El desarrollo de los acontecimientos que el sistema capitalista fue impulsando
llegó a tal extremo que puede calificárselo de tumor maligno al que todos nos
vemos arrastrados, no se lo podemos atribuir a la naturaleza ni a los demás
animales.
Solo uno es culpable de lo que sucede: la especie animal a quien la naturaleza
dotó de inteligencia y lo hizo con el mono.
La crisis mundial que padece la humanidad, no se la podemos endilgar a
extraterrestres.
El destino del hombre (como especie humana) fue alterado, quedaron
desvirtuados, el hombres es un producto de sí mismo.
La derivación de la función social del hombre que dio origen al capitalismo -en
cualquiera de sus estados-, el objetivo como “leit motiv” (motivo de la vida),
nos fue llevando inexorablemente a la crisis económica y existencial del
hombre, que no logró concretar su destino como “ser humano”.
¿Sabe alguien cuánto dinero en papel hay circulando en la tierra? ¿Y en manos
de quién está?
¿Es el papel circulante y sin valor el que debería tener como garantía de su
valor como contrapartida a la producción mundial?
¿Hay racionalidad o equilibrio entre dinero y producción? Nada de eso sucede,
solo caos y anarquía.
El capitalismo, que después de la caída de la URSS, dominó a sus anchas a casi
todos los países del mundo, no entendió, ni comprendió y ni le importó el
destino de la humanidad.
Es tan grave el problema que estamos al borde de un precipicio y, como a la
humanidad la gran mayoría la componen pueblos, nos están arrastrando a un
holocausto (la sepultura de la especie humana).
El panorama no es para nada alentador.
Tomado desde este 2018 y con vistas al futuro, el hombre como la serpiente debe
cambiar su piel, no afecta ni a la serpiente ni tampoco a la humanidad, lo que
tenemos que cambiar es el sistema totalmente (como lo hace la víbora) y crear
otra humanidad que nos beneficie a todos los países y pueblos.
No creo en milagros.
Si existió la deriva de los continentes, es factible que en la tierra tengamos
desplazamientos, inicialmente -y como ha sido siempre. tendrá carácter
económico.
Crear las condiciones para la transición del sistema a otro, será difícil
aunque no imposible.
El próximo periodo que atravesará la humanidad se irá gestando si aceptamos
como teoría y práctica el paso de todos los países, en que sean los pueblos
(sus pueblos) los que determinen en qué país y en qué modo quieren vivir.
Todos aspiramos a una vida digna que contemple economías sustentables
equivalentes a vivienda, trabajo, salud, educación, alimentos, dignos para
todos. Esto no se logrará si no imponemos paz en la tierra.
El mundo irreal del dinero podría adaptarse al nuevo orden económico mundial
que está naciendo.
El dominio mundial del capitalismo no desaparecerá pero tendrá que adaptarse a
que no habrá mercados, ganancias para ellos solos.
La competencia ira transformándose en complementación (ni pobres ni ricos).
La planificación científica de cada economía tendrá criterio y contenido
científico.
Esto es posible, depende del camino que tomen los pueblos.
“Un coro lejano de madres que cantan
Mecen en sus cunas nuevas esperanzas”…
Considero como próximo paso de la humanidad que el camino pasa por la
construcción de “gobiernos populares” en cada país, será un dique de contención
al capitalismo brutal que se está imponiendo a los pueblos; y una apertura que
esos gobiernos populares abrirán para crear paz a nivel mundial y vida digna
para los hombres.
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