Argentina
se convirtió en un campo de batalla en el que el pueblo es quien muere.
La lucha parte de un solo sector, los ricos convertidos en empresarios que se
disputan la torta, no veo diferencia entre un empresario como podría ser López
o Báez y otros como Macri y los que subieron al poder.
Yrigoyen pudo ser más progresista que la oligarquía terrateniente y vacuna de
los conservadores, pero no modificó el contexto económico social y político
contenido dentro de un contexto burgués capitalista.
La cuestión radica en que ese sector en pugna, sea hacia lo nacional como
internacional en busca de apoyo a sus intereses, sólo tiene en cuenta su
interés (monetario).
El sentido de Patria fue dejado de lado, sólo se lo ventila el 20 de junio Día
de la Bandera, el 25 de Mayo o el 9 de Julio.
Es escandaloso ver y escuchar a Víctor Hugo, Navarro o Silvestre, nunca existió
tanta anarquía y caos en el país.
Las medidas que aplica este gobierno contra el pueblo, son de tal gravedad que
en pocos meses se calcula que 16 millones de argentinos sobre 40/45 han pasado
de una situación económica más o menos sustentable para vivir, a una pobreza
sin alternativas.
El tarifazo no es una medida económica ante una presunta crisis debido al mal
manejo del gobierno anterior.
No había crisis en el país, la diferencia estaba en que el gobierno anterior
una parte de la renta publica fue a parar a las manos del pueblo,
posibilitándole tener una vida digna que nos permitió vivir un poco mejor.
Con el tarifazo te elevaron los servicios públicos en porcentajes que van del
400 al 2.000 por ciento para que no las puedas pagar.
Y el grado de desocupación es tan elevado que no queda otra que vender o
entregar el país a las grandes corporaciones mundiales.
Harán 4 o 5 años el entonces presidente de la Federación Agraria Argentina,
Eduardo Buzzi, señalaba que se habían vendido a extranjeros -incluso a través
de lacayos nacionales- 20 millones de hectáreas y otras 20 estaban en venta.
Ahora sabemos que 30 millones de hectáreas pasaron a manos extranjeras.
Decía Buzzi que el pequeño productor de campo ya no existía; y ahora sabemos
que al mediano productor lo están asfixiando económicamente, pues les
aumentaron los valores de todo lo que necesita en el campo, que lo fuerzan a
vender.
Este gobierno avanzó mas en la destrucción del campo, en el anterior gobierno
existió una ley (burguesa) que decía que de la venta de un campo de 10 mil
hectáreas (como ejemplo), se podía vender únicamente concediendo un 21 por
ciento a capitales extranjeros y el resto a capitales nacionales. Y el actual
gobierno extendió la ley por la que se les concedía un 21 por ciento a campos
que adquirían junto a los nuevos dueños de la tierra hasta un 50 por ciento.
Destruido el campo y en caída libre la industria, con un pueblo sumido en la
pobreza, somos presa fácil para los buitres vengan de donde vengan.
Sin justicia, en el Congreso anidan senadores y diputados que se compran y se
venden, se pasan de un partido a otro.
Donde no existen principios sino intereses, nos han llevado a un callejón sin
salida y, en medio de esa ciénaga cada día nos hundimos mas.
Lo malo es que no se avizoran cambios, incluso de todos los sectores que
componen nuestra sociedad.
La solución no la traerán los ricos empresarios. Tampoco aparecen síntomas de
fuerzas sociales. ¿Qué nos quedará de un país desvastado por la guerra
interempresarial en la que hemos caído?
Y este no es un problema solamente argentino, es a nivel mundial, o se cambia
el orden económico mundial -que es posible- y salvamos lo que llamamos
humanidad, o nos acercamos a un precipicio que ni Dante lo imagino.