Entramos a la Semana de Mayo, una fecha que nos recuerda las luchas en busca de la emancipación y la construcción de una identidad propia. Puede parecer que 1810 es una fecha lejana, y que aquellos objetivos se plasmaron, finalmente, seis años después con la declaración de la independencia.

Sin embargo, el destino de nuestro país, de nuestra región y de nuestra ciudad, sigue respondiendo a presiones y avasallamientos de soberanía. No solo en términos territoriales, también involucra las dinámicas económicas y sociales de nuestra sociedad. La guerra, las exigencias del Fondo Monetario Internacional, los avances sobre nuestros mercados y nuestros recursos naturales, por nombrar sólo los más visibles.

En esta edición, celebramos a las organizaciones no gubernamentales, las instituciones sin fines de lucro, las asociaciones barriales, las bibliotecas populares, los espacios culturales. Su ardua y sostenida labor dan cuenta de cómo la gente se organiza para buscar soluciones a sus problemas, intereses o preocupaciones.

Cómo a través de una acción colectiva en pos del bien común, vecinas y vecinos integran la sociedad de fomento para mejorar las condiciones de vida, solicitar respuestas de las autoridades o generar un espacio verde para disfrutar en familia, una pista de salud para ejercitarse cerca de sus hogares, pedir un servicio u obra pública indispensable. Reuniones, asambleas, estatutos, cuotas societarias, petitorios, proyectos y mejoras, todo pasa a ser parte de las soluciones, que tienen la marca de cada barrio.

Existe en nuestra ciudad infinita cantidad de agrupaciones que atienden y gestionan acompañamientos frente a enfermedades, padecimientos o discapacidades. La ayuda mutua es un pilar ético, y pone de manifiesto los aspectos más humanizantes de nuestra especie.

El trabajo en equipo da cuenta de la solidaridad como herramienta, y el asociativismo barrial, social, cultural y económico se convierte en espacios de autonomía, decisión y creatividad donde tiene valor lo propio.

Autor: Redacción Ecodías