquellos tiempos en el puerto conocí a un obrero griego de apellido
Soldatti, recuerdo donde vivía.
Conocí a Jiménez, obrero tucumano que había
aprendido a leer, y lo hacía en la plaza Rivadavia, les leia el diario “La
Hora” a otros obreros analfabetos, contrajo tuberculosis, lo llevamos al campo,
pero él extrañaba a sus compañeros de trabajo, de lucha de clase.
Conocí en Dorrego a don Federico Corcuera, ejemplo
de vida y de obrero politizado, como el vasco Izaguirre en Algarrobo, los
hermanos Gueper (campesinos), Luciano Caravaggi (italiano), que llegó con una
formación ideológica marxista, y José Magnani, luchador incansable.
Conocí a cientos de hombres y mujeres con quienes
milité en años duros de represión y cárcel.
Recorrí cada pueblo de la región, a veces viajaba en
tren de pasajeros (si tenia dinero), otras en tren de carga…
No importaba, si había un solo compañero, yo llevaba
la voz del partido y trataba de hacerle saber que no estaba solo y abandonado.
Y después de conocerlos me acerqué a Marx, Lenin,
Engels, Mao, Dimitrof, Gramsci, Thorez, Togliatti, Mariategui, Fidel.
Supe de arar y sembrar trigo con caballos y arados
de rejas.
Y supe de sembrar ideas en campos de la mente, que
aún no fueron roturados.
¡¡Gracias, pueblo de Grecia!!! Por haberme vuelto a
dar vida.
Espero que la vida me dé tiempo de sembrar tus ideas
entre mi pueblo.