En la
semana del 16 al 20 de marzo caminé la Universidad Nacional del Sur, en su área
de Cultura, Escuela de Artes Visuales, Archivo de La Nueva Provincia, Cultural
Inglesa, Arquidiócesis, Instituto Juan XXIII.
Doy descanso a mis pies y trabajo mis neuronas, de joven fui un buen nadador y
sé cuán difícil es nadar contra la corriente… eso es lo que me pasó esta
semana.
¿Qué veo?
Una sociedad que en el terreno intelectual me trata de convencer que ellos son
progresistas y se definen como de izquierda, siendo la burguesía quien los
parió.
“Pinta tu pueblo y pintarás el mundo”, dijo Tolstoi a Chagall.
Cuando por razones de salud política me exilié en Buenos Aires, conocí la ceca
y la meca de la intelectualidad porteña.
El Café Stortoni y otro en Boedo, en uno encontraba poetas como González Tuñon,
y en el otro a Borges, las aguas estaban divididas.
Las corrientes de izquierda tenían un rumbo, las de derecha el suyo (consúltese
la historia de la literatura argentina).
Vivimos dentro de un contexto del neoliberalismo, y lo que predomina son sus
ideas.
La izquierda perdió su rumbo y trata de reencontrarlo. Lo digo cuando llevo
seis horas escuchando las intervenciones del Foro realizado en el Teatro
Cervantes de Buenos Aires.
Los temas abordados son de carácter intelectual, dichas por personas que
provienen del campo de la burguesía con conocimientos y de “verbo” oratoria con
estilo filosófico.
Me pregunto cómo bajar de las alturas en que se maneja esa intelectualidad. Y
entro en mi mundo: el de toda ciudad, con sus casitas de cartón o chapas,
restos de maderas, que yo mismo junto a otros que recolectábamos en los
basurales.
De allí salieron cartones, chapas, maderas, sobre las que pinté mis trabajos de
“Arquitectura Religiosa del Mundo” (dibujos y pintura).
Allí abajo no hay servicios sociales, son terrenos usurpados sobre los que
pende el desalojo, son los que corridos por la pobreza y falta de trabajo
buscan refugio en las “villas miserias”, y no son analfabetos.
Son “Los Miserables” que nos dejó Víctor Hugo, y tanto gustaba repetir Chávez,
cómo hablarles del pensamiento de Francisco I, o del renunciante Papa Ratzinger
(conservador) o lo que dijo un filósofo italiano o el español Ramonet.
No niego, y respeto lo dicho en ese foro, pero me gustaría escuchar los
pensamientos de esa gente, de los indignados del mundo, que hoy ya son muchos.
“Curtido de males, bandeado de apremios” (del tango Anclao en París).
Lamo mis heridas que no cicatrizan.
Lamento no poder leer, culpa de los años y la ceguera.
Fui a mi Biblioteca, lo encontré: descifré su título: “las ideas
revolucionarias del marxismo no son solo historias”, pediré que me lo lean.
La historia de la sociedad humana es un producto social que se pare a sí mismo.
Al niño que nació hace pocos días no le podemos pedir rumbos y definiciones que
civilizaciones no lo consiguieron.
La izquierda contiene hoy espacios muy amplios, conocemos el pasado, nos tiene
atrapados el presente.
Sabemos que viene un nuevo mundo, que hay que crearlo, sin saber cómo hacerlo;
la fuerza de gravedad nos empuja hacia rumbos desconocidos.
¡Que la izquierda no se equivoque!
En tiempos de la Perestroika llegó a esta ciudad (Bahía Blanca) un emisario de
Gorbachov para explicarnos el significado de “La Perestroika”. Habló en el
salón de actos de la Universidad Nacional del Sur, le sugerimos tener un breve
aparte, accedió, me atreví y le dije: “Si existe un cajón de manzanas y una
sola se pudrió, ¿por qué ustedes (URSS y Partido Comunista), tiraron el cajón
(el socialismo) y se quedaron con la manzana podrida del capitalismo?”.
No quisiera que esto vuelva a repetirse.