Me
pregunto si es apropiado al mundo en que nos toca vivir.
La especie que surgió a partir de un desmembramiento orgánico con nuestros
antecesores orangutanes o chimpancés, ¿somos realmente seres humanos?
De Don Ata: “Un día yo pregunté, abuelo, ‘¿donde está Dios?’. Abuelo bajó los
ojos y nada me respondió”.
En la TV Pública todos los sábados se emite el programa Visión 7 Internacional
y siempre comienza con las palabras: “Porque el mundo (humano) gira al revés”.
Fue durante el imperio griego que conocimos la filosofía; aún dentro del
imperio de la esclavitud florecieron el arte y la cultura, ya atenienses y
espartanos guerreaban entre sí.
El hombre como “ser humano”, jamás llegó a desarrollarse.
Las desigualdades sociales y el dominio por vía de la fuerza siempre
existieron.
En el campo social la existencia de ricos y pobres pasaba de una civilización a
la que le sucedía; los intentos revolucionarios hasta el presente no pudieron
modificar ese modelo de vida, creo que es verdad que el sistema y modelo
capitalista fue invadiendo el mundo.
Los valores éticos y morales no caben dentro del mundo capitalista.
La tierra seguirá girando, igual que todo el sistema planetario.
Pensemos por un momento: ¿Que sería del universo (cosmos) si cada planeta
girase a su gusto y paladar?
Y esto es lo que nos está ocurriendo en la tierra donde ese ser (el hombre),
sin control, sin limitaciones, sin orden, ha llegado a tal grado de
descomposición que cuesta creer que existen posibilidades de cambiarlo.
Sócrates fue condenado a morir por los filósofos (sus compañeros) porque hacía
demasiadas preguntas. Creyó en la justicia y, puesto que la mayoría lo
condenaba, aceptó la sentencia.
Reunió a sus alumnos, conversó con ellos, luego se bañó y cambió de túnica,
pidió la cicuta que le prepararon, la tomó, se acostó y a los cinco minutos
moría.
Chéjov lo describe de otra manera en su cuento “La sala 6” (la de los locos);
su director (médico), los trataba como enfermos, sus colegas lo consideraban
loco, conspiraron contra él, lo metieron en el encierro de esa sala, y allí
terminó su vida.
El orden y la justicia se lo imprimen a quien tenga el poder, es
desconcertante, pero la locura se ha impuesto a la racionalidad.
Dentro de este desconcertante mundo, existe un país llamado Argentina: fuimos a
elecciones el 25 de octubre pasado. Argentina no proviene de los pueblos
primitivos, los que había los exterminaron. A los negros -había más que blancos-,
en el período de las invasiones inglesas (1806/07) los mataron; de la raza
negra africana no quedó nada en Argentina.
Después la poblaron trayendo millones de inmigrantes.
El pueblo argentino pasó por el imperio español, inglés, yanqui, soportó malos
gobiernos (neoliberales), dictaduras militares, estamos en plena recuperación
de un país que de propio sólo le quedaba el nombre, y en las elecciones del 25
de octubre apenas el gobierno salvó la ropa.
Ahora vamos a la segunda vuelta, o ballotage.
Lo desconcertante, el gobierno perdió la Provincia de Buenos Aires, y la
derecha va por la presidencia.
No es el nombre lo que vale, sino lo que se juega: el destino de Argentina.
Es evidente que aquí como en todos los países del mundo los pueblos reclaman
cambios para superarse.
Lo cruel y desconcertante es que si se concretan esos cambios y gana la
derecha, esos cambios nos harán retroceder al pasado: inexplicable pero real.