“Dolor que muerde la
carne, herida que hace gritar” (del tango “Martirio”).
“Mis cuentas no son con Dios, mis cuentas
son con los hombres” (de la filosofía de Don Ata).
Cuesta creer que esta especie, cuyos orígenes se remontan a sus antecesores
chimpancés, u orangutanes, que lo ha llevado a los picos más elevados de un
humanoide ilustrado, haya descendido al mismo tiempo a grados de perversión
inimaginables.
¿Qué es lo que ocurrió para que esta especie humana dejara de serlo para
convertirse en monstruo?
Ese ser que debió convertirse en la obra cumbre de la naturaleza, se transformó
en su asesino, destruyéndola él mismo.
Por eso ya no me asusta ver lo que está pasando en el mundo, un mundo que debía
sustentarse sobre sólidos principios humanos, dirigido por hombres y mujeres
cultos, por la ciencia y la tecnología, en el que la vida y la felicidad humana
fueran lo primordial.
Hoy nos estamos debatiendo entre la vida y la muerte, de la naturaleza y de
nosotros mismos.
Por caso, en la Provincia de Buenos Aires se prioriza la seguridad en las
calles poniendo más policías y creando cárceles, como la de Saavedra.
Todos recordamos la nefasta época de los conservadores que fue el reino de la
oligarquía terrateniente y vacuna de la Argentina, cuando esa sociedad inculta
le tiraba a la policía las migajas que molestaban en la mesa, dejándoles de por
vida la miserable misión de vivir en el submundo de la delincuencia y el
crimen. A cambio les daba para su uso personal el control de la prostitución,
el juego y ahora de la droga.
Los gobiernos pasan, los problemas quedan.
Me dolió conocer el miércoles 17 de Septiembre que la Biblioteca Rivadavia
rematará obras donadas por pintores bahienses, para resolver apremios económicos,
y más doloroso aún, que la Biblioteca de Borges se encuentre en un depósito con
riesgo de desalojo.
Durante la guerra de las Malvinas se hizo un remate de un cuadro de Domingo
Pronsato (donado por su familia), se realizó donde está hoy el Banco Provincia,
en Chiclana y Undiano. Yendo al lugar, pues quería saber a cuanto llegaría el
valor de esa obra -y por los motivos que lo organizaban-, me encontré con un
amigo, hombre de la cultura bahiense, y con la artista plástica Raquel Partnoy.
Les pregunté si ya se había rematado el cuadro. “Sí, me dijo mi amigo, se
vendió en 2000 pesos”, y acotó: “¿Que querés de esta oligarquía de la bosta?”.
Su valor era estimado en 20 a 25 mil pesos.
Antonio Berni me dijo: “Aron, te doy todas las obras que quieras, pero en Bahía
no vas a vender nada” Y así fue.
Ofrecí una obra del vasco Urruchua (premiado en Europa) a 90 pesos a un buen
médico local, fui a verlo con el doctor Ramón Pérez Fontan y le dije: “Quiero
que esta obra quede en Bahía Blanca”. “No puedo, me respondió, acabo de comprar
un toro y me costó 1000 pesos”.
A Monseñor Mayer lo invité a ver una muestra en mi domicilio y en dos salas de
la Sociedad de Fomento de mi barrio, frente a mi casa. El tema: “Arquitectura
Religiosa del Mundo”. Lo acompañaba mientras él recorría y observaba, se detuvo
y me preguntó: “¿Por qué esto lo hace aquí y no en una sala de exposición?” Le
respondí: “Porque nunca me concedieron espacio, ni siquiera se han molestado en
ver lo que hice”. Reanudó su recorrido y en tres oportunidades pronunció estas
palabras: “¡Qué falta de cultura!”.
Lamentablemente la cultura no cotiza en la bolsa de valores del capitalismo
salvaje (según Juan Pablo II).
¡Qué barbaridad, la televisión da como noticia el próximo asesinato de
Francisco I!
De la película “El Padrino”, escena entre un alto prelado del Vaticano y Don
Corleone, el Cardenal le dice: “Creo que tendremos un Papa democrático”, a lo
que responde Don Corleone: “Que lástima, va a morir de un infarto”.
En Inglaterra se decide la independencia de Escocia.
En Londres se encuentra la tumba de Marx, le llevaría una flor y me traería un
puñadito de tierra para guardarlo junto a otro que tengo de la tumba de
Trotsky.
Lo más importante que retengo de Marx es su síntesis del hombre.
Dice así: “El comunismo como anulación positiva de la propiedad privada y
autoenajenación humana, y por eso como real apropiación de la esencia humana
por y para el hombre; debido a ello, como total consciente y dentro de toda la
riqueza de la evolución hasta ahora lograda del regreso del hombre para sí como
un ser social, o sea, como un humano ser humano. Este comunismo es como
perfecto naturalismo: humanismo; humanismo como humanismo perfecto:
naturalismo. Es la verdadera disolución de la controversia entre el hombre y la
naturaleza y con el hombre, la verdadera disolución de la discusión entre la
existencia y la esencia, entre la objetivación y la autoconfirmación, entre la
libertad y la necesidad, entre el individuo y el género. Es la solución de la
charada que plantea la historia y sabe además que es la solución” (Carlos
Marx).
A Marx hay que saberlo leer (no es pa’ cualquiera la bota e’ potro),
comprenderlo es una cosa, endiosarlo es otra.
De un alumno de Platón: “Quiero a Platón, pero más quiero a la verdad”.
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