Einstein
solía decir que a la Naturaleza le gusta ocultar sus secretos.
A mí la naturaleza me dejó sin ver, me quitó la vista para leer, antes de
escribir a ciegas, salgo al patio convertido en jardín, alcanzo a distinguir
las flores que están naciendo, las regué todo el año, las acaricio.
En esta primavera disfruto lo que la naturaleza nos da, mis retinas se van
apagando poco a poco.
Mi ilusión era llegar a viejo y dedicarme a leer, guardé unos 200 libros
(leídos), marcados con notas, datos, etc., que colocaba en cada uno de ellos
pensando en volver un día a tomarlos y volcar mis ideas y pensamientos.
La vida desde muy “charabón” me obligo a hacerme a mí mismo, soy un producto de
mí mismo.
Y son mis 90 años los que van marcando mi camino.
Ernesto Sábato me dijo un día: “Aron, no abandones la lucha, es lo único que le
da sentido a la vida”.
Berni, Castagnino, Urruchua me brindaron su amistad y, por esas cosas de la
vida a los 70 años tomé por primera vez un lápiz y un pincel. Sin otras
intenciones que plasmar lo que había acumulado en cultura dentro de mí.
Mis dos pasiones: la lucha revolucionaria y el arte y la cultura.
Ezequiel Martínez Estrada escribió “Radiografía de la Pampa” (1930). Yo escribí
ayer mi “Tomografía computada de la Argentina 2015”, a pocos días del ballotage
del 22 de Noviembre.
Discapacitado por el problema de la vista y no poder leer, debo depender de
otras personas; mi crisis es de carácter intelectual.
La memoria no es infinita, reduce mis posibilidades, y sé que yo mismo tendré
que ponerle fin a mi vida intelectual.
Si bien me confieso únicamente ante mi propia conciencia, asumí una
responsabilidad ante el mundo, pues desde hace unos 4 años están saliendo mis
notas.
Públicamente le di a mi país estudios, proyectos, investigaciones, sin pedir
nada a cambio.
Sé que estamos atravesando un momento muy difícil en la Argentina.
Escribí ayer lo que hice en favor de la Patria.
De un viejo tango: “Como se pianta la vida, como rezongan los años”.