Llamo
patria chica al lugar en que nació mi existencia (Región Económica) y le canto
al gobierno “Algún día llorarás, todo el daño que hoy me haces”.
En la agenda del gobierno somos “El ultimo orejón del tarro” y en esto no hay
desdén de romance, “¡Todo se lo he dado! ¡Todo, todito todo!” (De un pasodoble
español). Veo con satisfacción cómo crecen otras regiones, y me pregunto: ¿Por
qué no nosotros?
El Doctor Rodolfo Lopes, ex intendente de Bahía Blanca, derrocado por un golpe
de estado interno del PJ, hizo declaraciones. Néstor Kirchner le habría dicho
que le había tocado una municipalidad difícil, y si lo fue para él, no le será
muy fácil al actual (se conjugan en nuestra ciudad grandes intereses).
¿Qué tenemos de difícil?
Un municipio que nació con 15.700 km2, reducido hoy a 2.600 nada significativo
en materia de cereales, como tampoco lo es el partido de Coronel Rosales, industria
nacional destruida, ferrocarriles destruidos.
No obstante, geográficamente privilegiado por su puerto de aguas profundas, que
ya no está en capacidad de atender al tráfico internacional marítimo, cuya
tendencia se orienta hacia toneleros y metaneros de 150 a 200 mil toneladas, lo
que obliga a Panamá a ensanchar el canal, Nicaragua quiere construir su propio
canal.
Aquí tenemos un puerto que, si por alguna circunstancia accidental o inducida
se quedara varado un barco en medio de la ría, “Adiós, pampa mía”… Tenemos sí
la posibilidad de crear un complejo portuario de aguas profundas con cuatro
puertos, y sabemos que se ha interesado en ese y otros proyectos de alcance
regional a países como China. En julio próximo se anuncia la visita del
presidente chino, veremos qué se concreta.
Nuestra región se merece un debate, donde podamos hablar como Región (no como
partidos políticos), expresarnos como parte del país.
Hacia aquí convergen cereales, petróleo, gas, ferrocarriles.
Tenemos condiciones hasta diríamos geológicas extraordinarias. Nuestra
“competencia”, el puerto de Rosario, tiene un calado de 30 pies. Por causas
naturales cuando arranca el sedimento en Brasil y se levantan las compuertas
que contienen las aguas, ese sedimento va a parar al Paraná. ¿Qué pasaría si el
calado de Rosario se redujera a 25 o 20 pies? El destino de las exportaciones
del país no puede jugarse a una sola carta.
Como no debería confiarse en White solamente.
Dicen que maldición de burro no llega al cielo. Yo me conformo que le llegue
esto a la Presidenta. “No te olvides de mí, de tu Grisel”, en este caso “Región
Económica”.