Como programa y la síntesis que él llevo al
Congreso son una sinfonía política que hace tiempo no escuchaba.
Como político López Obrador está curtido de los males y apremios que vive
México (no es un joven improvisado), fue dos veces candidato a presidente.
Será la batalla que filmó Eisenstein -¡Que viva México!- cuando estuvo en ese
país latinoamericano, la culminación de las que libraron Zapata y Pancho Villa,
y visto desde la visión estética que nos dejaron Orosco, Rivera y Siqueiros.
También yo estoy curtido de males y bandeado de apremios (92 años) y sé que la
batalla será dura y difícil, tomando palabras de Fidel. “Ni aún en las peores
condiciones abandones la lucha”.
Son 3.200 kilómetros de frontera con Estados Unidos y lo que es hoy México,
después del robo de más de medio país.
Lo que quedó está demasiado apresado en los tentáculos del pulpo
norteamericano.
Cada país americano deberá volver a pasar por las luchas independentistas.
Si Lula llegara a convertirse en presidente de Brasil y en Argentina volvemos a
tener un gobierno del pueblo y para el pueblo, podemos aspirar a que America y
el Caribe sean realmente libres, independientes.
Se está alejando el peligro de guerra mundial, son muchos los encuentros a todo
nivel que ven como alternativa un orden económico nuevo basado en la
complementación económica y no en el sentimiento de adhesión al imperio
capitalista.
Y aunque la mayoría de los gobiernos le responden en teoría y práctica
(burguesías nacionales), la crisis del sistema los ha llevado a un callejón sin
salida.
Nada tienen para que los pueblos logren vivir dignamente, aumenta la riqueza
cada vez en pocas manos y aumenta la pobreza y el hambre en un mundo que
demográficamente (en cantidad) va creciendo.
Creo no equivocarme: los pueblos triunfarán.